Me enteré que me engañabas. Y te reclame. Y esta vez fue peor. Me golpeaste tan fuerte que termine en el hospital, grave y llena de moretones en el cuerpo.
Cuando desperté el doctor, me miro con pena y ternura a la vez y dijo:" ¿Por qué siendo tan hermosa déjas que el te pegue y te culpe por sus actos? ¿ Por qué te niegas a creer que vales más ? ¿Por qué te dejas maltratar así ?"
Yo no dije nada y lloré.
Lloré porque él tenía razón.
Lloré porque era una cobarde.
Al cabo de un rato llegaste tu. Y lloraste, me pediste perdón. Dijiste que nunca más lo harías y que te perdonará. Que me amabas.
Y yo te creí otra vez. Porque te amaba, porque creía en ti, porque sentía que era mi culpa que te volvieras así, que yo no te daba el amor que necesitabas.