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La chica que estaba apegada a la pared, gritaba cómo loca. Mientras Christopher dejaba grandes marcas en su cuello, la música y el acohol abundaban todo el lugar.

-- Ch~Christopher... - gritaba la chica, él se separo y rápidamente estampó sus labios con los de la chica. Ésto de fingir que le agradaba era difícil, cuántas veces tuvo que estamparle los labios para callarla un poco.
Como si nada la soltó, y se fue, dejándola roja y con marcas en su cuello.

Y sin duda había hecho lo mismo anteriormente. Se dirigió a la barra y un chico con una gran sonrisa le saludó.

-- Oye, te vi por allá. -- dijo el chico. La luz hacía tanto contraste que no podía verle la cara.

-- ¿Cómo?. -- dijo confundido.

-- ¿Con Nadia?, ¿enserio?. -- rió. Christopher rió también, su risa sonaba bonita.

-- Nah, ya sabes. La que se te atraviesa se te atraviesa. -- rieron ambos.

-- ¿Que pides?. -- dijo limpiando unas copas.

-- Vodka. Vamos a brindar. -- Dijo Christopher. Haciendo reír al chico misterio.

-- ¿Porqué vas a brindar?. -- Chris notó una sonrisa, la sintió aunque no pudiera verla.

-- No lo sé, por que me caes bien. -- rieron. El chico asintió y buscó dos shots. Junto una botella de vodka. Sirvió un poco en ambos shots, y le acercó uno a Chris. El cuál sonrió. -- Por que me caes bien. -- levantó su shot.

-- Por que también me caes bien. -- rieron nuevamente, chocando levemente sus dos vasos pequeños. Ambos a la vez tomaron el shot de una vez, sin rodeos.

La luz giró, dando a la cara del chico que estaba al otro lado de la barra. Rizos descontrolados, ojos miel con un brillo especial y único, junto a una piel bronceada.
Christopher no sabía que decir al ver esto, no supo si el vodka tenía algo o era el chico.

Cruzaron miradas y se quedaron así por mucho tiempo.

-- ¡Vamo' Christophelin!, ¡esto esta que quema!. -- Gritó un moreno llevándolo del brazo. Llegaron a una ronda donde estaban perreando, rápidamente le dieron una botella de cerveza.
Miró dónde anteriormente había estado, y el chico seguía ahí, aún mirándolo.

Conocía bien sus sentimientos y cuándo se sentía atraído. El chico le atraía. Relamió sus labios y dio varios tragos a la botella de cerveza. Luego la dejó en brazos de su amigo el moreno.

Salió del círculo a toda velocidad, y entre la gente buscó la barra y al chico. Los encontró, ahora estaba limpiando copas.
Caminó y se sentó nuevamente.

-- Eh, volviste. -- le sonrió. Christopher ya estaba ebrio hace tiempo, y este chico empeoró las cosas.

Ardía por él.

Chris en un santiamén había cruzado al otro lado de la barra, y estaba cruzando respiraciones con el chico.

-- Oye, viejo, cálmate, tengo novia, amigo. -- trató de alejarlo, pero sus respiraciones ya eran una sola.

-- Queremos lo mismo, no me vas a decir que no. -- susurró. Luego miró los labios del chico, subiendo lentamente sus manos a la cintura del rizado.

-- ¿¡Joel!?. -- una voz femenina llamó la atención de todos los que presenciaban la escena de los dos.

-- ¡Emilia, perdóneme!. -- el menor trató de zafarse del agarre del otro. - ¡No es lo que pien...!. -- no alcanzó a terminar la oración. Por que el agarre del desconocido ebrio en su cintura, presionó más. -- Emilia, ¡espera!. -- trató de irse, pero una mano sujetó su barbilla, y le giraron la cara.

Cerró automáticamente sus ojos al sentir unos labios estamparse contra los suyos.

- ¡Joel no te creía así!. - dijo por último esta chica antes de irse. A Joel ni si quiera le importó, dejo de escuchar, y comenzó a seguir el ritmo de los labios del chico. El cuál no paraba de jugar con su cintura.

Con algo de vergüenza, metió su mano debajo de la remera del más alto. Chris lo encaminó y lo pegó a la barra, el beso poco a poco bajó intensidad. Christopher lentamente separó sus labios.

- Déjame hacer que disfrutes esto. - susurró al oído del rizado, que inmediatamente se puso rojo. Jamás ninguno de los dos imaginó terminar así, al punto de revolcarse con alguien de su mismo sexo. Pero para todo hay una primera vez, ¿no?.

El rizado escondió su cara en el cuello del mayor. Christopher se estampó al cuello del chico, comenzando a succionar, dejando marcas por doquier. El ojimiel sólo respiraba agitadamente.

Mientras el chico dejaba marcas en su cuello, él subía sus manos debajo de la remera del contrario.

Le estorbaba.

- O~oye, esta mierda está estor~bando. - rió. Christopher lo cargó de los muslos y lo subió a la barra, para luego cargarlo de tal manera. Con torpes pasos y entre risas, encontró el baño, que a suerte de ambos, estaba completamente vacío.

- Oye, mira, más espacio. - dijo en voz baja volviendo a sus labios. Un silencio absoluto, sólo sus respiraciones desesperadas por más se oían.

- Quitate esta mierda. - dijo separando sus labios unos segundos, mientras ayudaba al chico a sacarse la remera. Dejándola en el piso.

Ahora un estorbo menos. Sin aguantarse las ganas, Chris arrancó brutalmente la camisa del rizado. Sin separarse, se la sacó.

[...]

Ninguno de los dos sabía la hora, sólo sabían que se venía lo mejor. Christopher ya estaba en ropa interior, Joel aún seguía con sus jeans puestos. Estaban rojos por completo, pero ninguno daba el siguiente paso.

- Ya me cansé de esto. - con brutalidad Chris sacó los pantalones al más bajo, y se sacó la gorra, tirándola donde estaba la otra ropa. Con cuidado, enredó las piernas del rizado en su cintura, recostandose en el piso, apoyando la espalda del chico en la montaña de ropa.

Con cuidado lamió cada parte del cuerpo del ojimiel, que presionaba su cabeza, exigiendo más. Estaba a punto de llegar pero...

- ¡Momento, momento!. - gritó Christopher agitado. - uno, mínimo dime tu nombre, dos, yo no voy a hacer una mamada.

- Uno, me llamo Joel. Dos, yo tampoco. - dijo igual agitado.

- ¿Piedra, papel o tijera?. - sugirió. Joel aceptó. - solo una vez. Te toca te toca, amigo.

- Piedra, papel o tijera. - dijeron en unísono.

(Sigan a kiarasolano123 conshesumare).

24/7 || Virgato (EN EDICIÓN).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora