Capítulo 1

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Dedicatoria:
A Kiel, mi mundo


A mi familia querida


A Susy y Thomi, que también son familia


Y a la abuela y a Eze que confiaron en mí.



Capítulo 1

Su abuela la tomó de las manos y mirándola fija le dijo: "anoche me visitó un ángel". Griselda sonrío, la semana pasada le había dicho que la había visitado San Martín y la otra que había jugado una partida de damas con Quique, su hermano que llevaba casi 35 años muerto. Nunca sabía con qué iba a salir, pero Gris había aprendido que la mejor manera de manejarlo era siguiéndole la corriente en esas conversaciones. Las veces que había tratado de explicarle que eso que contaba no era posible o que su hermano llevaba muerto casi cuatro siglos un torrente de angustia caía sobre su abuela, como si viviera la pérdida de ese ser querido una vez más o cayera en la cuenta de que la enfermedad le estaba consumiendo por completo la mente. Así que simplemente sonreía y le pedía que le cuente más mientras la escuchaba con atención.


-Me dijo que vos sos muy especial, que tenés que cuidarte mucho.


-¿Yo?


-Le dije que perdía el tiempo, que yo ya sabía que mi nieta era especial desde el día en que nació.


Griselda empezó a reírse, esa contestación solo se le ocurriría a ella.


-¿Y cómo era?


-No era. Era todo luz. Me ardía acá,-se señaló los ojos- así que tuve que mirar hacia abajo.


-¿Y te dijo algo más?


-Sí. Pero no entendí.


-Dale, contá.


-Nai. Me dijo nai y desapareció. Qué raro... Me imagino que este no era Gabriel.


Gris le sirvió el té con galletitas mientras seguían conversando y cuando empezó a oscurecer se despidió, tenía que ir a estudiar, solo le quedaban tres días antes del examen. Habló brevemente con la enfermera que la cuidaba en la noche y salió.


El aire frío del otoño la golpeó en la cara. Mientras caminaba sintió como dos lágrimas resbalaban por sus mejillas. Aunque delante de su abuela era todo sonrisas verla así le dolía más de lo que podía llegar a expresar. Era como ver una vela consumiéndose lentamente sin poder hacer nada al respecto. Que enfermedad más odiosa. Como si el ciclo de la vida se fuera repitiendo pero a la inversa, le tocaba cuidarla, prepararle la leche, enseñarle cómo ponerse los zapatos, cómo prender la luz, cómo usar una cuchara de la misma manera que su abuela había hecho con ella cuando era niña.


Cuando llegó a casa, su madre ya había preparado la cena y la estaban esperando con su padre sentados a la mesa.


-¿Y? ¿Cómo está la abuela? Mañana la voy a ir a ver. Hoy se me hizo tarde en el trabajo.


-Estaba de buen humor, la enfermera dijo que se tomó las pastillas casi sin protestar, comió bien. Ah, y dice que anoche la visitó un ángel.


-Sí, si, ahora anda con el misticismo. Me dijo que Dios es extraterrestre y que la Virgen se lo contó. El mes pasado eran los próceres. Le pregunté al Doctor Salinas, me dijo que es normal y que a medida que pase el tiempo por ahí las historias van a ser más descabelladas. No hay nada que hacerle. Sabés que la medicación ayuda a que no avance tan rápido pero igual avanza. Tiene sus momentos de lucidez, eso es bueno.

El cielo es tuyo  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora