18. Día de SPA

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Faltaban 24 horas para la boda del siglo, 24 horas para hacer algo que Arthit no quería hacer.

Su cabeza dolía, su boca seca y pastosa y su cuerpo pesado le impidieron moverse durante algunos minutos, su brazo izquierdo estaba adormecido por el peso de algo. Giró la cabeza y abrió los ojos lentamente, cerrando los inmediatamente cuando la luz del sol dio directamente en su rostro. 

Cuando se hubo acostumbrado a la luz, miro de nuevo a su lado izquierdo y sonrió. Pocas veces podía ver a Kong dormir, generalmente su prometido se levantaba antes que él; pero después de la fiesta era comprensible que durmieran hasta tarde.

Se inclinó sobre su nong ligeramente, retiró sus cabellos húmedos par besar su frente.

-Arthit...- el joven se movió lentamente acercándose a su sol.

-Buenos días Kongphob- su sonrisa sincera y cálida se ganó una tímida sonrisa de su prometido, Arthit solo tenía menos de 24 hrs para decir lo que tenía atrapado en el pecho.

-Ai-oon...

-Kongphob... -ambos hablaron al mismo tiempo

Arthit se movió hasta recargar su espalda en la cabecera de la cama, sacudió un poco su brazo adormecido aún, antes de acunar a Kong en su regazo.

-Kongphob- su voz salió en un suave susurro, el más joven jugaba con sus brazos dejando suaves marcas de besos húmedos al azar sobre la piel.

-Kong... mi luna...- las últimas palabras salieron de su boca como un murmullo casi inaudible, suspiro -¿sabes que ropa usaremos mañana?- Arthit parecía creer que su prometido sabía más que el sobre la boda y sus detalle.

-no...- contesto sin mucho animo, quizas pensaba que Arthit le reñiría por no estar al tanto de los detalles que había planeado con su madre y suegra -P'Cherry me ha preguntado toda la semana y no lo se- levantó la vista para enfrentar al mayor.

-Kong..- suspiro nuevamente -¿conoces a todos los invitados?- Arthit suponía que la mayoría eran conocidos de la familia Suthiluck

-no- volvió a negar -P'Arthit ¿tu sabes cuantos invitados hay? ¡conoces el menor? ¿las flores? porque yo no- Kongphob dejó salir su frustración. No le reclamaba nada a Arthit, pero el no conocía ninguno de los detalles de la ceremonia, y si algo tenía que reprocharle  el mayor sería su afán de consentir todo lo que este quisiera agregar a su boda, bueno eso es lo que el suponía.

-¡Kongphob! ¿como es que no lo sabes?- lo miro alarmado, Arthit acababa de darse cuenta, que ninguno conocía los detalles del evento del que todo Bangkok hablaba.

-P'Arthit, yo solo quiero que tengas la boda que soñaste, con todo lo que deseas y si quieres que me vista de payaso, lo haré.- Kong se incorporó arrodillándose en la cama.

-¿la boda que yo quiero? yo no quiero mil invitados, un salón de lujo y comida rara- Arthit tomó a Kong por los brazos y lo jalo hasta que este estuvo sentado sobre sus muslos.

-¿ah? pensé que todo esto era porque tu lo querias- se acomodó mejor en su cómodo asiento, con una mirada de gran sorpresa.

-Yo pensé lo mismo creí... que eras tú quien quería todo esto, y...- Kong creí que como tu creciste en este ambiente...

-P'Arthit- el joven sonrío, escucho como las palabras se morían en la garganta de su prometido, sonrió y corrigió lo que había dicho, -Arthit, no quiero lujos ni la gran vida, solo quiero pasar el resto de mi vida contigo, quiero un futuro contigo.

-¡ah! ¡que cursi!- las mejillas de Arthit se colorearon de rosa intenso y brillante, sus orejas también se tiñeron, quería decir que compartía la visión de Kong, que también anhelaba un futuro con el. Trono la lengua tratando de tranquilizar su corazón, Kong tenía razón, nunca había mostrado interés en la posición social, en el lujo y el confort, sabía bien que su "prometido"era un niño rico, pero jamás lo demostraba.

-¡Kongphob, escapemos!

-¿en serio?- los ojos de Kong se abrieron ampliamente como un niño pequeño.

-Kong-  pego su frente a la del contrario -esa no es nuestra boda- enfatizó la palabra nuestra -alguien se casará mañana, pero no seremos nosotros

-La boda que yo quiero, es la que planeamos juntos, ¿recuerdas?- Arthit habló tranquilamente, le costaba trabajo expresar sus emociones, generalmente terminaba gritando lo que quería decir.

-La ceremonia en la playa, solo nuestras familias y amigos- lentamente se acurruco en los brazos de su sol -ver las estrellas...- de manera seductora enumerando cada detalle de la sencilla fiesta que ellos planearon en una servilleta la noche que se comprometieron.


Arthit suspiró, todo era verdad ninguno quería la gran boda, sinceramente no la necesitaban, al fin y al cabo ellos ya estaban casados.

El mayor se levantó inmediatamente empujando a Kong sobre la cama. Sin decir palabra se dirigió al armario y sacó su mochila.

-¿qué haces Arthit?- Kong rodó sobre la cama curioso de las cosas que su prometido metía en la mochila.

-empacando ¿y tu?- Arthit no lo miro, solo siguió guardando lo indispensable, artículos personales y su aún desconocida colección de juguetes.

-¿vamos a Las Vegas otra vez?- Kong se abalanzó sobre su senior abrazandolo por la cintura, colocó su cabeza sobre su hombro, pero Arthit fue más rápido y cerró la mochila justo antes de que el más joven pudiera mirar lo que había guardado.

-¡Kongphob!



Una parte de las emociones que Arthit tenía atrapadas en el pecho salieron esa mañana, se sentía más ligero, al fin le había hablado a Kong de algo que lo preocupaba, aún tenía dos cosas más que decir, pero para ello tenía aun un poco más de tiempo. Ahora estaba planeando huir con Kong, no sin antes disfrutar su dia en el SPA. Y aunque antes habían hablado de Las Vegas, ahora solo irían a un sitio cercano y más familiar.


ARTHIT

Llevaba solo unos minutos conduciendo por la carretera, pero cada vez que movía las piernas sentía una rara sensación entre las piernas. La próxima vez, lo pensaría dos veces antes de tomar en serio las sugerencias de sus amigos. Condujo en silencio por un par de horas, casi había llegado a su destino, pero Kong seguia al telefono, comenzaba a dudar que eso de escapar no fuese una buena idea.

-Arthit- el aludido solo asintió con la cabeza, esa sensación incómoda de sus boxer ajustados rozando la delicada, sensible e irritada piel, lo estaba poniendo nervioso. -el Hotel esta disponible todo el fin de semana afortunadamente, y el restaurante quiere que reservemos ya.

Kongphob lo ponía al tanto de su charla, ya que durante todo el trayecto había estado hablando por teléfono. 

-si- su voz temblorosa hizo dudar al joven

-¿Phi?

-estoy bien, es solo que...- estaba listo para confesarle esta travesura a su "luna"

-¿quieres regresar?- los ojos de Kong se inundaron con tristeza.

-¡NO!- 





Viernes, ¿un día antes de la boda?

SOTUS XX. El difícil camino hacia el altar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora