Capítulo 1

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Jaemin resopla y se levanta.

—Eres un gran maldito, Lee.

El dice y la entrevistadora abre su boca en asombro, no es la primera vez que sucede, así que si decides hacer una entrevista con estos cinco chicos es mejor que cruces tus dedos y si no va bien, es mejor que te abstengas a las consecuencias. Jaemin escucha la risa de Yukhei a sus espaldas, a veces podría patearle la cara a él también. Jeno también se levanta y camina tras de Jaemin, él no se siente mal, él no está arrepentido la verdad había sido algo muy mínimo, y estaba bastante acostumbrado a los grandes celos de Jaemin.

—¿Mi tipo? —Susurra Jeno, y chasquea la lengua sin dejar de mirar a la entrevistadora, había escuchado a Jaemin gruñir por la mirada que tenia Jeno sobre la chica.— Alguien como tú quizás.”

Jeno se ríe a su propio recuerdo, había sido un tanto cruel con Jaemin, pero la cara de la chica cuando le escucho fue increíble, casi se levanto para sostenerla si se desmayaba pero Jaemin llamo la atención de todos en un instante.

—Jaemin, por favor, para…—grita detrás del chico que sigue caminando por largos pasillos en busca de la salida—Me estoy cansando.

Jaemin se detiene sin voltearse, la mirada de Jeno resbala por el cuerpo de este hasta un poco más debajo de su espalda, los pantalones de cuero sí que eran lo suyo, tenía que admitirlo. El chico se voltea hacia Jeno, aún tiene sus cejas juntas por su expresión enojada. Señala a Jeno con su dedo índice y camina hacia él con su mirada fija.

—¿Cansado tú?—dice entre dientes— ¿Qué hay de mi, eh? He estado aguantándote bastante maldito bastardo y esto es todo lo que tengo.

Jeno eleva sus cejas, su boca está abierta, el nunca se quedaría callado si Jaemin le echaba la culpa, el jamás perdería, siendo claros…Ninguno de los dos bajaría su guardia nunca.

—¿A mí? ¿Quién es el que actúa como una maldita esposa todo el tiempo?

Jeno señala y con un movimiento mueve la mano que antes le señalaba, ira corriendo por sus venas.

—¿Quién nunca puede aceptar que es estar en una relación? Tú maldito, nunca podrías pasar un día sin dejar de coquetear con las personas delante de mí—Jaemin le replica ahora más fuerte, hay murmullos, quizás una cámara de un celular encendida pero ellos están demasiado concentrados en su propio mundo de insultos.

Jeno está apretando su mandíbula.

—Deja de ser tan paranoico.

Jaemin frunce sus labios a un lado y se cruza de brazos, apoyando su propio peso en su pierna.

—¿Paranoico, eh? ¿Qué harías sin mí? ¿Sin este maldito paranoico que cuida de ti, y sabes a lo que me refiero, también este paranoico que no ha permitido que mueras de una maldita sobredosis? ¿Qué hay de eso?—Jaemin está gritando sobre su rostro, su aliento choca contra el de Jeno, inexpresivo.

Era muy cierto, Jaemin siendo igual de alocado sabía muy bien mantenerse vivo y no arruinar todo lo que podrían disfrutar ahora mismo de la fama. Pero jamás podría olvidarse la vez que Jeno estuvo sobre el suelo teniendo un ataque y la mitad de los otros chicos estaban lo suficiente drogados para nisiquiera saber en que lugar estaban, Jaemin le ayudo, busco ayuda como pudo, y cada que pudiera el se lo echaría en cara a Jeno, pero Jeno nunca podía aceptarlo, siempre podría sacar algo hiriente, algo cruel, y mantenerse en su pequeño cascaron de orgullo todo el tiempo. Jeno acerca un poco más sus rostros, su rostro aún inexpresivo pero sus ojos están más unidos a los de Jaemin, recorriéndoles con profundidad. Tiene una pequeña sonrisa tratando de brotar en una esquina, Jaemin teme por que nada bueno escapa con una sonrisa como esas de Jeno. El más alto cepilla sus labios, quien aún mantiene su expresión enojada. Jeno se aleja lo suficiente para poder hablar aún con una pequeña sonrisa plasmada permanente.

—Creo que hay mejores…

Jaemin resopla y eleva su mano, golpeando su palma en la mejilla de Jeno.

—Puedes joderte Jeno—grita alejándose.

Jeno aún lleva una sonrisa, no importaba el ardor en su cara, y él conocía este juego, tenía que tener la última palabra, siempre. Así que decide gritar una última cosa que sabe que enloquece a Jaemin negativamente.

—Aseguro que tú harás ese trabajo más tarde.

—Vas a tener que convivir conmigo, vivimos en la misma casa y estamos en la misma banda—le grita Jeno, él está en la otra esquina de la estúpida nueva van que no habían destrozado aún, Jeno siempre las odio, eran poco su estilo.

—Quiero que te calles, ¿Podrías hacerlo?—dice Jaemin, señalando con descaro hacia Jeno, sin importarle a Yukhei recibiendo los gritos en su oído.

Jeno gruñe y no deja de mirar a Jaemin.

—Siempre la misma mierda—susurra Yukhei, ahora su cabello es azul opaco, su nuevo tatuaje junto al cuello combina perfectamente, su arete de un lado de su nariz brilla con la luz que entra por la ventana. Jaemin le está mirando y gruñe, no solo por el hecho de que esté interrumpiendo su pelea como casi siempre, si no que mirarle le recuerda el metal que está en el labio de Jeno, en su ceja y en su oreja, en uno de sus pezones. Jeno y el eran los únicos con tatuajes hasta el cuello, como odiaba a Jeno a veces.

—No jodas, Yukhei—dice Jaemin entre dientes.

Yukhei resopla, su aliento huele aún a un poco de marihuana de esta mañana.

—Jaemin…—susurra Jeno con fastidio, lo dice bajo, pero aun así Jaemin le escucha y se voltea con enojo.

—Te dije que no quiero escucharte, ¿Por qué el empeño en mi? Siempre terminas engañándome, podrías hacer eso sin joderme la vida, ¿Sabias?—Jaemin dice, de nuevo habla muy alto y mueve sus manos, los chicos saben que tendrán una pelea con ellos como espectadores, siempre tenían espectadores, por que estar en casa solo implicaba “Arreglémoslo en la cama”.

—Es algo insignificante, siempre exageras—Jeno susurra, está apretando los dientes, fijando su mirada en Jaemin con enojo, el siempre cree que puede acabar esa pelea, pero él nunca, nunca podía tener la última palabra.

Jaemin se enoja, él está echando fuego, él no puede permitirle ganar, siempre defendiéndose y haciendo ver cada cosa que dice Jeno completamente absurdo.

—Insignificante tu maldito pene.

Jeno abre su boca de par en par, los otros chicos estallan en risas, Jaemin sin querer también se ríe al darse cuenta lo que ha dicho, no es que fuera verdad, pero su mente solo podía sacar insultos que dieran en los puntos más débiles de Jeno.

El más alto gruñe, uno de los mechones rojos en su frente se mueve con su respiración, le dedica una última mirada, no una última acción, Jaemin sabe que le hará pagar por eso.

Paralelo - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora