La mañana era hermosa después de la lluvia incesante que había caído hace apenas unas horas. Las flores y el césped parecían recién regados, las aves cantaban y las nubes parecían dibujar una sonrisa en el cielo, pero la calma que producía el sonido de la cascada y del correr del rio fue interrumpida por un joven de cabello castaño y ojos cafés.
—¿Cómo que no vendrás?.—Seiya había sido detenido por Hyoga y Shun para que dejara de golpear a Shiryu.—¿Quien te crees que eres para tomar una decisión como esa? ¡No te corresponde!
Shunrei estaba al fondo del comedor con Ryuho en brazos, el pequeño comenzó a llorar por el tumulto y los gritos.
—¡Por qué esta es mi decisión!.—Le decía Shiryu a Seiya desde el suelo y con la nariz sangrante.—Yo hable con Saori y ella me dio su aprobación.
Seiya miro a Saori con furia y la chica se asustó un poco al ver al Pegaso tan enojado. Seiya bajó la mirada, estaba muy enojado pero no planeaba gritarle a Athena, así que se dirigió rápidamente a la salida de la casa.
—Seiya, déjame explicarte.—Shiryu se levantó del suelo y se limpió la nariz.—Si me permites hablar contigo te prometo que vas a entenderme.
—Ahora me doy cuenta de que yo tenía razón y eres un cobarde.—Seiya ni siquiera volteo a mirar a su amigo.—Acabas de poner tu felicidad y bienestar por encima de todas las demás, le acabas de dar la espalda a tu deber y tu destino por algo que no es real.
—¡Por supuesto que no! Las cosas no son así, yo...
—Ya no me interesan tus razones, espero que tengas suerte y espero que nunca nos volvamos a ver, porque si eso ocurre... Hyoga y Shun no me van a detener.—Seiya salió de la casa.
Hyoga de inmediato siguió a Seiya, estaba claro que él pensaba igual que el Pegaso, Ikki se fue detrás de ellos. Como siempre el único que dudaba era Shun ya que era el menos radical de todos los caballeros en sus pensamientos, el mejor que nadie sabía qué la vida puede tener tintes y estos no convertían a una persona en alguien malo.
—Saori.—Dijo Shun en voz baja.—Ya vámonos.
—Shun... las cosas son... complicadas.—Le dijo Shiryu un tanto suplicante.
—Lo sé, amigo. Pero esto podría no ser lo que en verdad quieres, esto no lo conseguiste por ti mismo, esto se te fue dado.—Shun estaba afligido.—Y así como te lo dieron, te lo pueden quitar... solo piensa en eso.
Shun tomó a Saori de la mano y se la llevo junto a él. Andromeda sabia perfectamente las razones de Saori para permitir que Shiryu renunciara a ser un caballero para quedarse, ella se sentía culpable y responsable, en parte la entendía, al que no podía terminar de entender era al Dragón, él había decidido quedarse a vivir en la mentira y eso era conformarse a quedarse enganchado a un engaño. Saori le dedicó una última mirada a Shiryu a modo de despedida, sin duda le deseaba la mejor de las vidas, aunque también sabía que Shun tenía mucha razón y que anteponer sus sentimientos antes que su deber podría pasarle una factura muy costosa mas adelante y que quizá no podría pagar jamás.
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Seiya estaba furioso, pateo y destruyó todas las tiendas de campaña, aventó los troncos y piedras que pudo al rio, Hyoga e Ikki estaban detrás de él viendo como el Pegaso ocultaba su dolor con ira.
Llegaron Shun y Saori después de unos minutos, todos estaban callados, Saori sabía que estaban molestos con ella por tener esa condescendencia con Shiryu pero no podía hacer nada al respecto pues era un permiso que ya había concedido.
Seiya la miró, no quería hacerlo, no quería discutir con ella, pero a veces actuaba sin pensar.
—¿Cómo pudiste hacer eso?.—Seiya se acercó a Saori.
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Secuelas (Saint Seiya)
FanfictionHa pasado un año desde que los dioses borraron los recuerdos de Athena y sus caballeros por desafiar a Apolo, ahora Artemisa cuida de una Athena sin recuerdos de sus amigos y de ella misma en una tierra en donde Saori, Seiya, Ikki, Shiryu, Hyoga y S...