|• Cinco

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Estando en la cocina, solos y mi espalda chocando contra la pared disfrutaba de cómo Milena movía sus hermosas caderas de lado a lado, restregando su cuerpo contra el mío.

La manera en que se movía era fabulosa. Ideas se formaban en mi cabeza una y otra vez.

Mis manos recorrieron sus muslos hasta su cintura cuando ambos bajamos a la vez y volvíamos a subir, su espalda quedó apoyada en mi pecho y mi rostro entre su cuello y hombro, aspirando así su perfume.

—¿Creés que no he notado tus provocaciones? —pregunto sin dejar que se aparte.

—Siempre parte del show, Alex —contestó subiendo una mano para tomar mi cabello y tirar de él.— así como cuando mis dedos tienen que hacer acto de presencia en mi húmedad solo porque tú no estás presente.

Aquellas palabras las dijo con un tono tan exquisito y provocador que no pude evitar hacer presión de su cintura contra mí pegándome a su trasero.

—No tenemos tanto tiempo de convivir y con tus actos logras llamar toda mi atención —dije pasando mi lengua por su cuello para morder el lóbulo de su oreja.

Un pequeño jadeo se escuchó salir de sus labios sintiendo como su piel se erizaba.

—Tal vez tú no me conozcas tanto a mí como yo a tí —dicho aquello se giró pasando su lengua por mí labio inferior para después morderlo y alejarse saliendo de la cocina.

Me estaba provocando, estaba por caer en sus encantos, esa mujer me estaba volviendo loco.

Salí un par de minutos después y la gente ya estaba llegando en su mayoría, jugaban, platicaban y bailaban en cada espacio.

Conforme la gente iba incrementando, la casa se iba llenando de estudiantes y de más invitados, al parecer nuestras fiestas
siempre tenían un buen contenido en cuanto a las señoritas bien
vestidas y ambientadas.

Quienes me importaban y de quienes estaba al pendiente se
escontraban junto al mini bar bailando y platicando entre ellas,
no les quitaba la vista de encima, puesto que sin duda alguna
llamaban la atención con sus hermosos cuerpos.

Ya había rechazado sin duda invitaciones de un trago (claramente
para terminar en algo más) y a bailar, pero no, como le había
prometido a Milena, esta noche era para y solo de ella.
Me acerqué con ellas para tomar un vaso de nuestro "ponche" y así
también bailar.
Aarón seguía atendiendo a los invitados, ya pasadas de las once
de la noche estábamos en el jardín trasero a punto de lanzarnos a
la piscina, ¿La razón? perdimos una apuesta.

—Vamos Milena, estoy segura de que tu vas a poder, confío en ti.

—Es obvio que no se puede, es Aarón, y yo soy mujer.

Isabella trataba de convencerla en jugar unas vencidas con mi
amigo, por alguna extraña razón yo perdí contra mi mejor amiga.

—Si no juegas trendrás que besarte con Alex. —comentó Aarón
como si besarme fuera un castigo.
Milena rodó los ojos y se sentó frente a él.

—Lo haré, y no es que tenga algo de malo besarte, Lodge, pero
trata de retarme y eso no lo voy a permitir —se giró regalandome
una sonrisa para volver su vista a mi amigo y dejar su codo
apoyado en la mesa y su mano firme con la del chico.

—Una... Dos... Tres... —contó Cait para dar inicio al juego y que mi amigo riera por el intento de Milena por doblar su mano.

Como era de esperarse mi pequeña perdió. Y así es como estamos en
hilera para de un salto entrar todos
en el agua.

—Hakuna matata —gritaron las gemelas entre risas antes de dar
el salto y salpicarnos.

No dudé más y tomé a Milena en brazos lanzandonos de igual forma,
por lo que Isabella no dudó en seguirnos.

Ese momento fue épico, sin duda.

Una vez que entramos nuevamente a la casa la mayoría nos miraba
extrañados, ni si quiera nos importó el estar empapados, así nos
incluímos en la fiesta bailando entre los invitados, Kelly tomó
una botella dandole un largo trago y así nos la pasó para seguir
en el ambiente.

De pronto sentí un tiron fuera del circulo donde estaba bailando,
pensé que había sido Milena pero se encontraba haciendo twerking
junto con Cait.

--¿Y si me invitas a mojarnos juntos? --me preguntó la morena que
unas horas atrás me había follado en el cuarto de servicio.

--Nora... --dudé en si ese era su nombre, al no recibir negativa
por como le había llamado seguí con lo que iba a decir.-- Mira,
lo de ahora estuvo bien, muy bien puedo confezar, pero solo fué
ese momento, no pasará nuevamente.

Me sentía orgulloso de haberme negado.

--Pero Alex, puedo hacerte cambiar de opinión --no supe en que momento se encontraba con sus manos desabrochando mi pantalón.

--Nora, por favor, tengo una promesa --la tomé de los hombros para separarla pero lo que hizo fué dejar un beso en mis labios y
colocarse de cuclillas ante mí.

--Por lo que veo las promesas no son nada para ti, ¿Verdad? --la
voz de Milena me dejó completamente helado, en ese momento no me importó que la morena se tambaleara y cayera de sentón.

Me alejé de ella abrochando nuevamente mi pantalón. Milena ya
estaba caminando lejos de mí, regresando a la fiesta, apresuré un
poco pero me bloquearon el paso con algunas preguntas sobre donde
estaban los baños.

Logré mirar que salió de la casa y después de atender a las preguntas salí de igual forma.

Había unos juegos en el jardín ya que Aaron tenía un par de hermanos pequeños, entre los juegos una resbaladilla, la chica estaba en la cima de esta y con una sonrisa de medio lado me senté al final de ésta con mis piernas a cada lado de las orillas.

–Te dije que hoy sería solo tuyo.

Me dió una mala mirada y siguió jugando con su vaso. Un par de minutos después habló.

–Tu no sabes por todas las inseguridades que pasé por no ser como las chicas que siempre te gustaron –negó, soltó un suspiro y sonrió con tristeza para después seguir hablando.– cuántas veces deseé ser aquella chica que miraras como si de lo más perfecto en esta vida se tratase, así como yo te miraba a tí, pero vas comprendiendo con el paso del tiempo y de las acciones que, no importa cuánto anheles a una persona, si sus ojos no brillan para tí, tocará reemplazarlos –una pequeña risa se escuchó salir de sus labios.– entonces das a conocer al mundo, que; en vista de su extraordinaria manera de volverme loca y la ausencia de sus sentimientos hacia mí, me declaro estúpidamente pedida por él.

Terminó de decir y se resbaló quedando a pocos centímetros de mí, la tenía atrapada con mi cuerpo.

Sentía mi corazón como si le hubieran dado una apuñalada.

–Tienes mis ojos en tí, y estoy seguro que no habría nadie mejor para hacerlos mirar con amor –susurro antes de inclinarme a rozar mis labios con los de ella a punto de besarle.

¿Niñero? [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora