14. ✅

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Christopher besaba con intensidad a una chica, mientras Joel trataba de asimilar la situación con los amigos del castaño.

― ¡Sólo se fue corriendo!, ¿¡que más me vas a interrogar!?. ¡Si quieres te puedo dar mis bóxers para que los revises!. ― Zabdiel había estado interrogando a Joel hace casi más de una hora. Y hace una hora y media Chris salió corriendo de la casa.

― Ya sé que estás cansado, pero... ― el sonido de la puerta siendo abierta les llamó la atención.

― ¿Qué miran?. ― Erick salía de la cocina con un bote de Nutella, y un dedo embarrado de ésta.

Zabdiel y Joel rieron leve y negaron. El menor sólo se acercó al sofá y se sentó apoyando la cabeza en el hombro del rubio.

Joel al ver eso, le recordó a la vez en que Chris le dijo por segunda vez que era bonito. Se sonrojó y pensó en cuánto cambió su vida, con tan sólo vivir ya casi cuatro meses con él.

― Bien... ― Zabdiel pensó en más preguntas, Erick rió y Joel estampó su mano contra su frente.

Dónde Christopher :

Ella lo besaba salvajemente, él sólo... trataba de imaginarse que eran los labios de Joel.

No eran iguales.

Los de Joel eran carnosos, tiernos, adictivos y dulces.
Los de ella eran finos, salvajes y amargos.

No sentía un tipo de conexión con ella.

No sentía ganas de acostarse con ella. No sentía ganas de estar con ella.

― Diablos ¡Chris!. ― gritó entre el beso. El trató de apoyar sus manos en su cintura, ¿¡porqué aquella culpa en el pecho persistía tanto!?.

Él se separó de asco, ella por aire. Era como si fuese su primera vez, cómo si estuviese nervioso. Era como si fuese infiel, cómo si fuera un cualquiera.

Poco a poco la chica comenzó a moverse en su entrepierna, tratando de formar una erección.

Fallido.

Ella gruñó, el hechó su cabeza hacía atrás. Para no verle la cara y imaginar perfectamente a Joel en aquella posición.

Pero fue imposible cuando sintió sus uñas postizas clavarse en su espalda, causándole dolor.

― ¡Quita tus putas uñas!. ― bufó, luego el dolor desapareció un poco. Él puso un poco de su esfuerzo, así que comenzó a jugar con su cintura.

Disimulando su disgusto en 'muecas de placer'.

― Sé lo que necesitas. ― la chica sonrió maliciosa. Se bajó de Chris, y comenzó a jugar con su miembro aunque estuviera bajo la ropa.

Quería que le quitara las manos de encima, que nunca nadie lo toque. A menos que se llame Joel Pimentel.

Se enojó al notar que no olvidaba aquél maldito nombre. No quería y no podía enamorarse de un chico que conocía hace casi cuatro meses.

¿Christopher Vélez gay?, pf, ¡ja!, imposible.
Era más hetero que Richard.

Trató de demostrar placer cuando la chica volvió a su regazo, siguiendo con sus movimientos y besando su cuello.

― Joel... ― escapó de sus labios, siguiendo con el esfuerzo de imaginar que era él y no ella.

Pero el gemido de ella lo sacó de su trance, su erección estaba allí. Había logrado imaginar que era Joel.

Pero en cuanto ella se comenzó a mover más, su excitación se fue esfumando.

Ya no podía seguir así.

Se tomaría el tiempo más tarde para entender por que le gustaba un chico. Ahora quería ir con Joel.

Se separó con brusquedad de ella.

― Christopher, ¿qué traes?. ― preguntó ella que mordía su labio inferior.

― Lo siento. ― la botó al piso para salir corriendo, paró en seco. ― ¡No, no lo siento!. ― gritó saliendo de allí. Salió casi volando a su auto y sin importarle llegar con su cara roja y sudada, encendió el auto.

No encendía, ¿qué le pasaba al auto ahora?.

Enojado golpeó el volante, y sintió un aroma muy conocido.

El perfume de Joel permanecía en el auto. Podía quedarse a dormir allí dentro como un bebé, pero ahora tenía que ir corriendo a su casa.

Bajó del auto y salió corriendo en dirección de su casa.

Las personas lo miraban exaltadas, nunca en su vida harían una cosa cómo él.

Por que ellos no entienden que su hilo rojo los llama. Por que ellos aún no saben que el destino ya está escrito, y sus nombres van juntos.

Por que no entienden que el amor se trata de lo que sientes por aquella persona, no de hacer linda pareja por el físico o género.

Por que sus mentes no logran entender que ellos no sentirán el amor en esta vida; y ojalá lo entiendan en otra.

Que el hilo rojo no se basa sólo en los ojos, belleza, cabello, cuerpo; se basa en que sean felices y estables como pareja.

Se basa en la felicidad y el amor.

Chris desesperado al notar que faltaba una cuadra, sacó su llave. Entre la desesperación, notó que cayó en un pequeño pozo.

Bufó apurado, se agachó y la recogió. Luego a la otra cuadra vio cómo Zabdiel, Erick y Joel, subían al auto del rubio.
Seguramente lo irían a buscar, Erick era de preocuparse luego se unas horas.

Suspiró y volvió a correr; escuchando el auto encender.
Corrió cómo si algo lo persiguiera, como si fuese a perder algo.

― ¡Joel, Joel!. ― estaba demasiado lejos. Se detuvo. ― ¡Joel!. ― gritó más fuerte.

Nada sucedía, pero el auto seguía sin irse.
De la nada vio una puerta de éste abrirse.

Recuperó energías del aire, y corrió nuevamente al auto. Cuando estaba más cerca Joel bajó del auto, mirándole confundido.

― Joel... ― murmuró llegando a su lado, abrazándolo. ― perdón por ser un cobarde que no sabe admitir lo que siente. Perdón por parecer un obsesionado pensando en ti veinticuatro siete, perdón por no haber hecho esto antes.

― ¿Hacer qué?, ¿obsesionado conmigo?, ¿cobarde?.

― Cobarde por no hacer esto ante los demás. ― el rizado iba a responder, pero sus labios fueron atrapados por los del mayor.

Ahora en este beso, no sentían la necesidad de separarse por aire, no sentían la necesidad de asegurarse que nadie los viera, no sentían la necesidad de hablar sobre cuanto se aman, sentían la necesidad de explicarlo con aquél beso.

No querían separarse, querían seguir sintiendo la dulzura del otro.

24/7 || Virgato (EN EDICIÓN).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora