|• Cuatro •|

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Más idiota no pude ser al no ir tras ella, porque a lo lejos observé cómo un chico se unía a ella en el pasillo, ¿Quién era él? Ni puta idea pero lo averiguaría.

Al salir de la universidad a las tres de la tarde esperaba a Milena en mi auto para ir a casa, y cinco minutos después de que subí a éste llegó Milena con su labial un poco corrido por la comisura de sus labios, por lo cual mi ceño se frunció.

¿Qué pasó ahí? ¿A caso se besó con alguien? ¿Quién carajos la besó?

Tengo que averiguar eso, porque no pueden estar besando a Milena, ella que es mía.

Sin palabras cruzándose entre nosotros conduzco hasta llegar a la casa, fué demasiado tenso el ambiente.

-Te quiero lista a las cinco, iremos a comprar ropa para la fiesta -le digo a la chica bajando después del auto.-

Además de que necesitaba ir a comprar algunas botellas que llevaría a la casa de Aarón.

El par de horas pasó y sin más me acerco a la habitación de Milena tocando a su puerta, un par de minutos después la chica abre la puerta dejándome ver su cabellera oscura atada en un moño alto medio despeinado.

-¿Necesitas algo?

Pregunta limpiando su nariz, al parecer estuvo llorando, sus ojos estaban rojos, y su voz se escuchaba diferente.

-Tenemos que ir de compras.

Respondo tomando la perilla de la puerta para evitar que en cualquier momento tratara de cerrarla.

-No quiero ir, no me siento bien -negó repetidas veces y fué ahí donde me abrí paso a su habitación adentrandome en ésta.

Me siento en la orilla de la cama mirando como había decorado cada rincón.

Sentía un sentimiento de culpa, y también me sentía como el típico cliché que leía Isabella sobre el chico malo y la niña buena.

Pero sinceramente me sentí mal porque ella quería que la besara, cómo sé si desde niña le gusté y ahora que estábamos por besarnos después me voy a follar con alguien más.

-Vamos a la fiesta, prometo que no me voy a despegar de tí en toda la noche para cuando ya no aguantes regresarnos -digo nuevamente alzando mi meñique.-

-No te puedo hacer eso, serás muy codiciado allá, y tú tienes que atender a todas tus chicas -negó repetidas veces.- así que no, prefiero ahorrar inconvenientes.

Suelto una pequeña risa.

-Lodge cumple su palabra, en serio, además si hubiera querido ir con alguien más le hubiera invitado, pero no, prefiero ir contigo -le dedico una mirada de borrego a medio morir.- anda, ¿Sí?

Parece que mi rostro la convención porque soltó un suspiro y negó repetidas veces nuevamente.

-Está bien -contesto en forma de rendición.- pero no te apartes o me encargo de que mañana no puedas levantar tú trasero del inodoro.

-Hecho -rio dejando mi rostro natural.- ahora, ¿Nos vamos? Recuerda que nos esperan.

-Vamos -asintió con una pequeña sonrisa la cual me causó ternura.

Una vez que salimos de su habitación y bajamos las escaleras, tomo las llaves de la moto y nos llevo al garage.

Milena se quedó con una cara de sorpresa que era digna de una fotografía.

-¿Vamos a ir en ella? -se acercó lentamente acariciando con suavidad y como si fuera una pieza de cristal la motocicleta.-

-Así es, toma el casco.

Dicho aquello y de que me hiciera caso, ambos subimos, después de un largo camino de al menos media hora estábamos estacionando en el centro comercial, ya estaban los demás adentro esperándonos, por lo cual pedí especialmente seguridad en la motocicleta y me encaminé con Milena dentro de las instalaciones.

-Ya llegó por quién lloraban -digo de manera divertida saludando a los presentes.-

A mí espalda Milena era como un imán de miradas, y es que, joder. Quién no la notaría, es preciosa.

-Ya era hora bro, se supone yo debería estar organizando todo en mi casa -dice Aarón tomando de su bebida.-

-¿Y qué haces aquí si tanto te molesta, imbécil? -pregunta Isabella.-

-Perdiendo el tiempo al ver tu horrible rostro -contestó mi mejor amigo.-

Todos reímos por la escena, y es que no era novedad de que se tratarán así, por eso éramos mejores amigos.

-Tarado -la chica se levantó y se puso a mi lado.- tu y yo amiguito, debemos arreglar asuntos pendientes -palmeó mi hombro con una sonrisa sarcástica y luego se separó.-

-Andando que la vida es corta -quien animó esta vez fué Keilly, la amiga de Milena.

Sin dudarlo a nos pusimos en marcha yendo a la primera tienda, donde me iba a volver loco. Mi madre por ser hijo único, siempre me llevaba con ella de compras, de ahí un buen gusto por el vestir desde siempre.

Veía la emoción de las chicas cada que miraban un vestido y no sé cómo es que no quiero ahorcarlas.

Aarón y yo nos sentamos a esperarlas, pensando bien, las chicas deben de tener mucha ropa en sus casas, ¿Por qué venimos de compras?

Es algo estúpido.

-Bro, si ellas siempre tienen vestidos y faldas, ¿Por qué venimos a que compren ropa? -pregunto con el ceño fruncido.-

-Por... -se quedó a media palabra cuando salieron las chicas.-

Justo en ese momento estaba dispuesto a hacer una orgía en los vestidores de aquella tienda.

Cada una se veía tan... Cómo explicarlo sin que sea de mala forma.
Pero en definitiva, se me hizo gorda, y no me refiero a ninguna de las chicas.

Se habían puesto de acuerdo para probarse unas falsas como de látex, y un crop top, les llaman, creo, de encaje, cada uno de color diferente.

Sus curvas se notaban de manera tan exquisita. Quise tener mis manos dentro de aquella falda color negra que llevaba Milena. Quería follarla ahora mismo, subir la prenda hasta su cadera y dar embestida tras embestida.

-¿Me lo llevo? -preguntó Isabella, quien me dejó también con la boca abierta.

El cuerpo de mi mejor amiga está como para chuparse los dedos de igual forma.

¿Alguien que me explique porque siempre lo esconde? Es digno de admirar.

Habíamos dejado ya el centro comercial hacia cuatro horas, todos estábamos listos en casa de Aarón.

La decoración, el alcohol, la botana y la música estaba lista.

-Sigo sin creer que ustedes -Isa señaló a las gemelas y a Milena.- me hayan hecho vestirme así.

-Si no te gusta, yo te desvisto -dijo Zamara, una de las gemelas.-

Cabe destacar que ya nos habíamos tomado media botella de Vodka entre los siete a puros shots.

Miro mi reloj y eran las nueve treinta, por lo general la gente llega de diez o diez treinta en adelante.

En ese momento 'Call out my name' comenzó a escucharse.

Zamara se acercó a Isabella y comenzó a bailarle de manera sensual moviendo sus caderas en su rezago.

Mi primer acto fué morder mi labio.

-¿Y mi baile? -preguntó Aarón.

Cait (la otra gemela) y Keilly se levantaron para bailarle a mi mejor amigo, quién gustoso aceptó.

Me levanto del sofá dejando aquella escena atrás, pero para mí sorpresa Milena me siguió.

-¿Tú no quieres un baile?

Su pregunta me dejó sorprendido, solo me detuve, me giré y una sonrisa se formó en mi rostro.

-Quiero ese baile.

¿Niñero? [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora