Capítulo 2. Un despertar

388 33 1
                                    

Saori estaba terminando los últimos detalles de su maquillaje cuando entró Artemisa en la habitación. Saori lucía un bello y sencillo vestido blanco con un elegante escote en v y con una falda con tul brillante que caía apenas por debajo de la rodilla, llevaba sus cabellos recogidos en un delicado moño, varios mechones de cabello se escapaban traviesos hasta su cuello. Ella se miraba en el espejo con expresión de emoción, mientras colocaba una orquídea color blanco entrelazada en su cabello apenas por encima de su pómulo izquierdo, haciendo que todo en ella luciera con una inocente armonía.

—Luces muy linda, mi querida hermana —exclamo Artemisa con expresión cansada al ver a Saori.

—¡Gracias, hermana! A las 6 de la tarde comenzará la ceremonia, así cuando digamos nuestros votos nos juraremos amor eterno enfrente de la más hermosa puesta de sol—Dijo Saori levantando los brazos y dando giros.

Artemisa se colocó a un lado Saori y la miro fijamente con una expresión sombría.

— ¿Sabes, Athena? Al principio yo creí que esto sería lo mejor, que estar lejos de Pegaso y de sus otros amigos nos darían la oportunidad de recuperarte y hacer que te enmendaras, que este escarmiento serviría para reconocer que una vida humana es inferior y que tu felicidad en realidad reside en el Olimpo, con nosotros, que seguirías peleando por la tierra pero reconociendo su lugar... y el tuyo. —Le decía Artemisa sin esperar que ella entendiera; antes de que Saori comenzara a hablar, Artemisa continuo—. Sin embargo, estos meses han sido una tortura para mí, verte así como un robot sin rumbo ni propósito, solo esperando tu sentencia, sino es que toda esta absurda vida es ahora tu prisión. Y ahora te entiendo, entiendo por qué los amas, por qué los proteges y por qué deseas vivir entre ellos y ser como ellos, es una vida fascinante y desafiante, en ratos indigna y siempre injusta, ellos no pueden elegir, pero tu sí. Y se que si pudieras entender lo que trato de decir me pedirías que te liberara e irías a buscar la manera de seguir luchando, por ti, por ellos, por él.

Hubo un largo e interminable silencio, Artemisa se sentó en un sofá cercano a la ventana. Saori veía como su hermana parecía estar luchando contra ella misma internamente, murmurando cosas que ella no comprendía, y aún menos comprendía por qué la llamaba Athena. Sin embargo, toda esta situación parecía ser muy seria, nunca había visto a su hermana así.

—No se que esta pasando, Diana, pero te aseguro que esto me hace feliz y que todo estará bien, al final de todo es lo que ambas queremos, la felicidad y bienestar de la otra ¿O no?—le decía Saori al mismo tiempo que se sentaba junto a ella y la abrazaba.

—No hermana, esto no es lo que quiero, no quiero que vivas así, sin vivir — Artemisa se puso de pie y camino hacia la puerta para poner el seguro y que nadie se atreviera a entrar y pensar que ella estaba lastimando a su querida hermana—. Todo lo que hago, he hecho y haré es porque te amo. Y ahora lo comprendo.

Una luz resplandecía de Artemisa, su cabello rubio corto se transformo en una larga y hermosa cabellera, sus ropas cambiaron a un increíble vestido verde pálido y de la nada apareció un cetro en forma de luna que llegaba hasta el piso y la sobrepasaba en altura, un extraño viento agitaba los objetos de la habitación y una presencia enorme inundaba la habitación, Saori no sabia de que se trataba ni podía explicar lo que estaba sintiendo, solo estaba asustada y perpleja ante el imponente aspecto de su hermana.

—¿Que esta pasando?—dijo Saori cubriendo su cara con su brazo para no ser deslumbrada por el resplandor de Diana.

De la nada, todo se calmo. El brillo se desvaneció y Saori pudo contemplar a la majestuosa imagen que tenía enfrente. Mientras Artemisa veía a una Athena que estaba de pie frente a ella con una expresión completamente atónita, sin palabras ni aliento, entonces, Artemisa tomo su cetro e hizo que golpeara contra el suelo.

Secuelas (Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora