Todo por ti SUPERCORP AU

1. Prólogo

KARA

Un chico de unos veinte años se acercaba a mí con los ojos ilusionados y una sonrisa alocada en la cara. Me gustaban los fans, aunque a veces era cierto que me resultaba difícil desconectar en público debido a sus peticiones constantes. Aun así, era consciente que todo lo que vivía era gracias a ellos, así que siempre tenía una sonrisa en la cara para recibirles.

- ¡Kara Danvers!- exclamó al llegar a mi altura- Me encantáis ¡Krypton sois lo mejor!- opinó, refiriéndose al grupo de rock en el que yo era vocalista, grupo compartido con unos cuantos amigos de hace años, cuando aún tocábamos en algún bar de mala muerte-.

Posé con una enorme sonrisa antes de que él se fuera con su fotografía entusiasmado. Estaba en aquel aeropuerto de Nueva York, en otra de mis locuras para desconectar. Iba a irme una semana a California. ¿A quién tenía allí? A nadie en realidad. Sólo quería tomar el sol en la playa, con unas buenas gafas de sol, esperando que nadie reparara en quién era yo.

Miraba alrededor, para tomar asiento y esperar la larga hora que aún me quedaba, pero los ojos se clavaban en mí y las bocas cuchicheaban, preguntándose si sería aquella que ellos creían que era.

Me fijé en una señora de avanzada edad, con un asiento libre al lado. Ella no sabría quién era yo, así que incluso podría mantener una conversación normal. Me encaminé hacia la anciana, pero una mirada de color esmeralda me penetró por encima del libro que estaba leyendo, y luego se ocultó de nuevo en aquella historia.

Me frené. El motivo no sabría explicarlo, pero me frené y me fui a sentar junto a ella. Pareció nerviosa y a la vez feliz, así que pensé que estaba ante una fan muy tímida. Apartó el libro de la cara y me dedicó una sonrisa amable. Era una preciosidad, no pude negarlo. Una larga melena negra como el carbón, graciosamente ondulada en las puntas, unos carnosos labios pintados de rojo, llamando la atención más de lo que ya lo hacían de forma natural y unos ojos impresionantemente verdes.

-Buenas tardes- le dije, intentando comenzar una conversación-.

-Hola- contestó con una voz femenina y un acento de algún país de Europa, Irlanda quizás, y sonrió de nuevo para volver a fijar su vista en la novela-.

-Perdona, no quería molestar. Estás ocupada y no quiero entretenerte.

Dándose cuenta de la impresión que había dado, cerró aquel libro y lo posó sobre sus piernas.

-¡Lo siento!- contestó un poco apurada- No sabía que me saludabas para pedirme algo. Soy una maleducada...

-¡No!- exclamé- No necesito nada. Sólo pensé que podríamos hablar.

Asintió con la cabeza.

-Siento si te miré antes- se disculpó entonces- Fui maleducada, una vez más.

-Tranquila, estoy acostumbrada.

-Imagino- sonrió de medio lado y la vi enrojecer-.

-Y, sin embargo, te he visto y me he acercado a ti- dije casi sin pensarlo, porque sonaba muy raro y, en realidad, lo era, porque no le veía una explicación. Yo estaba ahí para desconectar, para huir de los fans, no para buscarlos- Pero no seas vergonzosa. Si quieres un autógrafo o una foto, no tengo ningún problema.

Soltó una sonora carcajada y yo la miré confusa.

-¿Va en serio?- preguntó entonces ante mi reacción-.

-Sí, bueno... No serías la primera...

-Madre mía...- soltó mirándome duramente-.

Recogió el libro de sus rodillas y comenzó a leer de nuevo, mandándome una clara indirecta para que la dejara en paz.