[JohnYong] Oneshot Collection

De personas altas, bajas y sus problemas al besarse

TaeYong no se considera un hombre pequeño. Con sus 1.75 centímetros estaba seguro que no lo era. Pero Seo Youngho era una torre, una torre que Lee TaeYong tenía como novio.

TaeYong había conocido a al hombre mayor (cabe aclarar que solo por unos meses) durante la universidad, en la biblioteca mientras buscaba una guía de historia antigua entre las filas de estanterías llenas de libros. La guía que necesitaba se encontraba en el séptimo estante y la escalerilla no estaba cerca, así que había tenido que ponerse de puntillas para tratar de alcanzar lo que tanto anhelaba. Fue entonces cuando un duro cuerpo se apoyó contra el suyo, y una mano mucho más grande que la propia alcanzó el libro con relativa facilidad. TaeYong jadeó suavemente y dio la vuelta.

El más pequeño tuvo que levantar el rostro para poder mirar a los ojos a aquella persona.

¡Oh, no!

TaeYong no creía en el amor a primera vista pero sin dudas aquel ser que estaba al frente suyo podía hacerlo cambiar de opinión. El hombre delante de él tenía un rostro hermoso; anguloso y fuerte, con ojos llenos de amabilidad y unos labios rosas y rellenitos que parecían afelpados como peluche. TaeYong tragó duro cuando el hombre le sonrió y movió los labios en una frase que realmente no escuchó.

— ¿Disculpa? — preguntó TaeYong sacudiendo la cabeza, volviendo a la realidad.

— Aquí tienes — repitió el más alto, jodidamente más alto hombre que TaeYong reconoció como alguien caliente y hermoso — Parecías en apuros y quise ayudarte, espero no haber importunado.

TaeYong frunció el ceño ante la manera tan formal de hablar del otro — Gracias — murmuró tomando el libro entre sus manos. Volvió a mirar hacia arriba y se encontró una vez más con los ojos ámbar de aquel hombre. Repentinamente notó la cercanía entre ambos y de cómo el cuerpo más grande del otro lo acorralaba contra las estanterías.

— Huh. También me preguntaba si querías ir a tomar un café o algo. — Y entonces TaeYong tuvo ganas de reír, porque de un momento a otro la excesiva confianza del más alto había desaparecido; los labios le temblaban, y sus mejillas se tiñeron de rosa, un rosa que TaeYong encontró muy adorable.

Y a aquella primera cita se le había sumado muchas otras. Fue entonces cuando TaeYong descubrió que en realidad Youngho no era tan ajeno a él y que llevaba un tiempo persiguiéndole en secreto (Algo aterrador aunque adorable también). Que Youngho era fan de los filtros de Snapchat, que tenía afición a bailar coreografías de girls groups, y que hacia ageyo de forma continua y adorable.

Básicamente el menor había aprendido que Seo Youngho era un gentil gigante. Un gentil gigante que después de un año y seis meses se había convertido en la propiedad permanente y absoluta de Lee TaeYong.

Fue entonces cuando TaeYong concluyó que tener un novio tan alto y grande tenía muchas ventajas; el más bajo amaba subirse sobre la espalda de Youngho y abrazarse allí cual bebé coala, amaba acurrucarse contra el pecho del mayor y quedarse dormitando hasta que Youngho lo tomara en brazos y lo llevase a la cama que compartían.

Todo sobre Youngho era dulce y divertido.

Sin embargo había algo que avergonzaba a TaeYong de sobremanera y que Youngho aprovechaba a su absoluto beneficio. Al menor le apenaba besar a Youngho; el mayor era tan alto que el pequeñito se veía en la penosa necesidad de estirarse tanto como podía para alcanzar aquellos bonitos labios. Youngho sabía que aquello enervaba a su novio pero eso no lo detenía a la hora de tomarle el pelo justo como estaba a punto de hacer en ese instante.

TaeYong y Youngho se encontraban en la puerta del campus de la hermandad donde el mayor asistía para su maestría en comunicaciones. TaeYong había querido acompañar a su novio y por supuesto el mayor no se quejó. Simplemente se dedicó a sonreír como tonto todo el camino.

Cuando llegó la hora de despedirse Youngho tomó entre sus brazos a TaeYong, lo apretó con delicadeza y luego deposito un suave beso sobre la frente, sintió al menor ponerse repentinamente rojo y sonrió tan inocente como pudo.

— Ahora quiero mi beso de despedida TaeTae — Youngho sonrió aún más ampliamente y señalo sus labios al tiempo que cerraba los ojos, en señal obvia de esperar un beso ahí, en donde su dedo índice apuntaba.

TaeYong sintió que las mejillas se le calentaban y entonces miró hacia todos lados, no quería que nadie viese lo que estaba a punto de hacer. Admiró el rostro hermoso de su novio, levantó levemente la barbilla para alcanzar aquello que tanto deseaba y cerró los ojos para a completar por completo esa bonita escena.

1, 2, 3, 4... segundos pasaron y TaeYong frunció el ceño, se suponía que tenía que estar besando los labios de Youngho pero no sucedía nada de eso, en cambio solo sentía el subir y bajar de la manzana de adán en la garganta del mayor. TaeYong abrió lentamente los ojos y maldijo cuando notó que los labios del mayor quedaban un poco más arriba. Tomó entre sus dedos las solapas de la chaqueta del más alto y se apoyó en las puntillas de sus pies, sin embargo aun así le fue imposible alcanzar los labios afelpados.

Suspiró y dejó de tensar el cuerpo, aquello era raro. No era la primera vez que besaba a Youngho y siempre había alcanzado sus labios sin ningún tipo de contra tiempo mayor, tal vez, pensaba, era los zapatos que llevaba puestos, no tenían mucha plataforma y aun menos le daban mucha altura. Bajó su mirada al piso para comprobarlo y fue entonces cuando cayó en cuenta, una pequeña vena saltó por su frente y las mejillas se le pusieron rojas como tomate.

Youngho estaba parado de puntillas, apretando los labios mientras abría un ojo y miraba divertido la cara del menor. Sintió un repentino golpe en el pecho y supo que era hora de correr.

— ¡Eres un idiota Youngho! — gritó de repente TaeYong mientras cerraba sus manos en puños y arremetía contra el pecho del más alto.

— Lo siento cariño, no pude evitarlo... eres adorable cuando te paras de puntillas para alcanzar algo — Youngho no dejó que TaeYong le respondiera y simplemente le robo un beso para después salir corriendo directo a la puerta del campus — Lo siento amor, me encantaría seguir recibiendo tus azotes pero voy tarde...

Y TaeYong se quedó allí, completamente rojo y avergonzado mientras miraba al más alto alejarse. Si, tener un novio tan alto como una torre tenía sus ventajas pero también inconvenientes y sin dudas aquel bochorno Youngho se lo pagaría.

"Una semana sin sexo, así vendrá a rogarme" Pensó TaeYong mientras se encaminaba de regreso a casa y sin darse cuenta una leve sonrisa apareció en sus labios.

Si, Seo Youngho era un gigante idiota, pero era SU gigante idiota y nadie iba a cambiar aquello.