Jugando en la sala con Rosé nos interrumpió una voz femenina que no estaba más temprano, Briana, la madre de la niña, sonreí de lado y me acerqué a saludarla con beso en su mejilla.
—¿Cómo se portó mi pequeña? —preguntó recibiendo a la menor en sus brazos no sin antes saludar a las chicas presentes.
—Como siempre muy bien —contestó Lena con una tierna sonrisa.
—Alex, ¿Podemos hablar? —pidió después de la respuesta y ordenó a Rosé quedarse con las chicas.
Asentí y caminé con ella al corredor de la casa, Isabella me miró antes de salir de la sala pero me encogí de hombros.
—Sabes que yo amo a tu familia, pero es necesario que veas esto —me entregó una memoria la cuál guardé en el bolsillo de mi pantalón. —Mira el contenido tú solo, y no reveles información si no estás seguro de con quién hablas. —suspiró mordiendo después su labio inferior.
—¿Sigues espiando? —pregunté mientras fruncía el ceño con curiosidad.
—Lo hago por el bien de las personas que quiero. No me culpes. —negó y se marchó antes de que pudiera decir algo más. Regresó a la sala en busca de la menor.
Volví con Lena e Isabella por lo que la pelinegra se levantó yendo a su habitación según en rumbo que tomó.
—¿Cómo vas con la competencia con Aarón?
Mierda, la competencia de los videojuegos. Lo había olvidado.
—Creo que no voy a participar este año. —confesé pasando una de mis manos por mi cabello.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó mientras despegaba la mirada de su móvil y me miraba con atención.
—No tengo tiempo, con lo que me pasó tengo que ponerme al corriente en la escuela, estoy suspendido, necesito cuidar esta casa, mantenerme vivo evitando me maten y soy el capitán del equipo en la escuela. —me encogí de hombros tirando de mi cabeza hacia atrás y cerrando los ojos.
—Tú puedes con eso, quitado el hecho de que unos matones quieren su mercancía de regreso. —puntualizó como si eso fuera lo más normal del mundo.
Asentí después de bufar y volví a mi posición original.
—No duermo bien, no descanso y la niña que en serio me está gustando está con quién me cae tan mal.
—¿Cuándo dejarán esa rivalidad? Han pasado ¿Qué? ¿Diez años?
Pase mis manos por mi rostro para después ir a recostar mi cabeza sobre sus piernas.
Ella de inmediato comenzó a acariciar mi cabello y sentí tranquilidad, poco a poco me fuí quedando dormido.—-¡ALEX! ¡ALEXANDER AYUDA! —Odhiel, era la voz de mi hermano la que se escuchaba.
De inmediato me levanté de las piernas de Isabella y fuí en busca del castaño, sus gritos se escuchaban al interior de la casa, corriendo subí a su habitación y abrí ésta.
Ahí estaba, junto a su cama llorando, estaba aterrorizado. Las lágrimas no paraban mientas me mostraba sus manos llenas de sangre y un cuchillo junto a sus pies.
—N-no quería hacerlo, pero las voces me decían que no eran inocentes... T-tenían que pagar —repitió un par de veces.
Me acerqué a paso lento pero después su cambió de actitud me asustó más, ya lo estaba llorando, ahora se reía.
—¿Odhiel? ¿Qué pasa? —fruncí mi ceño hasta de una patada alejar el cuchillo de su alcance.
—Yo la amaba, pero era una maldita zorra, era desquiciada —me miro con una amplia sonrisa en su rostro.
La única persona que yo sabía él había amado o siempre tuvo un crush con ella, era Isabella.
—¿Es Isabella? ¿Le hiciste algo a ella? —volví a preguntar.
Me acababa de levantar de sus piernas, no le pudo haber hecho algo.—Las mujeres siempre mienten... Y ella quería terminar con esta familia.
Estaba demasiado confundido y aturdido.
Cerré los ojos unos segundos y cuando los abrí Odhiel ya no estaba.
Temía por qué alguien más saliera herido.De pronto comencé a ver borroso, el piso parecía que se caía. Y desperté gracias al agua que Nana había tirado en mi cara.
Estaba empapado, y no solo de agua, también de sudor.
Isabella me miraba preocupada y se mantenía un poco alejada de mí mientras se miraba la muñeca con al parecer mi mano marcada.
—Tratamos de despertarte porque estabas gritando, le hablabas a Odhiel, sudaste y me hiciste un moretón. —señaló mi mejor amiga hacia su brazo.
—¿Cuánto tiempo dormí? Siento que solo fueron unos minutos.
Pregunté mientas me sentaba en el sofá y pasaba mi playera por mi cara y cabello.
—Cuarenta minutos, ¿Qué estabas soñando mi niño? —Nana se acercó a mí y acarició mi mejilla.
No contesté, me quedé en silencio y después inventé lo siguiente.
—No lo recuerdo, de verdad... —me quedé en silencio, miré a Isa con desconfianza, ese sueño me dejó aquél sentimiento.
—Todo está bien mi niño, tu hermano estará bien —repetía Nana
Después de un rato Isabella se despidió y me quedé solo en la sala, me iba a levantar cuando Lena se acercó a mí con un vaso de Chocomilk para ella, y otro para mí, se sentó a mi lado rozando sus piernas con las mías y se quedó en silencio.
No me molestó, así que me quedé ahí, agradecí por la bebida y con el mando de la televisión puse una película. "Orgullo y prejuicio" para ser exacto.
Esa película tenía un algo que me gustaba, y por lo que ví, a Lena también.
A la par repetíamos algunos de los diálogos de la película en voz alta y otras veces solo movimos los labios.
—¿Tú dejarías tu orgullo por alguien que de verdad ames, Alex?
Preguntó después de un rato sin apartar la mirada de la televisión. A los minutos respondí
—Porsupuesto que sí, incluso estuve apunto de hacerlo, pero por algo pasan las cosas.
Contesté de la manera más simple, me giré para mirarla pero ella no respondió nada más.
—¿Tú te quedarías con alguien incluso si no lo amaras? —pregunté yo esta vez.
—Creo firmemente en la lealtad y en el amor, pero no confundiría ambos. Podría amarte con todo mi ser, pero si no mereces mi lealtad o me haz fallado, mi persona es primero.
Lo sentí de la manera más directa incluso si no hubiera sido indirecta. Asentí y abracé un cojín recargando mi cabeza en su cuerpo. Me sentí en paz, si con Isabella me sentía tranquilo, ahora me sentía pleno.
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¿Niñero? [+18]
Novela JuvenilEstaba mientras tanto la rosa esperando en el jardín a ser cortada y llevada a un amor. Pero era tan celosa la espina que pinchaba con dolor y odio a quien trataba de tomar lo que más amaba.