Louis Tomlinson es sólo un muchacho de Doncaster con una leve obsesión por Twitter y una aún más leve obsesión con la actual banda más caliente, One Direction.
Nunca pensó que algo pasaría si él le escribía a un miembro de este trío dinámico.
Chico...
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"¡Despierta, princesa!" El grito irlandés del compañero de piso de Louis cortó a través de su conciencia, arrastrándolo de su sueño. Murmurando incoherentemente una respuesta, el mayor se giró en un intento de ahogar a su insufrible amigo. Realmente, a veces se preguntaba cómo se las habían arreglado para vivir juntos durante tanto tiempo como lo hicieron.
"Oh, no seas así, nene, tenemos trabajo hoy. Y aunque sé que odias despertar, puedes encontrar consuelo en el hecho de que odio despertarte" Dijo Niall en un cantar, esperando alguna especie de descarada respuesta del chico que todavía estaba envuelto en su edredón. Cuando la respuesta nunca llegó, él suspiró y agarró la almohada que había traído en caso de emergencia. "Está bien Lou, yo no quería hacer esto" Murmuró mientras levantaba la almohada sobre su cabeza y procedió a golpear al chico dormido con ella.
"¡Niaaaaaal!" Louis gimió, levantando las manos en un intento de protegerse la cara de la avalancha de golpes del colchón con plumas. "¡Solo tienes que irte sin mi!"
"¡No puede ser, Louis! Tú me hiciste prometer que me aseguraría de que irías a trabajar a tiempo. El primo del jefe dijo que te despedirían la próxima vez que llegaras tarde." Louis casi podía oír la sonrisa descarada que se extendió inevitablemente en el rostro de Niall.
Honestamente, en el trabajo solo le pagaban el salario mínimo, por lo que no valía la pena todo ese dolor. No lo odiaba, exactamente, es solo que no tenía grandes esperanzas para su vida si trabajaba en la sección de entretenimiento de una librería. Si no hubiera sido por Niall, probablemente lo habrían despedido hace mucho tiempo. Por supuesto que, sino fuera por Niall, él no habría tenido un trabajo en primer lugar.
"¡Muy bien! Muy bien, ¡ya estoy, imbécil!" Murmuró sin ninguna malicia real. Sintió los pies de su cama hundirse porque el rubio se dejó caer, abrazando la almohada contra su pecho. Louis se empujó a sí mismo contra su cabecera, al ver a su compañero de piso más joven señaló que la única diferencia real en él desde el día que se conocieron era su falta de su grasa de bebé*.
Había sido el segundo día del año 10, y Louis se había encontrado a sí mismo en la oficial del decano, una vez más. Él no era un alborotador, solo le gustaba echarse unas risas de vez en cuando, algo en lo que no parecían estar de acuerdo la mayoría de sus profesores. Era cierto que era demasiado temprano en el año para verse a sí mismo en el asiento exterior de la dirección: en realidad era, probablemente, un nuevo récord para él, pero tenía un público que adoraba entretener y se maldijo si los dejara. Mientras esperaba, un chico rubio que nunca había visto se sentó allí. Y así estuvieron en silencio por un total de 33 segundos antes de que Louis lo rompiera.
"Así que expulsado, ¿no?" Preguntó alegremente, suministrando la sonrisa más encantadora que había aprendido. El muchacho lo miró con curiosidad, sin saber lo que había pensado. Le llevó un total de 15 segundos para poder responder- Louis lo sabía porque los había contado.
