Eran las nueve de la noche, el rizado estaba en su habitación temporal, mientras el castaño miraba Netflix en la sala. Joel bajó a torpes pasos terminando de subir su jean.
-- ¿Qué haces?. -- dijo Chris ladeando la cabeza viendo como el chico refunfuñaba intentando ponerse ese pantalón.
-- Debo estar en el bar a las, nueve y media. Ya son las nueve y apenas estoy terminando de ponerme esta mierda. -- respondió agitado. El mayor rodó los ojos y se acercó a él.
-- Idiota, haz esto. -- le ayudó a levantarse y se agachó a los pies del rizado, levantando la parte del jean que estaba toda arrugada en sus talones. -- prueba. -- éste hizo caso e intento subir su cierre, lo cuál logró sin problema alguno. Murmuró un pequeño "gracias" al sentir la intensa mirada del chico en cuclillas a sus pies.
Corrió y se colocó unas zapatillas sin cordones, para que fuera más rápido. Caminó de nuevo a la habitación, aún incómodo por aquella mirada profunda centrada en él. Revolvió medio clóset, pero no encontraba esa maldita playera.
-- ¡Christopher!, ¿¡no viste mi remera a cuadros negra!?. -- gritó rendido.
-- ¿¡No es la que llevaste a la lavandería hoy en la mañana!?.
-- ¡Mierda!. -- golpeó el mueble.
-- ¿Porqué no te pones otra y ya?.
-- Era la única que me hacía sentir cómodo trabajando allá. -- refregó su cara, Chris pensó algo rápido llegando a la puerta de la habitación.
-- Es probable que te quede grande pero... -- se sacó la remera. -- a mi al menos me hace sentir cómodo, creo. -- Joel captó lo que su amigo le quería decir, así que se cambió de remera.
-- Es cómoda. -- se miró al espejo que estaba a su lado. Le quedaba exageradamente grande.
-- Bien, te la presto. -- Chris corrió a su cuarto, Joel bajó las escaleras. Sólo segundos después el mayor bajó con otra remera puesta. -- también quiero ir. -- tomó las llaves del auto y de la casa, mientras llevaba a Joel a las rastras.
□■□
Esto si que era una fiesta. El olor a alcohol empezaba a molestar demasiado, la música empezaba a subir cada vez más. Habían tres personas en la barra de cuatro, estaban totalmente ebrios.
-- ¡Mi amor, bailemos!. -- gritó una voz chillona que Joel creyó reconocer. -- oh, Joel. -- Emilia con una sonrisa se sentó en el regazo de uno de los tres chicos, que la miró confundido.
-- Emilia. -- sonrió falsamente y con un dolor en el pecho. Extrañaba que ella le llamara así. Por unos minutos ella no lo perdió de vista. -- ay, que aburrimiento. ¿Y si jugamos a que te vas y me dejas en paz?, lindo juego parece. -- ella rodó los ojos.
-- ¿Tan rápido?, ¿no quisieras un regalo de cumpleaños por adelantado?. -- Emilia sonrió perversa. Joel inconscientemente arrugó la nariz.
-- Ni que fueras oxígeno. -- se fue al otro lado de la barra. Apenas dijo eso, se dio cuenta de que no valía la pena haberle regalado sus lágrimas. Fue un estúpido, y tampoco se había dado cuenta de lo molesta que era.
Limpió y guardó copas. Estaba en su propio mundo, que no se dio cuenta del castaño hasta que revolvió sus rizos.
-- ¿Chris?. -- estaba ebrio. Demasiado. Tenía los labios rojos he hinchados, sus ojos se le cerraban, su cara estaba pintada carmesí. Y una sonrisa estaba plantada en su cara.
-- Quiero besarte. -- susurró a su oído, haciendo que se tense.
-- ¿Cómo cuando qué pasó?. -- siguió guardando copas.
-- No te hagas el difícil. -- sonrió de oreja a oreja. Se acercó más al rizado por arriba de la barra.
-- C-Chris, no. -- lo alejó. El mayor lo tomó de la remera y lo jaló hacía él. Uniendo sus labios sin rodeos. Joel automáticamente como la primera vez cerró sus ojos y pasó sus brazos por el cuello del más alto.
La música parecía bajar el volumen, la gente comenzaba a hacerse invisible. Simplemente eran ellos dos y nadie más.
El beso no parecía intenso, era lento y lejos de ser algo más que un beso.
Se separaron lentamente, juntando sus frentes. Sus respiraciones entrecortadas lo decían todo, al igual que las caras de un moreno, un ojiverde y un rubio al otro lado del lugar.
□Dos días después...□
-- ¡Joel!. -- gritó Johann impresionado.
-- ¿Acaso te gusta Chris?. -- Yoandri también estaba impresionado. Esto de reunirse en el parque para escuchar a Joel era costumbre.
-- ¡No!, bueno... algo así. -- se puso un poco rojo. -- me parece, ¿atractivo?, pero a la vez no, sólo... ¡no sé qué es lo que me pasa!, ¿¡bien!?. Nunca me había sentido así por alguien, y las cosas se fueron de control demasiado rápido.
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24/7 || Virgato (EN EDICIÓN).
Fiksi Penggemar(EN EDICIÓN) Joel está en una relación tóxica, y el desconocido con el que tuvo relaciones en una fiesta, parece ser el único que puede salvarlo.