Capítulo 13. Un dragón

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Saori estaba recostada en una bolsa de dormir dentro de una tienda de campaña que sus amigos habían preparado para ella, todos estaban durmiendo en una casa de campaña propia a un lado del río en donde Saori podía escuchar la tranquila corriente que arrullaba la fauna durante la noche. Había estado pensando en Shiryu desde que salieron de Siberia y después de lo que le había ocurrido a Hyoga ya no podía estar tranquila, se quedo un rato pensando en lo tajante que habían sido las palabras de Shun e Ikki cuando les pregunto acerca del caballero dragón pero había algo muy mal con su expresión.

Estaba a punto de amanecer en cuanto decidió levantarse e investigar por si misma, era un movimiento sumamente imprudente pero no podía esperar para saber porque Ikki y Shun guardaban tanto silencio cuando se trataba de Shiryu.

Se vistió rápidamente con unos pantalones cortos de mezclilla, una blusa blanca, unas botas cafés y una gabardina color caqui, parecía toda una exploradora. Cuando salió de su tienda aún no había salido el sol y ninguno de sus amigos se había despertado todavía.

Apenas iba caminando con sumo silencio cuando Seiya salió adormilado de su tienda, no esperaba verla así que se sonrojo al instante, lo que le sirvió para espabilarse.

—¿Vas a algún lado, Saori?

—¿Por qué siempre parece que sabes todo lo que estoy a punto de hacer, Seiya?

—Esta vez no fue a propósito. No dormí muy bien anoche así que me levantaría para preparar el desayuno, o algo así.

—Necesito saber qué esta pasando con Shiryu.—Le dijo Saori intentando no despertar a los demás.—Así que iré a echar un vistazo y luego volveré. No sabrá que estuve ahí.

—No irás sola.—Le dijo Seiya con una expresión que parecía de fastidio aunque en realidad también sentía mucha curiosidad.—Iré contigo.

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No tardaron demasiado en llegar a donde estaba Shiryu, en cuanto vieron una casa se escondieron tras unos arbustos cercanos, con toda probabilidad su amigo estaría ahí, por eso Ikki y Shun habían acampado tan cerca. Era una pequeña casa a la orilla del río, era muy hermosa, de un color gris que contrastaba con el gran campo de flores que rodeaba el jardín tenía un aspecto como de cuento de hadas, si se esforzaban en mirar mas allá del panorama, podían ver una presa artificial que no era probable que Shiryu hubiera construido, y un pequeño y pintoresco puente colgante de madera que conectaba ambos extremos de la colina que eran separados por el río. Entre la presa y el puente, a cada lado del río, había dos hermosos y frondosos arboles enormes que casi alcanzaban a tocarse por los extremos con sus ramas, parecían enmarcar el, de por si, ya perfecto escenario; entonces, regresando su vista a la casa, se fijaron en la ventana y pudieron distinguir una figura delicada que se movía en lo que probablemente era la cocina.

—Ese no puede ser Shiryu, es una mujer—Le dijo Seiya esforzando su vista.

—Es Shunrei.—dijo Saori.

—Ikki y Shun piensan que será muy difícil hacer que Shiryu despierte.—Le dijo Seiya mirando a Saori.—¿Crees que sea por ella?

Saori y Seiya se quedaron pensativos un momento cuando de repente se abrió la puerta de la casa y los dos espías volvieron a prestar atención esperando con ansias poder verlo. Se quedaron paralizados cuando vieron aquella imagen, estaba claro que no de la misma forma que cuando vieron por primera vez a la madre de Hyoga, esta imagen era idílica, perfecta, irrompible.

Shunrei salía a despedir a un Shiryu que parecía irse al trabajo, pero lo que los congeló fue el pequeño bebe que la chica traía en brazos, un bello ser humano pequeño de no más de un año de nacido.

Secuelas (Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora