13. No seas muy amable

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-ah! Kong.... Kongphob!- Arthit estaba a medio camino entre los brazos de Morfeo y los brazos de su prometido, más de media noche y el exhazer más joven seguía besando cada parte de piel a su alcance. Eso incluía por supuesto, la piel pálida de su abdomen y todo lo que se encontrara más al sur de su ombligo.

-mmgh Kong...- el mayor enredo sus dedos en los cabellos finos de Kong, podía sentir su miembro completamente erecto y palpitante ser rodeado por la lengua cálida de su prometido.

Arthit no podía recordar otro ataque de celos de Kong, generalmente solo se le inundaban sus ojitos brillantes y ... -más Kongphob!- Arthit no podía recordar nada en este momento.


KONGPHOB

Decir que era un novio celoso se quedaba corto, si nunca había demostrado realmente sus celos era por que P'Arthit se molestaría mucho con él, y a Kong lo que menos le gustaba era ver a su novio llorando, molesto, enfermo o preocupado; pero era un buen estudiante, aprendió que cuando su sol se ponía celoso, el obtenía sexo caliente y muy atrevido, así que... ¿por qué no mostrar sus celos de la misma manera? 

Deslizó uno de sus largos dedos por el cuerpo del mayor, presionando suavemente el cálido interior del otro.  Usaba su lengua indistintamente entre la erección del mayor y su entrada rosada y apretada.

-Kongphob... ya Kong...- al final Arthit había decidido dejarse llevar por su dolor de cabeza particular. 

Mientras su prometido adormecido intentaba fallidamente detenerlo, Kong había hecho desaparecer toda la ropa que pudiese estorbar para realizar su actividad favorita: adorar el cuerpo de Arthit; a su parecer P'Arthit era perfecto en todos los aspectos.

-Kong deja de jugar mm- siempre obediente sustituyó su dedo y lengua por su propia erección presionando solo un poco, lo suficiente para hacer que el mayor arqueara la espalda.

-P'Ai'Oon- susurro débilmente inclinándose hasta rozar el lóbulo de la oreja de este -no te portes muy amable con la japonesa- y sin más preámbulo Kong embistió dentro del mayor introduciendose por completo.


ARTHIT

Su cuerpo se sacudió violentamente en solo un instante, tal vez porque Kong lo había llamado de nuevo "P'Ai'Oon" o quizás porque su cerebro se derretia a cada embestida; aunque eran lentas y certeras el mayor podía sentir los celos de su prometido con cada una. Reclinó la cabeza sobre la almohada dejando que el joven le besara el cuello, mejor dicho que le mordiera, poco a poco las caderas de Kong ganaban velocidad y fuerza si fuese eso posible, él no podía hacer más que aferrarse a la espalda de este, dejando posibles (y muy visibles) marcas sobre la piel.

-P'Ai'oon..- Kong seguía murmurando su apodo muy cerca de su oído, escuchaba su errática respiración, Arthit gimió con fuerza nuevamente al sentir que su miembro era manipulado al ritmo de las embestidas. Sus blancas piernas que antes sostenía en el aire, ahora descansaban sobre los hombros de Kong, gracias al cielo aún era flexible, de lo contrario no podría seguirle el paso a más joven. -P'Arthit... Arthit

-Demonios! Kongphob- Arthit grito el nombre del menor cuando este golpeo su próstata.  El caballero de brillante armadura que tenía por novio de volvía todo un salvaje cavernícola conforme se acercaba al clímax.

-mmhh... Arthit...- de la garganta del menor se escuchaban gemidos graves más parecidos a gruñidos, el sudor bañaba sus cuerpos, pequeñas gotitas caían sobre su pecho, ya no podía resistir más, su cuerpo estaba listo para explotar en los largos dedos de Kong. -mio, P'Arthit eres mio, solo mio... ahmm

Sentir su cuerpo ser inundado por la espesa y caliente semilla le llevó a la cima del placer manchando su vientre caliente y parte de su pecho. Kong cayó sin sutilezas sobre el.

-sí Kong, solo tuyo...- beso sus cabellos húmedos antes de cerrar los ojos.



-¿por qué no me despertaste?- Arthit corrió al baño, termino de arreglarse en solo 15 minutos sin siquiera mirarse al espejo, después de todo, Kong podía ser su estilista profesional.

-P'Arthit, ¿podemos usar estas hoy?- levanto las sudaderas a juego que el mayor le había regalado.

-No- se dio media vuelta buscando su corbata

-P'Arthit na khrap- cada vez que Kong usaba ese tono de voz, dulce y suplicante, él no podía resistirse, pero se negaba a llevar esas cursis prendas al trabajo.

-no, es tarde, date prisa Kong- el mayor seguía dando vueltas por al apartamento buscando uno que otro accesorio, como el reloj que Kong le regalo.

-na khrap... P'Arthit- una vez más esa voz suplicante quebraba las defensas de Arthit, defensas que hace mucho ya no existían.

-Kongphob!- se dio la vuelta para enfrentar al infantil de su novio -no voy a usarla

-Esto ayudaría a cubrir eso- la sonrisa enorme de Kong, característica de su culpabilidad ante alguna travesura, cubrió su cuello con su mano y corrió al baño, interesante que mientras se arreglaba no puso atención a su reflejo hasta ahora que podía no menos de una docena de marcas rojizas y amoratadas por su cuello y parte de su pecho.

-KONGPHOB!



Arthit no estaba feliz, Kongphob no estaba feliz. Esa mañana al llegar al trabajo todos los miraban, quizás por su rostro serio o quizás por que usaban ropa de pareja, nadie en la empresa los había visto así. 

A pesar del castigo, Kong había logrado que Arthit usara la sudadera "I'm HIS", muy rara vez hacía frío en Tailandia, afortunadamente para el mayor la temperatura había bajado considerablemente.

A pesar del castigo, Kong había logrado que Arthit usara la sudadera "I'm HIS", muy rara vez hacía frío en Tailandia, afortunadamente para el mayor la temperatura había bajado considerablemente

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El castigo:

-ya no sonrías, Kongphob!- Arthit seguía acomodando su camisa debajo de la sudadera, debía pensar en un castigo digno para su travieso novio, pero ¿como es que no se había dado cuenta cuando Kong hizo esas marcas?

-P'Arthit...

-Silencio estoy pensando- solo por hoy había dejado que Kong condujera al trabajo.

-¿piensas como castigarme?- Kong seguía sonriendo -P' ¿estas molesto?

-Kongphob pon atención en el camino- sus mejillas estaban rosadas, no es como si siguiera molesto con Kong, entendía sus actos, él habría hecho lo mismo, o mucho peor. -Si voy castigarte- una diabólica sonrisa se dibujó en su rostro, una sonrisa que congeló el ambiente dentro del auto y apagó la sonrisa de Kong. -no vas a tocarme hasta la boda.


Aquel castigo le tenía de mal humor, podía pasar varios días sin sexo, pero dormir con Arthit sin poder tocarlo, ni abrazarlo por 10 noches más sería todo un reto.

 Mayo, días antes de la boda: 13





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SOTUS XX. El difícil camino hacia el altar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora