Parte 3

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Hinata veía el techo de su habitación en los dominios Uchiha, esperando con paciencia un poco de tranquilidad en sus vidas tan ajetreadas.

Hiashi nunca fue suave con ella, ni siendo una infante ni cuando estuvo en su lecho de muerte. Ella estuvo para él cuando más la necesito; como prueba de ello es que tomará las riendas del clan Hyūga y fungiera como su líder durante casi diez años.

Y con el embrollo que ocasiono Hideki, su ahijado Boruto y sus demás amigos, no podría decir que estaba enojada. Estaba más bien, confundida. Los chicos que aparecieron y clamaron venir de otra... otra dimensión era lo que la tenía más en shock. Y la forma en la que el Boruto que con ellos venía se expresaba para con ella, le dejó muy en claro quiénes eran sus padres.

«—¡MAMÁ! ¡POR FAVOR! –pidió con lágrimas de desesperación en los ojos -
—¡Soy yo! ¡Soy Boruto! ¡Yo soy tu hijo! ¿Dónde está Himawari? ¡Mamá!».

Los desgarradores gritos del chico llamándola a ella, a Naruto y a una Himawari le hacían escalofríos en la piel.
Suspiró y tomó el camisón de su cama para ponérselo.
Sasuke la había obligado a irse a descansar a casa, pues aparte de que ya era bastante entrada la madrugada, sus sobrinas Kanon y Kimi ya estarían cansadas de cuidar de Haru y Satsuki.
Hacia una media hora ellas habían subido hasta la habitación que normalmente usaban para descansar cuando se quedaban el los terrenos Uchiha, dejando a Hinata sola con sus pensares.

Hinata giró hasta el espejo de cuerpo completo y se vio a sí misma. Se tocó el cabello (que ahora era más corto y le llegaba hasta los hombros) estaba mojado por la ducha que había tomado, su anillo de bodas aún estaba en su dedo en la mano izquierda.
Se mordió el labio inferior indecisa si su plan daría resultado —Rayos... –tomó un swearter color vino largo hasta las rodillas y salió de la habitación con rumbo a la de Haru -pues era la más cercana-, con cuidado y sin prisa, abrió la puerta corrediza para verlo dormido en su cama. Hinata suspiró y sonrió a su hijo —Buenas noches cielo –le deseo.
La mujer se dio la vuelta y con rumbo opuesto fue hasta la habitación de Satsuki al otro lado del pasillo.
La exlíder Hyūga fue con paso presuroso hasta la puerta donde su hija seguramente dormía. Un sonido proveniente de la habitación de Satsuki la alarmó y con cuidado, fue rápido a abrir la puerta mientras que activaba su Doūjutsu —Esta niña... –Hinata sonrió con ternura y desactivó el Byakugan para entrar a la habitación —Se supone que deberías estar dormida señorita –ella se puso la mano en la cintura mientras veía como Satsuki estaba en el suelo sentada en la obscuridad, mientras jugaba con su oso de peluche "Tsuki" y otros juguetes más.
Los enormes ojos violáceos de Satsuki vieron de inmediato a su progenitora y la infante comenzó a reír inocentemente al verse atrapada.

A diferencia de sus hermanos mayores, Satsuki poseía el Byakugan -obvia herencia de su madre- y aunque era una cría de a penas casi 4 años de edad, la pequeña Uchiha ya podía activarlo a voluntad propia.

Hinata se acercó a Satsuki y del suelo la tomó entre sus brazos —Es muy tarde para que estes despierta cariño –la reprendió Hinata.

Dada –balbuceó —Tadu-chan no eta –llamó a su hermano mayor —Hide-chan apoco eta.

—¿Y los quieres esperar despierta? –ella alzó una ceja para ver cómo la pelinegra asentía con entusiasmo —Me temo que no será posible cielo. Sabes las reglas; es muy tarde para que estes jugando –Hinata la deposito de nueva cuenta en la cuna y la arropo como siempre lo hacía, se acercó a darle un beso en la frente y acariciandole la mejilla le dijo —Dulces sueños mi ángel...

Bye bye mamá –se despidió la niña cuando su mamá salió del cuarto.

Hinata suspiró; hizo un par de sellos y mordiéndose en dedo pulgar hizo una invocación en el suelo —Kuchiyose no jutsu. Hebi no jutsu.

Far from home; una historia de Luz de Luciérnaga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora