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Había pasado una semana y media desde que conoció a Mina, dos días desde su última "junta" y unas cuantas horas desde que había respondido un mensaje de su contraria. Por eso Chaeyoung pensaba que podría morir en cualquier momento a manos de Nayeon. Uno, porque no sabía si su mayor tenía alguna idea de lo que había pasado cuando la chica fue a buscar su pasaporte. Dos, porque había incumplido la unica regla que le había puesto para entrar a su casa y tres, porque Jeongyeong le había preguntado si tenía algún problema con su "coneja" cosa que le hizo sospechar bastante.

De todas formas no tenía mucho tiempo para pensar en eso. Estaba en el trabajo y aunque fuera un trabajo de "medio tiempo" debía esforzarse por hacerlo, de la mejor manera posible, si es que no quería terminar su contrato anticipadamente. Por suerte ya era casi hora de cerrar y no habían muchos clientes por lo que sólo debía limpiar algunas mesas o recoger las propinas dejadas por los comensales.

Su compañera de trabajo y amiga, Tzuyu, estaba en la caja dispuesta a mandar al carajo a la siguiente persona que cruzara la puerta, haciendo sonar la campanita que indicaba el ingreso de un nuevo cliente, o a algún pobre estúpido que le preguntara cuál era el valor de algún panecillo que tenían en una vitrina, los cuales estaban junto a su valor correspondiente. Eso hizo, en cierto modo, un poco felíz a la coreana. Por lo menos alguien la pasaba peor que su persona. La muchacha se acercó a su compañera cuando terminó de limpiar una mesa para poder descanzar y conversar un poco.

-- Te juro que si entra alguien más aparte de esos dos gordos que acabas de atender me suicido de la peor forma posible-- habló la más alta, por varios centímetros, mirando a su conpañera.

-- Oh vamos Tzu, hay empleos peores que este-- tranquilizó Chaeyoung a la chica quien levantó una ceja.

-- Sí claro.

-- Al menos no estás pensando que podrías morir por culpa de alguien con grandes dientes delanteros-- una risa de parte de la menor se escuchó, la mesera tenía razón en eso.

Siguieron conversando unos minutos mientras Tzuyu se quejaba de todo y de todos. Igual que su mayor quien maldecía a cada cosa que se le viniera a la mente. Ambas parecían de esas tipicas oficinistas amargadas que sólo toman café y se quejan de lo "terrible" que era su vida, aunque las muchachas no odiaban odiaban realmente el trabajo que tenían. Es mas, preferían trabajar ahí queen cualquier otro sitio ya que su jefe era bastante flexible en todo lo que podía. Nunca encontrarían un empleo como ese, con una buena paga y un jefe maravilloso.

La mayor tuvo que dejar de "quejarse" cuando unos de los dos últimos clientes que quedaban (los cuales estaban en la misma mesa) la llamó para ordenar algo más. Al parecer eran hombres de negocios y por lo visto se quedarían bastante tiempo. Con algo de cansancio la chica fue hasta la "cocina" para decirle a la repostera el pedido del señor.

Cuando volvió a salir, luego de tomar un poco de jugo ofrecido por la otra chica, llevaba el pedido con ella. Realmente era algo bastante simple así que no tomaba mucho tiempo prepararlo. Lo puso sobre la mesa con una sonrisa para luego ir dónde la cajera a recargarse en su espalda. Tzuyu soltó una risita, no parecía que esa chica era mayor que ella.

-- Cualquiera que te viera no pensaría que vives una historia de amor-- dijo llamando la atención de la más baja.

-- Yo no estoy viviendo ninguna historia de amor-- se apartó rápidamente sintiendo como sus mejillas ardían.

-- Cómo que no-- la chica levantó una ceja-- Y la chica de la que me hablaste el otro día.

-- ¿Mina?

-- Sí, esa misma-- habló mientras se apoyaba en el mesón dela caja-- ¿No era que sentías algo por ella?

-- Agh... Dije que sentí algo raro en ella.

-- Neh, es practicamente lo mismo-- la chica se encogió de hombros restandole importancia a las palabras de su mayor.

-- ¡Claro que no!-- negó golpeando levemente y sin nada de fuerza el brazo de la otra-- Es muy distinto.

-- ¿En qué?-- Tzuyu miró a su amiga esperando que respondiera.

-- P-Pues en todo.

-- ¿En todo?

-- Sí.

-- No lo creo-- la menor cerró los ojos un momento-- Digo, se encontraron de la nada en un incidente confuso. Con una excusa algo barata ella te besó, en más de una ocasión y te gustó. No niegues que te gustó. Además se han juntado a pasear en un parque y por si fuera poco tienes su numero de teléfono para poder hablar con ella sin que nadie lo sepa.

-- Las cosas no son así-- la chica se cruzó de brazos inflando sus mejillas.

-- ¿No?

-- Bueno, sí son así...-- Chaeyoung se cubrió el rostro por unos segundos intentando calmarse-- Pero haces que suene como si fuera un dorama, además, técnicamente nos encontramos de pura casualidad en el parque.

-- ¡Ay lo siento!-- dijo la otra fingiendo notoriamente-- Lamento que tu vida suene a dorama barato o novela cursi complicada.

-- ¡Tzuyu!

Una vez que la menor dejó de molestar a la mesera, y los dos últimos clientes se retiraron, ellas junto a la repostera cerraron el local para poder irse cada una a sus hogares. Era tarde por lo que no había mucha iluminación aparte de la pública. Lo unico malo del empleo era que al abrir el local a las seis de la tarde debían cerrar a las once de la noche. Aun así las tres chicas caminaban tranquilamente mientras hablaban amenamente, esperando llegar al lugar de destino de cada una.

La primera en irse fue Tzuyu quien se despidió de ambas agitando su mano mientras cruzaba hacía su edificio, en su mente sólo estando la imagen del pequeño Gucci quien esperaba a su dueña intentando no caerse de sueño. Dahyun, la repostera, fue la segunda en abandonar a la muchacha cuando llegaron a la parada del autobus que ella tomaba.

Chaeyoung siguió su camino en silencio. Sólo de faltaban unas cuadras para llegar a casa y poder descanzar hasta el día siguiente. Vio que le había llegado un mensaje cuando se estiró sobre su cama. Era de Mina.

Sus mejillas ardieron un poco al leer que la mayor quería juntarse con ella al día siguiente alegando que era sabado y no tendría nada más que hacer. Dudó un momento. No sabía que tan bueno sería estar junto a esa chica otra vez ya realmente le ponía los pelos de punta con las cosas que hacía. Aún así contestó que le encantaría, la japonesa había acertado con eso de que no tendría nada más que hacer. Iba a bloquear el aparato cuando su mensaje fue respondido.

"Nayeonnie va a salir mañana, así que te esperaré en casa Chaeng"

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Lili Fever [Michaeng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora