En cuanto entré a casa, dejé las llaves sobre la mesa ratona y me saqué la camisa blanca que pertenecía al uniforme escolar. Me saqué los zapatos que apretaban un poco mis pies, y también las medias blancas que llegaban hasta mis rodillas. Me quedé solo con la falda a cuadros roja, y con mi brasier negro.
Solté mi cabello y masajeé mi cabeza para relajarme.
Comencé a preparar la comida que consistía en recalentar sobras de la cena de la noche anterior, porque mis padres se encontraban en un viaje de negocios, por lo que me habían dejado sola por dos días.
Oí un carraspeo y me di vuelta para ver a Erick apoyado en el marco de la puerta de la cocina, mientras recorría mis piernas con su vista. Me miró y mis ojos se llenaron de lágrimas.
-Ven- Luego de unos segundos en donde solo nos veíamos fijamente, sacó sus manos de los bolsillos, extendió sus brazos hacia mí con una sonrisa y se incorporó.
Me aferré a su cuerpo. Como él era más alto que yo, tenía que hacer puntas de pie.
Apoyó mi espalda en la pared y tomó mi mentón para que lo mirara. Se acercó a mí y me besó lentamente.
-No podía faltar al cumpleaños de mi princesa- Dejó varios besos en mis labios.
-¿Quién cumple años?- Pregunté.
-Tú- Sonrió -¿No estás emocionada por tus dieciocho?
-¿Mi cumpleaños es hoy?- Fruncí mis cejas y saqué mi celular para ver la fecha -Oh, mañana...- Apoyé mi cabeza en la pared mordiendo mi labio inferior -Lo olvidé...
-Para eso estoy yo- Se encogió de hombros -Oye, tenemos muchas cosas que hablar, ¿te ayudo a preparar el almuerzo?
[...]
-Erick no, esto es muy caro, mejor vayamos al parque, o a por un helado o...- Tomé su brazo en cuanto entramos al restaurante.
-No, quiero que pases una buena noche para recibir tus dieciocho- Contestó y besó mis manos.
-Pero no quiero que gastes por mí, y esto se ve demasiado caro- Miré alrededor -Erick...
-Tranquila, por tí pagaría esto y más- Acarició mis mejillas y me besó lentamente.
-¿Señor Colón?- Erick se separó de mí y tomó mi mano mientras miraba al mozo que estaba frente a nosotros con un impecable traje blanco -Síganme...
Nos condujeron a una mesa iluminada con velas como si fuera una película, y en cuanto el hombre de la entrada se fue, Erick comenzó a reírse.
-¿Qué?- Pregunté mientras me contagiaba una sonrisa.
-Me dijo señor- Dijo y me reí.
Pedimos la comida que llegó unos pocos minutos después, y comenzamos a comer entre charlas y sonrisas.
-He visto que has estado en fiestas con un chico...- Habló Erick tomando de su copa de agua, porque no quería tomar.
-Sebastián, mi mejor amigo- Le expliqué.
-¿Mejor amigo?- Preguntó y asentí -Pues no creo que contigo solo quiera amistad- Movió su copa, tomó un poco, y me miró.
-¿Qué insinúas?- Mi sonrisa se iba borrando poco a poco.
-Azul, ese tipo no quiere solo amistad contigo- Explicó -No me gusta que sean amigos- Se encogió de hombros.
-¿Qué te pasa?- Chasqueé la lengua -¿Desde cuando te has vuelto tan posesivo?
-Solo no me gusta, y ya- Dijo encogiéndose de hombros.
-Pues no tengo que pedir tu opinion para elegir a mis amigos.
-Nunca dije que me pidieras mi opinion- Alzó las manos en señal de inocencia.
-¿Y entonces que? Estas diciendo que ya no quieres que lo vea solamente porque a ti te cae mal- Lo miré.
-Ya Azul- Rodó los ojos -Hace seis meses no nos vemos, por favor, no peleemos ahora...
-Si tú vienes con reclamos estúpidos es inevitable- Contesté dando por terminada la conversación.
Terminamos la cena, Erick pagó la cuenta y caminamos bajo las estrellas. Tomó mi mano y me guió hacia un banco en un parque.
-Escucha...- Tomó mi mano y la acarició -Lo siento, ¿si?- Bajó su mirada -Ahora eres lo más importante que tengo, y solo quiero cuidarte...
-Gracias Erick, pero no entiendo por qué desconfías de mí- Abrió su boca para hablar pero lo interrumpí -Crees que voy a irme con otro y dejarte con lo que yo te amo- Acaricié sus mejillas y me miró. Lo besé lentamente y sonrió.
[...]
Sin separar nuestros labios, caminó hacia la cama y me sacó la camiseta de un tirón, admirando mi brasier rojo que había reemplazado al negro.
Me empujó haciéndome caer en la cama y se subió sobre mí con cuidado de no aplastarme. Besó todas las zonas que el sostén no cubría y comenzó a lamer mi clavícula, mi hombro y mi cuello, sacándome jadeos. Le quité la camisa y admiré su pecho trabajado. Mordí mi labio inferior y me besó salvajemente. Pasé mis manos por su bulto y le saqué un suspiro.
Apoyé mis codos en la cama y me incliné para morder sensualmente su lóbulo, con lo que gané que bruscamente me quitara el pantalón corto negro, y buscara un paquete en el bolsillo de sus Jens. Mordí mi labio inferior mientras sonreía.
Apagó la luz de la lámpara que se encontraba en la mesa de noche, bajó sus pantalones junto con sus bóxers, se puso el preservativo y pasó un dedo por mi feminidad sacándome un gemido.
-Me encanta que estés así de mojada por mí- Susurró en mi oído mientras me penetraba.
-Espera...- Gemí de dolor, por lo que disminuyó sus embestidas.
No era mi primera vez, solo que jamás podía acostumbrarme al tamaño del miembro de Erick. Simplemente era muy grande para mi feminidad.
Moví mis caderas señalándole que podía continuar, y lo hizo lento, hasta que solo era placer lo que sentía, por lo que sus embestidas comenzaron a ser duras y fuertes. Gemí en cuanto lamió, mordió y marcó mi cuello.
Clavé mis uñas en su espalda en cuanto sentí que mis paredes de contraían. Erick comenzaba a aumentar sus movimientos, lo que anunciaba la llegada del orgasmo de ambos.Gemí más alto de lo normal en cuanto llegué al climax, y unas embestidas despues, sentí un líquido caliente desplazarse por el condón.
Nos quedamos unos segundos en la misma posición tratando de recuperar la respiración, y Erick salió de adentro mío, ató el preservativo, lo tiró en el cubo de basura de mi habitación y se recostó a mi lado. Me tapé con las sábanas hasta la cintura al igual que él, por lo que solo mostraba el sostén.
-Que buena bienvenida- Opinó besándome lentamente y sonreí.
Su celular comenzó a sonar con el típico tono de alarma y tocó la punta de mi nariz con su dedo.
-Feliz cumpleaños amor- Sonrió.