Zabdiel
-WENDY- Alcancé a tomar su cuerpo poco antes de que impactara contra el suelo, desmayada, o algo así -Amor, Wendy...- Sus músculos se contraían y se relajaban rápidamente, señalando una convulsión. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras la movía, sabiendo que con eso no iba a lograr nada -¡LOCO, AYÚDENME!- Grité desesperado, mientras lo único que podía hacer, era llorar sin control.
-Si esta es otra de tus bromas Zabdiel, voy a...- Richard se quedó estático viendo la escena.
-¡Llama a la ambulancia Richard, rápido!- Subió corriendo las escaleras en busca de su celular.
La convulsión de Wendy era cada vez más fuerte, por lo que la acomodé mejor en mis brazos mientras mis lágrimas no paraban de salir.
...
-Necesito que me den algunos datos de ella...
-Sí, sí, luego- Pasé al lado del doctor y Richard me tomó el brazo. Rodé los ojos y miré al hombre con un pequeño bigote, que lo hacía ver tierno.
-Son solo unos pocos segundos- Apretó el botón de una pluma y la acercó a una planilla -¿Nombre?
-Wendy- Suspiré.
-¿Apellido?
-Davis- Cerré mis ojos impaciente.
-¿Edad?
-Diecinueve- Pasé mi lengua por toda mi boca.
-¿Tiene padres?
-¿Cree que si tuviera padres estaríamos solo nosotros aquí?- Pregunté mientras señalaba a los chicos y a mí, y Chris le dió un leve apretón a mi brazo -Sus padres fallecieron.
-¿Estuvo pasando algún tipo de estrés últimamente que pueda haber causado la convulsión?
-No lo sé, quizás si- Me encogí de hombros.
-Eso es todo muchacho- Sonrió y le devolví la sonrisa de mala gana.
Entré a la habitación para ver como Wendy tenía su vista en un punto fijo. Al darse cuenta de mi presencia, levantó su vista y comenzó a llorar.
-Zab...- Susurró.
-No princesa no llores- La abracé y rodeó mi cuello fuertemente con sus brazos -Todo ha salido bien, no tienes por qué llorar.
-Entonces tu también deja de hacerlo- Habló al escuchar mi voz un poco entrecortada y sonreí -Además el doctor no te ha dado los resultados todavía- La miré y acaricié sus mejillas.
-Bueno... Tengo una leve sospecha de que todo va a estar bien- Puso una mano en mi nuca y me acercó a ella para besarme lentamente.
-Ven- Palpó a su lado en la camilla y fruncí mis cejas.
-Esta mielda se va a rompel- Negué con mi cabeza y carcajeó. Suspiré mientras acariciaba sus mejillas y miré sus lindos ojos.
-Ven- Repitió -No se va a romper, te lo aseguro.
Me saqué las zapatillas y me acosté a su lado. Escondió su cara en mi pecho y acaricié su cabeza. Me abrazó un poco más fuerte y nos quedamos en silencio unos segundos hasta que entró el doctor.
-Davis- Suspiró y miró la planilla -Estos son los resultados de tus estudios- Se acomodó los pequeños lentes -Pudimos ver que no ha sido tu primer convulsión- Miré a Wendy sorprendido y ella bajó la cabeza mientras negaba -Evidentemente has estado bajo estrés en estos últimos meses, lo que provocó esto- Apretó los labios -Solo vengo a comunicarle los recientes estudios, y también que pronto estarán los resultados de los nuevos análisis- Nos sonrió y se fue.
Wendy puso un mechón de pelo detrás de su oreja y comenzó a jugar con sus manos para no tener que mirarme.
-¿Tienes algo que decirme?- Pregunté luego de carraspear.
-Lo siento...- Susurró.
-¿Por qué me ocultaste algo tan importante como eso?- Dije algo molesto y me acomodé en la camilla, de tal modo que quedamos frente a frente.
-No quería preocuparte supongo...- Se encogió de hombros.
-¿No querías preocuparme?- Reí sarcásticamente -Solo son convulsiones, no le digo al idiota que quiere cuidarme que solo son convulsiones porque no quiero que se preocupe...
-No es así, yo...
-Wendy esto no es un juego- Dije serio y me miró tragando saliva. Se notaba que estaba nerviosa -Tu vida podría estar en riesgo... Te estás duchando, tienes una convulsión, te golpeas la cabeza... Wendy...- Suspiré.
-Nunca pude encontrar el momento justo- Habló bajando su vista -Tu tienes a tu banda, no la puedes dejar de lado por mí, no soy tan importante para que hagas eso.
-Sí lo eres- Dije.
-No- Afirmó -Y siempre que nos veíamos estabas tan contento contándome de como había sido todo que no quería arruinarlo...
-Lo siento... La culpa fue mía, estaba tan entusiasmado que supongo que no me di cuenta que urgías contarme algo- Bajé mi mirada -Pero de todas formas ya está, ahora lo único que importa es que tú te encuentres bien- Acaricié sus mejillas.
-¿Vas a dejarme?- Me miró con sus ojos llenos de lágrimas y la abracé.
-No... Amor, no, ¿qué te hace pensar eso?- Apoyé mi mentón sobre su cabeza y oí su sollozo.
-Simplemente a nadie le gustaría una novia con convulsiones- Se encogió de hombros y me acosté junto a ella.
-Vamos a salir de esta juntos, tú y yo. Y a mí no me importa lo que a la gente le guste y lo que no. A mí me encantas tal cual eres- Sonrió débilmente y se apoyó en mi pecho.
Acaricié su cabello y nos quedamos unos minutos en silencio.
-Mamá me ha llevado al psicólogo- Habló y se acurrucó más junto a mí -Para descubrir las razones de mis convulsiones.
-¿Y que te ha dicho?- Subió un poco más su cuerpo hasta que su rostro quedó a la misma altura que el mío.
-El estrés es originado por la universidad- Apretó sus labios -Aparentemente seguí una carrera que... No era mi especialidad- Se encogió de hombros.
-La dejarás, ¿no?- Alcé levemente mis dos cejas.
-Claro...
-Genial- Me acerqué más a ella hasta que nuestros rostros quedaron a pocos centímetros -Cuando nos casemos y tengamos hijos, yo trabajaré de mi música, y tú trabajarás de lo que a ti te encante, sin presiones ni estrés.
-Hablando de eso...- Comenzó a jugar con sus manos -Tengo que decirte algo- Apreté mis labios -Solo es esto, prometo que no más secretos.
-Bien- Rodé los ojos.
-Creo que si todo sale bien, no vamos a esperar mucho para esos planes- Sonrió y dejó un casto beso en mis labios -Felicidades papá.