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- Mamá - la voz del pequeño no era tan llamativa pero tampoco tan discreta - Mamá - nuevamente era ignorado - ¡Mamá! -

- ¿Qué quieres? - contestó la mujer con fastidio.

- ¿Puedes comparme un helado?-

- ¿Para eso me estabas molestando?- la mujer soltó un bufido y acomodo su cabello - No molestes y ve a tu habitación -

El pequeño Kotarō bajo la mirada y sin contestar ni rechitar camino hacia su habitación.

- Papá es un tonto - balbuceo el niño de ahora 10 años.

- ¿Que has dicho?- cuestionó la mujer girándose para ver a Bokuto.

- ¡Papá es un tonto!, Nunca ayuda a mamá y nunca viene a visitarme -

- Tu padre no es un tonto, es solo que tiene mucho trabajo -

- Si claro mucho trabajo para no verme desde que nací - murmuró este.

La madre del pequeño apretó su puño y trato de calmarse para no terminar haciendo una locura.

- Papá te quiere pero está tan ocupado que solo puede venir a verte aveces pero tú sueles estar dormido -

- Eso es mentira, papá nunca viene, siempre lo espero y nunca aparece - la mujer perdía su paciencia pues no era muy buena tolerando a Kotarō.

- Ve a tu habitación y no molestes -

- No quiero - contestó este.

- Muy bien entonces te llevaré yo - la mujer de 29 años tomo del brazo a Bokuto y a jalones lo llevo a la habitación, lugar donde lo encerró con llave.

- Déjame salir mamá-

- No, piensa lo que has echo y quizás lo haga - la mujer se retiró del lugar y el niño recostó su espalda en la puerta.

Sus gimoteos y su tristeza inundaron aquella habitación, que como ya era de costumbre estaba normalmente llena de dolor, oscuridad y rodeada de ese aire depresivo.

- Bokuto -

Kotarō aquel día cumplía 11 años de edad y por suerte su cumpleaños fue recordado y selebrado por su profesora.

- ¿Sucede algo, Ichigo?- el niño esbozó una sonrisa y Kotarō sin entender mucho ladeó su cabeza.

- Debe de ser horrible y deprimente que solo te selebren el cumpleaños en la escuela - Bokuto bajo su vista al suelo sin querer contestar - Y peor aún debe ser no conocer quién es tu padre - aquel niño soltó a reírse de una manera que logro atormentar a Bokuto.

- Deja de molestarme Ichigo, yo no te e echo nada -

- No lo has echo pero me gusta molestar a los idiotas como tú, los cuales no se dan cuenta aún que su padre y madre le odian -

- Ellos no me odian - murmuró no muy seguro.

En ese momento aquel niño soltó a reírse mientras el joven búho apretaba sus puños.

- Ya para -

- ¿Ah?, ¿Te atreves a ordenarme? - Ichigo tomo del cuello de la camisa a Bokuto y lo sarandeo - Eres estúpido si intentas meterte conmigo-

Kotarō quien tenía su vista en el suelo de apoco sintió que su cuerpo se sentía más ligero que el peso dentro de él se había aligerado.

Prisionero De Tu CuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora