Cada vez era peor. Me comenzaste a golpear cada día de la semana. Por nada. Y gritabas cada estupidez y yo te creía cada palabra.
Por miedo. Porque según yo era tu forma de demostrarme amor.
Mis amigos y familiares empezaban a darse cuenta. Y yo les mentía, intentando defenderte. Les decía que me había caído en cualquier parte o que me había golpeado con algo, decía que era torpe.
Decía que era mi culpa.
Mi mejor amiga me pregunto si tu me golpeabas y lo negué.
Le grite que estaba loca, como podía insinuar algo así de ti.
Y ella dijo:"No eres la primera ni serás la última chica que oculta que su marido la golpea, pero no es tu culpa sabes, sus inseguridades nunca serán tu culpa. Y por mucho que el te golpee y te diga que tu eres la causante, te miente. Tu no eres la causante de nada. No tengas miedo, y liberate de la bestia."