- como quieras- Exclamó mientras se repantingaba en la silla frente al escritorio de su hermano.- Qué querías contarme??- Preguntó emocionada, sin embargo, una vez Roderick abrió la boca, decidió cambiar la pregunta.- Mejor dicho, quieres algo más, además de la adhesión de los territorios alemanes, apoyo en el parlamento para la realización de dichos propósitos, apoyo moral a la hora de, dando por hecho que los consigas, solicitar la mano de la zorra de Elizabetha, y alguien que cargue los anillos en vuestra posible futura boda de dentro de aproximadamente doce años y medio??- Cuestionó, pero esta vez con tono serio.
Roderick se calló. Quería contarle los dos primeros datos que ella había dicho, y los dos segundos, se los había planteado bastantes veces, y aquella niña lo sabía antes incluso de haber hablado con él. Por favor, no era ni su madre, ni su hermana mayor. Cómo podía saber siempre lo que tenía en mente??
- No... Yo... eh... sólo quería de momento apoyo, y los territorios alemanes...
- Vale, bien. Te ofrezco mi apoyo en el parlamento a cambio de dos favores. No los tengo pensados, pero me los deberás.- repitió lo que le había contado a Antonio con cierto hastío.
- Entonces me ayudaras??? Pues, eso valla, está muy bien. Por qué??
- Cómo que por qué- Preguntó como si fuese obvio- Eres tonto princesa?? Eres mi bruder. Tengo que ayudarte, es deber de bruder. Pero recuerda que me deberás dos favores.- Sonrió socarronamente.
- Está bien, acepto.- Declaro solemnemente. Lo cierto, es que Austria seguía sin entender por qué lo llamaba hermano, ni por qué se colaba en todas las cenas de la familia germana, pero mientras les ayudase, le daba igual.
Inglaterra
Arthur se encontraba sentado en su escritorio mientras reflexionaba sobre su hermana, hermano, o lo que quiera que fuese, se escucharon una serie de golpes en la puerta.
Antes de contestar, Inglaterra abrió el primero de sus cajones, donde mantenía guardada su pistola. La cogió al tiempo que exclamaba:
- Adelante.
- Ah eres tú Antonio.
- Hola Arthur, - Exclamó alegre
- A qué se debe tu visita?- Preguntó mientras volvía a guardar su pistola. Tenía que quitarse aquella maldita manía de sacar la pistola, ya no estaba Francis, ya casi no había visitas indeseadas.
- Mira, que he estado pensando que en la junta de dentro de diez días, voy a pedir unas tierras.
- Claro, eso lo explica todo. Ahora, qué haces aquí???
- Si, había vnido a ver si me apoyabas en la junta.
- Ah, eso es fácil. NO.- Sentenció rápido.
- Ala... No seas así, Arthur.... Seguro que tú también quieres alguna tierra.- Este recapacitó. Ya que le tenía allí, sería un desperdicio no tratar de llegar a algún pacto.
- Está bien, qué tierras quieres???
Antonio tomó aire.
- Argentina, Bolivia Chile, Colombia, costa rica, cuba, ecuador, el salvador, Granada, Guatemala, Guayana, Haití, Honduras, México, Nicaragua, panamá, Paraguay, Perú, puerto rico, república dominicana, Uruguay, y Venezuela.- Teutia había estado preparada, Arthur no.
- Pero estás loco, o simplemente eres gilipollas??? Bloody wanker!!- Gritó asustado.
- Bueno... Teutia dijo que a ella le parecía bien.
Teutia. Ese nombre hizo magia en la actitud del inglés, como si de un calmante para elefantes se tratase. Su hermana. No quería empezar llevándole la contraria desde el principio. Quería llevarse bien con ella antes de decirle de manera oficial que eran hermanos. Bueno, no había ningún problema en apoyar a Antonio. Pensaba multiplicar sus territorios, pero no tenía en mente hacer nada malo. Así, estaría apoyando también a Prusia, y Antonio estaría forzado a respaldarle cuando solicitase Francia:
- Antonio, tengo un trato. Yo te apoyaré en la junta cuando solicites Sudamérica, si tú me ayudas a conseguir Francia, que lo quiero, pues... por fines comerciales y todo eso...
- Vale, entonces hay trato. Ah, oye, tú quieres que Francia resucite???- Preguntó serio
- Qué? A qué te refieres Anthony?- Preguntó bajando la voz pese a estar solos.
- Sabía que te interesaba. Resulta que los países pueden resucitar o algo así, si las tierras se trabajan y todo eso. Le confió en susurros.
- Quién te lo ha contado?- Inquirió para asegurarse la fiabilidad de la información, y que no se trataba de invenciones de Antonio.
- Teutia.- Vale, pues si que era fiable.- Por eso quiero Latinoamérica.- Añadió con una sonrisa de ternura.
Inglaterra le miró incrédulo. Ahora no quería, sino deseaba y pensaba conseguir Francia. Si alguien se oponía, le declararía la guerra.
Pasaron los días, uno, otro, otro, y cada cual más lento que el anterior. Los países más jóvenes ansiaban esperanzados la llegada del gran día, mientras los más adultos, y mejores conocedores de su mundo tan poco imparcial, los pasaron en silencio trabando cadenas de alianzas entre ellos. Finalmente, llegó el día.
La junta volvería a ser en Rusia, Friederland. Dio comienzo la nueva junta. Teutia tomó la palabra:
- Hola a todos, blah blah blah... y repartición de tierras. Fin. Vale, ya todos conocéis los territorios, así, que no me voy a molestar en decirlos. Hay mucha tierra y hay gente que no quiere, así, que seguro que llegamos a un acuerdo.
Vale, empieza la parte dificil. Quién quiere qué?
Después de aquella ligeramente informal introducción, comenzarían a repartir. Inglaterra tomó la palabra.
- Buenas tardes. Yo, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, solicito, por fines comerciales, los territorios vacíos que se encuentran en el sur desde mi posición. Los cuales, recibían antes el nombre de Francia. Existe alguna oposición?
Yyyyyyy.... listo! Bueno pos eso.
Sabía de quien sería todo al final del día, pero no podía evitar estar nerviosa.
- Vale, pues, siguiente. Quien más quiere tierras específicas, antes de sacar a subasta las que queden??
Antonio levantó la mano.
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Un lo siento, no nos basta.
Fiksi PenggemarLa mitad del mundo ha sido destruido, pero, quien ha sido el culpable? Latinoamérica, Rusia, Francia, China, Alemania, más de la mitad de áfrica... Están fuera de combate. Un momento de tensión para el mundo vivo, y en especial para el obvio respon...