12.- Solo unos días más

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Un suspiro de alivio salió de todos los empleados que se encontraban en el taller y que acompañaban a los visitantes. Y aunque el presidente de la empresa no estaba muy feliz, comprendió que no debía hacer enojar a su mejor socio nacional, es decir al padre de Kongphob. 



A pesar del anuncio esa mañana, la srta Nishikido seguía pegada a Arthit, y miraba a Kong de una manera poco amable. Esa noche se reunieron a cenar las personalidades más importantes de la empresa, los jefes de todos los departamentos de Ocean's Electric y los inversionistas japoneses. Arthit no se sentía cómodo, no solo por que tenía a la bruja japonesa a su lado, ni  porque él y Kong estaban en esa reunión no como empleados de Ocean's Electric, sino, como representantes de Grupo Siam Polimer. Kerkkrai Suthiluck había estado preparando a su yerno para dirigir su empresa.

-Me parece que los empleados son muy...- las palabras de la srta Nishikido eran directas para Kong, pero este solo la ignoro, pues el y Arthit estaban más entretenidos en alimentarse mutuamente.

-También lo pienso, ¿no era esta una reunión de negocios?- otro de los invitados también se cuestionaba por su presencia.

-lo es, Arthit y Kongphob estan aquí en representación de Grupo Siam Polimer.- P'Danai intervino por la pareja de tórtolos que hasta ahora ponían atención.

-Mis padres están en su decimotercera luna de miel, por eso no han podido venir.- mencionó tan fácilmente con los mayores, utilizando todo su encanto,  mientras ponía algunas albóndigas en el plato de Arthit con mucho cuidado, ya antes había logrado hacer enfadar al mayor con acciones similares.

-entiendo que Kongphob-san este aquí representando a su padre, como todo buen heredero- Kong escuchaba atento las palabras del tercer hombre japonés sentado justo enfrente de él. -pero...

-por ahora solo represento a mi padre, pero quien sabe de negocios y relaciones empresariales es P'Arthit, él heredará la empresa cuando nos casemos- Kong seguía hablando casualmente como si fuese cualquier cosa, como si admitir que en realidad quien representaba a Kerkkrai Suthiluck era Arthit y no el, fuese lo más normal del mundo. Su mirada iba a las manos de Arthit, que en ese momento estaba llenando su plato de vegetales en represalia por las albondigas. Aquello era una batalla entre el sol y la luna, Kong llenaba el plato de Arthit de carne y este ponía tantas verduras como cabían en el plato del menor.

Los inversionistas no estaban muy a gusto con aquello, pero lo dejaron pasar, después de todo Grupo Siam Polimer era un posible socio comercial también para ellos.

Aun con tantas miradas entre la pareja, la cena transcurrió sin problemas, al final de cuentas, Arthit había logrado no solo un contrato financiero muy favorable para Ocean's Electric, también había conseguido un par de socios nuevos para Grupo Siam Polimer. La srta Nishikido seguía echando chispas por todo lo alto y sin disimulo, no estaba dispuesta a perder.

-Arthit-kun ¿puedes llevarme a mi hotel? aún no conozco la ciudad- Kongphob suspiro, ni siquiera él podía dejarla varada en la calle a altas horas de la noche, pero ¿por que no había partido con los otros socios? La delgada mujer seguía colgada del brazo de Arthit mirando con desprecio a Kong.

Arthit solo asintió imaginando la lluvia de preguntas que vendría después. Suspiro pesadamente mientras abría la puerta trasera del auto para que ella subiera. 

-Puedes llevar primero a Kongphob, seguro que en su casa lo esperan.- la bruja no estaba contenta, Kong ya había ocupado el asiento del copiloto.

-Arthit, ¿alguien nos espera en casa?- su joven e infantil novio dijo aquello haciendo énfasis en la palabra "nos", Kong estaba a punto de montar una escena de celos, y Arthit no estaba listo para eso.

-Kongphob! - juntó sus cejas poniendo en su rostro un intento de seriedad que solo provocan el libido de Kong.

El aludido solo sonrió ampliamente mirando por la ventana, como deseaba que esos quince días pasaran rápidamente. Ya que Kong había tomado el lugar del copiloto la señorita Nishikido estaba en el asiento trasero, mirando al joven ingeniero de manera penetrante. 

-hemos llegado a su hotel srta- anuncio Kong apenas se detuvo el auto 

-pensé que primero llevaríamos primero a Kong... 

-sería absurdo que me llevara primero, traerla a usted hasta aquí y luego regresara a casa conmigo- el siempre caballeroso Kongphob estaba ahora soltando veneno como un adolescente celoso.

-0062 Kongphob!- de nuevo su voz sonaba más fuerte de lo que imaginaba -ya hablaremos en casa... - lo último fue un leve susurro solo para su novio, Arthit podía ser tímido y lento a veces, pero había notado el estado nervioso, celoso y posesivo de Kong cada vez que la bruja japonesa abría la boca.



Llegaron a casa casi entrada la madrugada, Kong no había soltado la mano de Arthit desde que entraron en el estacionamiento del edificio. Por su parte el mayor se sentía agotado emocionalmente, el día había pasado sin problemas, pero no podía decir lo mismo del día siguiente.

-P'Arthit, ¿estas cansado?- eso era obvio, el mayor se había tirado en la cama nada más entrar en la habitación. Kong se sentó en la cama junto a Arthit, con cuidado le quitó la ropa, dejando suaves caricias por su piel.

-Kong, no. Quiero dormir, basta...- se removió en la cama, intentando alejar las manos traviesas del menor.

-Solo te estoy ayudando para que estés más cómodo- la delicadeza con la que le estaba tratando cambio rápidamente a caricias ardientes en su pecho, junto con besos cálidos por su cuello.

-No...- parecía estar hablando entre sueños, quejándose de los avances de Kong pero sin verdaderas intenciones. 

-P'Ai'oon...- murmuró sobre su oído suavemente.

Aquel murmullo lo despertó, hacía tiempo que Kong no lo llamaba así. -Kongphob, ¿estás celoso?

-Yo siempre estoy celoso P'- sin aviso previo sus labios se juntaron en un beso dulce y tierno. -este sol es mío- el menor señalo el pecho de Arthit justo donde reposaba el engranaje que llevaba al cuello. En solo segundos Arthit fue víctima de un monstruo besucón.




Editado: línea temporal, redacción y ortografía

SOTUS XX. El difícil camino hacia el altar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora