Al otro día llegaste a casa con rosas. Y dijiste que no importaba si habías pedido perdón ayer, que hoy lo harías de nuevo y que está vez lo harías bien.
Me diste ese hermoso regalo.
12 rosas rojas y una blanca.
13 rosas.
Luego besaste mi frente y nos hiciste la cena.
Y yo creí que ahora todo estaría bien.
De verdad lo crei.
De verdad creía en ti.