Nueve•|

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Me encantaba la manera en que Milena se ponía tensa cuando mi mano se paseaba entre sus piernas, su cintura o a los costados de su cadera, ella sentía que todo mundo miraba aquellas pequeñas acciones cuando en realidad cada uno estaba en sus asuntos.

Nos encontrábamos todos en la merienda cuando Aarón llegó del estudio con una botella de vodka en la mano, él y su fascinación por esa bebida.

Sirvió varios shots y los empezó a repartir a cada uno, como si no tuviéramos suficiente con soportar sus malos chistes estando sobrio.

Al poco tiempo ya estábamos jugando a la botella, y no puedo entender como es que se le ocurrió ésto si mañana hay clases, y lo que menos quiero es que este equipo no haga ni una mierda y terminemos sin calificación.

—Solo jugaremos ésta ronda que mañana hay escuela —dije en tono autoritario y con más fuerzas que con ganas aceptaron.

Además ya se estaba haciendo tarde, Isabella y yo teníamos una cita pendiente ésta noche, y estoy seguro que de ello depende si sigo vivo, o muero en el intento a escapar.

—La intención de este juego es que se besen con quién quieren, ¿Por qué mejor no lo hacen de una vez? —pregunto mirando a cada uno en el círculo

Yo amo este juego, pero justo ahora estoy bastante irritado, hay una mala vibra que siento desde hace rato y estoy a una de mandar a la mierda a los presentes.

—¿Me acompañas? —escuché como el imbécil compañero de Lena le pregunto aquello justamente a mi niña.

Había extendido su mano hacia ella por lo cual no pude evitar darle un empujón, en ese momento mi temperamento fué a tope.

—Vamos, pero si tú lo haz pedido, además ella no es tuya —dijo Christian, creo se llama

Mis ojos fueron directamente a Milena quien soltó un suspiro y negó un par de veces.

—Lárgate de aquí —dije tratando de no sonar más brusco de lo que podía haberse escuchado.

Soltó una risa cínica y dió un par de pasos hacia atrás para después abrir la boca y cagarla más

—¿No te ha dicho que se sigue acostando con otras chicas mientas a tí te trata de mantener en su mano? —miró a Lena quien ésta a su vez me miró a mí.

Noté una decepción en sus ojos y no lo pude evitar, juro que no, por lo cual mi puño se estampó contra el pómulo izquierdo de Christian, éste trató de saltar sobre mi pero mi mejor amigo lo tomó del torso sacándolo de la biblioteca.

Lena ya había tomado camino fuera de aquél mismo lugar así que la seguí.
Al entrar a su habitación me quedé en la puerta, ella no se tomó la molestia ni de correrme, pues se estaba colocando otro tipo de ropa más cómoda, no la pijama.

—Déjame explicarte —menciono dando un paso dudoso hacia adelante.

—No, Alex, no pasa nada, ni que fuéramos algo, ¿Verdad? —su voz era frágil pero intentaba ser dura.

Sentí eso como un total rechazo y dí media vuelta. No tenía porqué estarle rogando, ella misma lo dijo, no somos nada.
La miré por última vez de reojo y salí de la habitación, encargué la casa a la ama de llaves y después junto con Isabella salí de allí.

Entre ella y Aarón se encargaron de repartir a los chicos a sus casas, solo quedaron las amigas de Milena y ella, así que estarían bien cuidadas en lo que al servicio respecta.

Isa y yo nos montamos en mi auto y con música relajante iniciamos camino hasta las afueras de la ciudad, temía por mí, pero temía más por mi mejor amiga, y daría mi vida por ella, siempre sería y será así.

Tomé su mano y dejé en beso en el dorso de ésta, ella solo me dedicó una sonrisa y recargó su cabeza en la ventana.

Está bien que quería una aventura, saber lo que se sentía la adrenalina de las cosas malas, ilegales, pero no estar a punto de morir por algo que yo no hice.

Ya expliqué más de una vez que yo no perdí la mercancía en el casino. Pero estos tipos no entienden.

Alrededor de una hora y media estacioné en una bodega que parecía abandonada, solté un suspiro pesados y junto con la chica salí del auto.

Nos encaminamos hasta llegar a la puerta y toqué a un ritmo en forma de clave, la puerta se abrió pero no había nadie detrás de ésta, entramos hasta un punto y se acercó una linda rubia, curvas hermosas, cabello atado en una coleta alta y un labial rojo que resaltaba gracias a si piel blanca. Si no sintiera que estaba a punto de morir estoy seguro que encontraríamos un punto ciego de las cámaras de seguridad de este lugar.

—Lodge y Austin, bienvenidos —mencionó la chica paseándose alrededor de nosotros. — Estábamos ansiosos por qué llegaran.

—Muchas gracias —respondí con una pequeña sonrisa.— Nosotros igual, no es como que todos los días esperemos a que nos vayan a asesinar a sangre fría por algo que no hicimos.

La chica soltó una risa cínica y se acercó a mí me tomó de la nuca y acarició ésta enredando después sus dedos en mis rizos.

Sentí algo húmedo pero tal vez era que estaba sudando de los nervios, miré a Isabella de reojo quien tenía una expresión de miedo.

Cuando miré a la rubia nuevamente sentí un mareo y mi vista se nubló.

Mierda, ¿Es que a caso se me bajó la presión? No soy un cobarde para que ésto me esté pasando, y no es la primera vez que me encuentro en situaciones difíciles.

—Síganme —mencionó la desconocida voz de quién no me había percatado estaba ahora con nosotros.

Era un hombre, como de la edad de mi padre, comenzamos a caminar pero me sentía demásiado débil con cada paso que daba. 

Y de pronto pasó, sentí como el dolor en mi cabeza era demásiado, no escuchaba bien, me sentía aturdido. Un golpe en mi rostro me hizo reaccionar pero aún así no sentía el dolor del golpe, solo el de mi cabeza.

En un parpadeo todo se volvió oscuro.

"Isabella" "ISABELLA"

Trataba de pronunciar, pero debemos labios no salía nada. Solo escuchaba la voz en mi cabeza.

Abría y cerraba los ojos para poder ver, pero nada, todo oscuridad.

—Nos vamos en donde quedamos, no creo que despierte, y si es así ya saben que hacer.

Esa voz, conocía esa voz, pero, ¿Quién es? ¿Por qué no puedo recordarla?

Y ahí quedé, perdido en el limbo de mi propias mente, y ni siquiera sabía que pasaba con mi mejor amiga.







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Hola mis hermosas criaturas.
Primero que nada saben que amo agradecerles el que lean ésta historia, amo sus comentarios cuando los hacen, hay algunos con los que me río demásiado, y otros que me hacen sentir bonito.
Muchas gracias, de verdad, lamento mi ausencia con las actualizaciones.

¿Niñero? [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora