1.- Videollamadas

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Marzo, 12 semanas para el gran día

ADVERTENCIA: contenido sexual explícito 🔞.

Arthit respiraba con dificultad, su pecho subía y bajaba de manera muy acelerada, su piel se cubría de una ligera capa de sudor y sus cabellos negros se aderian a su frente. La habitación de aquel hotel se llenaba de gemidos salvajes y sin restricciones; una de sus manos acariciaba su pecho con desesperación, la otra se ocupaba de atender su erección.

El mayor llevaba sólo tres días en Japón en una misión laboral casi imposible que lo mantenía lejos de su prometido, por eso estaba recostado en la cama con la espalda apoyada en la cabecera, las rodillas flexionadas y los pies apoyados en la cama, con la mirada fija en la pantalla de su computadora portátil.

Del otro lado de la pantalla, Kongphob estaba en una posición similar, aunque tenía dificultades para deshacerse de su ropa, su bata de taller colgaba de sus hombros y la camiseta negra entallada que volvía loco a Arthit, se le enredaba sobre el pecho; su mano derecha arremetía violentamente su miembro empapado en lubricante, algunos chorros de líquido transparente resbalaban por su cuerpo hasta su apretada entrada.

-P'Arthit, amm Arthit... - repetía su nombre en un tono tan dulce que sólo provocaba la ansiedad del mayor. Como si su objetivo fuese torturarlo, Kong tomó del segundo cajón de la mesa de noche uno de los juguetes favoritos del mayor, un delgado diodo color de rosa.

-Kongphob! - Arthit quería reprender lo por torturarlo de aquella manera, cuando el menor dirigió el pequeño a su entrada estrecha, el mayor deseaba estar ahí y ser el mismo quien empujase el juguete dentro de Kong.

-Kongphob! - esta vez fue una súplica, el mayor a veces se lamentaba no haber traído alguno de sus juguetes, pero tenía miedo de que le revisaran la maleta en la aduana. Por eso ahora tenía que conformarse con vídeo llamadas eróticas con su prometido. Pronto su abdomen estaba empapado con un líquido blanquecino y caliente, pero su miembro aún no perdía la erección, con lo que le gustaba la perversa imagen de Kong semidesnudo solo con la bata del taller, aunque también le gustaba sin la bata.

El menor levantó la cadera, dejando a plena vista de su prometido como introducía el juguete en lo más profundo de su cuerpo, anhelando que fuese Arthit quien no sólo jugarse con el, sino quien le invadirá con su propio cuerpo. ¿Qué no habría dado Kong por sentir los labios de su P' sobre su cuerpo.

*Después de la emotiva ceremonia de entrega de engranes este año, los hazer podían relajarse un poco, y enfocarse en su tesis, les faltaba menos de dos meses para terminar la carrera, pero todos estaban más pendientes de la boda. Su línea de compañeros con el mismo código cotilleaba sobre la coincidencia de los números. Era la segunda vez que los códigos 0062 y 0206 se unía. En matrimonio. El destino seguramente.

-P'Arthit, aamm Arthit... - Kong seguía jugando con su cuerpo hasta que ya no pudo contenerse más, estalló su placer sobre su abdomen mientras gritaba el nombre de su prometido. Arthit no se quedó atrás llegando al clímax por segunda vez, mientras pensaba en la cálida presencia de su novio. Sólo un par de días más y podría volver a casa.





Editado: línea temporal y redacción

SOTUS XX. El difícil camino hacia el altar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora