IV

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Era extraño, en cierta forma, que la coreana saliera a pasear por las tardes, pero ese día se sentía con ganas de hacerlo. Como si fuera algo de vital importancia. Importancia que se fue de un momento a otro al visualizar a Mina comprando un helado, en un carrito atendido por un señor de edad, demasiado cerca de donde ella estaba caminando. Se acercó, a pesar de que su cerebro le decía que no se acercara a la muchacha, y la saludó con una sonrisa. Después de todo no se habían visto como en una semana, aunque si habían hablado por teléfono.

Obtuvo lo mismo. Una sonrisa, pero no era cualquier sonrisa, era una gummy smile. Chaeyoung sintió que su corazón se derretía al verla. Claro, no hizo más que preguntar el sabor de helado que la otra había escogido, sólo porque no iba a admitir que casi pudo gustarle esa sonrisa. No iba a darle ese gusto a nadie.

-- Elegí el sabor de tus labios-- respondió la japonesa, importandole poco que aún estuvieran frente al carito de helados.

-- ¿El sabor de mis labios?-- repitió con vergüenza mirando al suelo. Con ese tipo de cosas que decía la otra se le alborotaba toda la mente y no podía hacer nada. Lo mismo que le pasaba con sus mensajes extraños.

-- Sí ¿Quieres probar?-- ofreció la muchacha acercando el helado a su menor.

-- Ahm... Yo, está bien-- Chaeyoung le dio una "mordida" al  aperitivo mientras cerraba los ojos-- Escogiste fresa.

-- Lo sé-- Mina dio un pasó al frente para poder darle un pequeño beso a la avergonzada chica-- Porque tus labios saben a fresa.

-- ¿Eh?-- la coreana se sonrojó demasiado. Definitivamente su contraria no tenía vergüenza como para ir y besarla en la calle frente a alguien más.

Tuvo que cubrir sus mejillas, las cuales estaban rojas a más no poder. El señor de los helados sólo las veía sonriendo. Le parecía que ambas eran una linda pareja. Aunque a Chaeyoung le pareciera que la actitud de su mayor era inaceptable. Ni siquiera eran pareja como para que la besara así de la nada. Escuchó una leve risa, a la japonesa le daba risa su estado.

Se puso nerviosa y comenzó a golpearle el brazo levemente al tiempo que le regañaba por robarle un beso. A Mina eso le parecía de lo más tierno, a pesar de que estuviera luchando para que su helado no cayera al suelo estrepitosamente. Con cuidado rodeó la cintura ajena logrando que la otra se acercara a ella.

Soltó una última risita antes de volver a besar a la menor. Esta vez de forma lenta, sus labios guiando los ajenos, los cuales no eran muy expertos pero le intentaban seguir el ritmo. Las manos de Chaeyoung se aferraron con fuerza a sus hombros y sus pies de pusieron en punta de forma inconsciente.

-- Lamento avergonzarte-- habló luego de romper el beso-- Es sólo que amo el sabor de tus labios y ahora sólo puedo comer cosas con su sabor.

-- ¡Mina Unnie!-- la bajita golpeó su pecho haciendo que retrocediera un poco-- ¡Volviste a besarme!

-- ¿Eso qué tiene?-- preguntó encogiendose de hombros.

-- Sólo las p-parejas se besan-- dijo apartando la mirada, volviendo a cubrir sus labios. Le avergonzaba tanto que la otra hiciera eso, pero por alguna razón, a pesar de que siempre se quejaba, no le gustaría que dejara de hacerlo.

-- Pero nosotras somos pareja-- Mina parpadeó con inocencia dándole una probada a su helado, el cual comenzaba a derretirse.

-- N-No lo somos-- Chaeyoung habló rápidamente.

-- Sí lo somos-- la japonsea frunció el ceño, casi como si le hubieran dicho algo ofensivo-- Te hice mi pareja el otro día para poder curar tu hipo siempre.

-- ¡Eso no cuenta porque yo no acepté!

-- ¡Sí cuenta!-- la muchacha infló sus mejillas-- Es más, llevabamos un poco más de una semana juntas.

-- ¡No, no cuenta!

-- Sí cuenta-- Mina avanzó hasta su menor-- Cuenta porque te dejaste besar y sólo las parejas se besan.

-- E-Eso no fue así-- la chica se dio media vuelta, no quería ver el bonito rostro de la extranjera decir cosas como esas, sobre todo porque tal vez y sólo tal vez, tenía algo de razón.

La pelea hubiera seguido pero el helado lo impidió derritiendose sobre la mano de la mayor quien le pidió a su "pareja" que lo sostuviera mientras se limpiaba la mano. Chaeyoung no tuvo de otra que sostenerlo viendo como comenzaba a deslizarse por su propia mano. Nunca le había disgustado un helado de fresa, pero definitivamente lo estaba odiando en ese momento.

La japonesa se quejó al ver su golosina mayormente en las manos de la otra. No es que le hubiera costado mucho dinero, pero era del sabor de los labios de la más bajita y ella quería disfrutarlo de la misma manera que disfrutaba los labios ajenos.

Cuando ambas chicas estuvieron con las manos limpias agradecieron que estas no se les pusieran pegajosas. La menor pensó en irse para dejar a Mina sola, pero le pareció muy cruel. Además su mente le decía que debia compensarle lo de su helado ya que en cierta forma había sido su culpa.

Estuvieron caminando por el parque durante bastante tiempo mientras observaban el paisaje con calma. Ninguna decía algo porque no era necesario. Se sentaron en una banca cerca de una laguna artificial admirando como algunos patitos bebes nadaban detrás de su madre con gran entusiasmo.

Chaeyoung miró a Mina. Debía admitir que se veía muy hermosa. Sus ojos negros brillaban más que mil estrellas. La muchachita sintió que su pecho se derretía nuevamente. Intentó acercar su mano a la ajena. Lamentablemente los nervios no dejaban que se moviera un centimetro y de todas formas no sabía porqué quería que su mano estuviera con la de su mayor.

Se cubrió la boca cuando comenzó su hipo. Estaba demasiado nerviosa por pensar en la extranjera. Ni siquiera sabía porqué pensaba en ella o porqué eso la ponía nerviosa. Era algo parecido a lo de juntar sus manos. Sólo quería hacerlo.

Volvió a mirar a la japonesa. Aún cubriendo su boca, se sentía demasiado avergonzada cuando comenzaba a darle hipo por nerviosismo así que no deseaba que la otra se diera cuenta. Claro que la vida no era como ella quería y la otra sí se dio cuenta de ello.

Soltó una risa. La escena le parecía tan linda. La coreana estaba sonrojada hasta las orejas mientras tapaba su boca por su inevitable hipo nervioso y además intentaba acercar su mano a la contraria.

Mina sonrió para luego entrelazar sus dedos con los de Chaeyoung al tiempo que descubría su boca y le daba un nuevo beso. Las mejillas de la menor ardían como el infierno por esa ya no tan repentina acción de su mayor, pero no se alejó.

Simplemente cerraba sus ojos con fuerza intentando seguir el ritmo. Escuchaba como su corazón golpeaba su pecho y su mente diciendole, intentando convencerla de que sólo era para parar el hipo.

Aunque realmente se estaba haciendo la de oidos sordos. No sabía porqué, pero le estaba gustando que Mina la besara y le estaba comenzando a disgustar que se detuviera.

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Lili Fever [Michaeng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora