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[reproducir multimedia para un mejor ambiente al leer <3]

── • ──

Los días transcurrieron, y Angel intentó hacer todo lo posible para no cruzarse con Alastor en ningún momento. Lo esquivaba en pasillos, y no era capaz de verle al sentirlo cerca, lograba distinguir su presencia gracias al sonido de sus zapatos cuando este caminaba.

Días en los que Angel en ningún momento se había tomado el tiempo de... autocomplacerse. Estaba tan abrumado en sus pensamientos que olvidó por completo el hecho de que era un actor porno, y que al menos 2 veces al día se masturbaba, o jugaba con algún vibrador. Toca recalcar que lo mismo ocurría con el contrario, este simplemente perdió esa chispa que encendía esa montaña rusa que le incitaba a tener sexo, y esa chispa era Angel Dust. No le interesaba en lo absoluto tener relaciones con otro ser demoniaco del área o la ciudad.

No si no era con su pequeño.

Había estado ocupado firmando unos cuantos papeles del alcade infernal que básicamente eran pura basura que recitaba que en seis meses, todo el poder del mundo infernal se le sería otorgado a él, junto a Charlie. Se encontraban juntos en la sala de aquella gran casa rodeados de lujos y un aroma dulce que los abrigaba, con Lillith y Lucifer destrás de ambos, observando a detalle cada uno de sus movimientos cuando leían los contratos.

Un suspiro de cansancio acortó─el para nada relajante─silencio en donde estaban todos envueltos como una burbuja ─¿Es necesario tanto papeleo para esto?

─Lo es, cariño, así que no te quejes e intenta acabar rápido. ─alegó con un tono seco y demandante la hermosa dama detrás de ella, sonriente. La chica volteó a verle chocando en una profunda batalla de miradas que lucía ser interminable, los ojos penetrantes de Lillith hablaban por si solos, transmitiendo una corriente de amenazas que Charlie logró comprender si esta se negaba a continuar con el proceso, dándose la vuelta, rendida.

Ambos chicos sentían presión por ambas partes. Estando ahí sin desearlo.

Alastor cerraba los ojos con fuerza cada vez que leía en aquellos testamentos la palabra "... Alastor, al contraer el acto de matrimonio con Charlie Magne será concedido..." con la simple intención de viajar en el tiempo para volver a aquellos días que disfrutaba de la calidad de vida que tenía junto al jóven peliblanco.

Le dolía imaginar que después de todo este revoltijo de compromisos que tenía por delante, el poco tiempo que podría ver su delicada figura sería tarde por la noche, sin contar el hecho de que lo más probable es que este se durmiese mucho más temprano, o saliera como hacía de vez en cuando.

Había algo que le preocupaba cada día que pasaba: No había visto a Angel en toda la jodida semana.

¿Acaso ya se había enterado? Rogaba a sus adentros que no, y que solamente se ha equivocado por preocuparse demasiado. Aquello le causaba demasiado estrés, solo podía recordar la vez en la que el chico le regaló el mejor masaje de su existencia como demonio.

"Ojalá sentir los cálidos brazos de Angel, al menos una vez más" pensó el peli-rojo mientras observaba fijamente a un punto perdido de aquél papel con cientas y cientas de letras.

─¿Acabaste, hijo? ─ una voz ronca que logró hacer temblar a Charlie quien resopló por aquél susto que causó aquél profundo sonido.

Lucifer se dirigió al contrario como era de costumbre, como lo hacía cuando le texteaba sobre todo el espectáculo que llevaban planeando desde hace meses, notando como aquellas palabras incubrían la fríaldad de las mismas, siendo para nada honestas o sinceras, solo con el fin de fingir algo que no es. Fingir una confianza neutral entre los dos adultos.

─No, señor. Estoy a punto.

Una risa maliciosa resonó por todo el lugar, para luego acabar abrúptamente y pronunciar lo siguiente: ─Pues apresúrate.

En la habitación se lograba percibir una vibra para nada buena, y sobre todo... incómoda. Llena de mucha ignorancia e hipocrecía.

En la mente del pobre peli-rojo abarcaba una única pregunta: "¿Qué estaría haciendo Angel en estos momentos?"


(...)

─¿Y ahora por qué te enojaste?

─No encuentro mi dildo favorito. ─Una risa descontrolada por aquellas palabras salió de los labios de la grizácea jóvencita.

─¿Favorito? O sea... ¿cuántos tienes?

─ Tengo 14 de todos los niveles de vibración y tamaños diversos, para tu información. ¿Algo más?─ Husker hizo una cara de disgusto llevando una mano a su rostro, lleno de completo asco─, ¿qué?

─No era necesario dar tanto detalle. Angel. Además de parecer una puta abuela gruñona, luces... necesitado de sexo.

El chico se congeló al escuchar esas tres palabras de su gatuno amigo. Necesitado de sexo, pues al parecer eso era. Angel se volteó bruscamente chocando una mirada de odio con Husker, quien soltó carcajadas cuando notó que este se había puesto aún más rojo que un tomate. Vaggie se le unió a aquella sinfonía tan irritante que habían creado, el pobre chico solo tomó sus cosas y se largó indignado, lleno de furia, a su habitación para luego cerrar la puerta de un solo golpe, causando de la risas subieran aún más de tono. 

Quería relajarse, sentir su cuerpo flaquear ante tactos en sus zonas más débiles pero que lograban hacerlo sentir mejor que nunca. Necesitaba ser tocado por las manos de Alastor, ser maltratado o tratado de la manera más sutil posible, solo con él. Un río de lágrimas comenzó a descender de sus ojos con rapidez, la única persona que ocupaba su mente era la misma que rompió su corazón, con el mayor descaro posible que ni siquiera fue capaz de decirle lo que estaría a punto de hacer. Las manos del jóven subieron hasta sus cabellos jalándolos con algo de fuerza, sus demonios internos estaban disfrutando verlo de esta manera, tan vulnerable y débil.

Y es que, lamentablemente Alastor había cruzado esa frontera de ser algo reemplazable, a ser esencial. Esencial en su día a día, como una droga para la supuesta "felicidad" que le hacía sentir, cuando le hacía reír, enfadarse, y sobretodo, aquellos abrazos luego de sentirse tan mal, que decían por sí solos un "estaré junto a ti, siempre".

Ese siempre se rompió aquél día. Angel estaba roto, y nada más que eso.

Hoy, se había dado cuenta, que cualquier cosa, cualquier burla o risa contra él que simplemente no le agradara, lograba hacerlo sentir mal hasta llegar a este punto.

¿Tanto significaba el mayor para el pobre chico?

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N/A:

YEPAAAA, volvimos ahre que siempre lo digo. Aquí algo con más feelings que lo que usualmente escribo <3

pero el siguiente capítulo sí que tendrá salseo picantón, y del bueno 7u7

pasen bonita noche/día, los quiero, gracias por seguir ahí. Mis fieles lectores uvu

─r.

𝙐 𝙢𝙖𝙠𝙚 𝙢𝙚 𝙛𝙚𝙚𝙡 𝙝𝙤𝙩 | 𝘙𝘢𝘥𝘪𝘰𝘋𝘶𝘴𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora