El hubiera deseado una vida tranquila sin tener que lidiar con problemas que lo hicieran sentir agobiado, sólo era un muchacho con sueños y grandes aspiraciones, sin embargo, el destino le tenía preparado algo totalmente diferente a su realidad de...
Imagine there's no heaven -imagina que no hay cielo -
Miraba a su alrededor como si desconociera todo lo que había ahí, confundido se levanta de la cama.
El piso esta frío.
Sus pies se enfrían.
Camina hacia la puerta y se detiene al estar frente a ella.
Despacio, muy despacio gira la perilla para no hacer ruido y entonces empuja.
It's easy if you try- Es fácil si lo intentas-
Escucha la canción a lo lejos.
Tiembla, no de frío sino de miedo.
Camina al lugar donde sus oídos lo guían, en medio de las paredes parece que se encoge, no llevaba nada sólo una camisa negra, sabe que no es de él, la prenda es sin duda mucho más grande para alguien de su tamaño.
No hell below us- Ningún infierno bajo nosotros- Above us only sky- Sobre nosotros sólo el cielo-
La canción suena más fuerte por lo que intuye que se esta acercando, se siente enfermo, mareado y apenas puede caminar de forma recta.
Se detiene.
Ya no escucha nada, el sonido se va en su lugar una pequeña luz se enciende.
Corre.
Corre de nuevo al lugar de donde salió, esta asustado, quiere escapar pero, no puede.
Esta encerrado en una jaula.
Así lo siente.
— Puedes decir que soy un soñador.
Esa voz terminó por hacerlo trozos, la luz de la Luna atravesó la ventana que estaba justo al final del pasillo, y la sombra del dueño de la voz, cubrió el cuerpo del muchacho.
— pero no soy el único — soltó de pronto, acarició la mejilla pálida del azabache para dirigirla después a su cabello.
Suave, negro, corto, era simple.
Pero lo atraía, parecía hacer que lo deseara, que lo tomará con fuerza hasta hacer que su cuerpo se curveara.
Le excita.
El olor, era parte de su delirio, el suave olor fresco de su cabello.
Sabe que esta mal, lo sabe cuando después de besarle este lo aporta instintivamente, lo sabe.
Sabe que es sólo un capricho.
Sabe que nunca lo amará.
Pero lo quiere tener a su lado.
¿Porqué?, no lo sabía.
— Yuuri, hace frío. Vuelve adentro y resguardate — le dijo sin soltar las hebras de su cabello.
El japonés asintió, pero Vitaliy no soltaba su agarre.
— Le pido que me suelte, señor— apenas audible para aquel hombre, Yuuri habló.
A pesar de que él le había dicho que se fuera, no lo soltaba.
— espero que algún día te nos unas.
Estaba asustado, no entendía lo que pasaba pero, decidió guardar silencio.
Así eran todas las noches desde que llegó.
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