Capítulo 1

590 48 6
                                    

Ya era costumbres para Jimin, después de unos años trabajando en esto, sabía que la mejor forma de conseguir una buena primicia, era visitando la Jefatura de Policía.
El también sabia, que la jefe Lin, se sentía bastante atraída por él, y a eso se debía la buena predisposición para la charla.
Fue Lin quien entre algunos coqueteos, se le había escapado la noticia de que Jeon Jungkook seria custodiado por la policía local, en su breve paso por la ciudad, antes de su viaje a Italia.
Solo necesitaba sonreír un poco más y tal vez mirar sus labios tontamente y  la tendría comiendo de su mano.
Lin era una mujer bastante mayor que Jimin, a sus 35 años seguía soltera. No era que fuera poco atractiva, para nada.  Jimin, había considerando tener algún encuentro ardiente. Pero luego de varias charlas, él se había dado cuenta de lo manipulable que se volvía y dejo de sentirse atraído.
Lin, le había contado de varias relaciones fallidas que había sufrido,  donde no fue novedad para Jimin, enterarse que había sido subestimada.
Su último novio, le había pedido prestadas sus tarjetas de créditos y poco tiempo después, se enteró, que estaba comprando ropa a su amante, con dinero de ella.
Jimin, a veces sentía pena por ella. Pero hoy no, hoy necesitaba saber donde estaría Jungkook,porque pronto se quedaría sin dinero y debía conseguir para comer.
Empujo la puerta de entrada con su cadera llevando ágilmente la bandeja con café y rosquillas, que era la ofrenda diaria para su informante distraído.
Su cabello rubio estaba lo suficientemente largo para atárselo en una floja cola de caballo, algunos mechones se escapaban, dándole ese toque de rebeldía tan particular.
Sus jeans gastados, se ajustaban perfectamente a sus esculpidas piernas y la sudadera negra lo hacia parecer un adolescente.
Jimin percibió el suspiro de la mujer cuando el paso por la puerta y la sonrisa que Jimin le dio, la dejó babeando.
-Eres un mal amigo Jimin, esas rosquillas glaseadas me han hecho engordar 2 kilos.
-¿Pero que dices? si estas hermosa.- respondió el rubio mirándola de pies a cabeza sin disimulo.
-Yo también creo que se ve hermosa muchacho, pero a mi no me pone esos ojo-agrego el Agente Nam cruzado por su lado.
- Buenos días Agente Nam ¿Otro día de oficina?- Nam pasaba la mayor parte de su jornada en la oficina ya que era quien hacia el papeleo dentro de la Jefatura.
-Hoy no muchacho, hoy sera un día emocionante- respondió acercándose y tomando una rosquilla del paquete para llevársela a la boca - hoy acompañare al equipo de custodia, del Sr Jeon...
- Nam creo que deberías ir a tu oficina.- respondió Lin malhumorada.
- Lo siento Jefa, ya me iba. Deliciosas como siempre- dijo mirando a Jimin elevando la rosquilla.
- ¿En que estábamos?- pregunto sonriente la mujer.
- Estaba diciéndote lo hermosa que te ves y ....que deberíamos ir a tomar algo ¿Que dices?- le dijo el rubio coqueto.
- Hoy es un día complicado Jimin, terminare tarde, debemos asistir la reunión de estos empresarios y...
- Ya se, tu me mandas un mensaje diciendo donde estarás y yo paso a buscarte ¿Que dices?
- Ok, ok... deja que lo piense.- respondió sonrojándose.
Jimin se despidió mas atento que nunca, el estaba seguro que ella escribiría.

Eran eso de las 12 de la noche. Lin le había escrito un mensaje de texto diciéndole que pasara por ella como a las 11.30. Supuesta mente se encontrarían en el bar de la avenida Los Condes, así que Jimin, supuso que la reunión seria en Hotel Coronado.
Se apresuró a subir al primer taxi que vio y ahora estaba en un pequeño callejón, que daba a la cocina del gran hotel.
Respondió a Lin que no podría ir por ella porque su tío había enfermado, se sintió mal por la chica, pero no era momento para eso, debía lograr escabullirse dentro.
En ese momento un hombre con ropas de mozo salio a fumar un cigarrillo y dejo la puerta entre abierta.
Bingo. La suerte estaba de su lado.
Jimin se deslizo silenciosamente y atravesó la cocina donde pudo divisar unos delantales. Se acomodó lo mejor que pudo la ropa y salio hacia el interior del gran salón.
-Tú - Le dijo una voz gruesa detrás. Jimin se congelo en el lugar- oye, apresúrate.
Jimin volteo y un hombre con un carro bandeja, le hacia señas para que se acercara.
- Ve rápido a la sala, están esperando los aperitivos.
Jimin asintió y salio con el carro por el pasillo.
Seguramente eran tantos los empleados que era difícil distinguirlos. Sobre todo cuando vestían iguales.
Cuando atravesó la gran puerta que lo llevaría a la sala, toco su bolsillo donde había guardado su pequeña cámara. Las imágenes no saldrían con la mejor calidad, pero era algo.
Desde donde el estaba, se veían los referentes chinos, el sabia que había tratados secretos entre el Gobierno actual y los inversionistas chinos, pero no estaba seguro que tan secretos deberían ser para mantener una reunión tan hermética y con tanta seguridad.
Jimin giro su mirada por el salón y estaba prácticamente rodeado de seguridad, hombres grandes y fuertes y seguramente armados hasta los dientes.
Uno de los hombres hizo un gesto a Jimin de que podía acercarse y el se aproximó con el carro con bebidas.
Todavía nada de Jeon, el suponía que estaba de espaldas a el. Si quería una toma decente debía tomar angulo.
Se acerco hacia los grandes sillones y justo cuando se detuvo para por fin servir los vasos.
Unos ojos negros profundos lo analizaron con la agudeza de un águila que encuentra una presa.
Jimin se sorprendió.
El había visto fotos del hombre, pero tenerlo en frente era otra cosa.
El tipo tenia un aura de poder, de mando, de liderazgo.
Jimin tuvo que bajar la mirada para no fallar en su mentiras o estaba seguro que esos ojos lo descubrirían.
Fue sirviendo hábilmente los vasos, después de haber trabajando de mozo cuando todavía no había probando con la fotografía, lo había aprendido muy bien, el sabia como hacerlo.
Sirvió primero a los hombres chinos y cuando llego la hora de servir a Jeon, cometió la torpeza de levantar la mirada y encontrarse una vez más con esos ojos tormentosos.
El vaso simplemente se le escurrió de los dedos derramado el oscuro liquido en la alfombra. El corazón de Jimin estalló en una sinfonía sorda de golpeteos rítmicos constantes, agitándolo de una forma extraña.
Jimin se inclinó a recoger el desastres que había hecho, al tiempo que Jeon lo miraba atento.
Desde donde estaba, la mirada del hombre era mas lasciva, pero Jimin parecía que no podía apartar la vista.
En un torpe movimiento, la pequeña cámara cayo se su bolsillo y Jimin se apresuró a recogerla.
Salió al mismo tiempo corriendo del lugar.
-Hey, hey chico- le gritaba la seguridad.
Pero Jimin se sentía inseguro, vulnerado por esos ojos que no se apartaban de él.
Ya fuera del hotel. El fresco de la noche cayendo en su rostro parecía insuficiente para aliviar el calor y los mareos del miedo que esos ojos le hicieron sentir.




MALOS MODALESWhere stories live. Discover now