O7. Tristeza.

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Me desperté al fin, pude notar como estaba sola en aquella cabaña. Todo era silencioso. Habían pasado unas pocas semanas desde que llegué aquí, Tomioka lucía muy distante.

No era raro... creo que su frialdad era parte de un escudo, sabía que había pasado por mucho. Se le notaba... pero no me quería entrometer.

Más allá de la atracción que lograría tener hacía él, sabía que era parte de mi imaginación... Aún recuerdo su aroma, aquella noche que me dormí en su espalda. Tal vez era mi soledad que me hacía fijarme en aquel chico. Además de que es mayor que yo... por unos años, en definitiva el no se fijaría en mi.

Me alisté, quedando frente al espejo con una coleta, preparada para entrenar.

Entonces salí de la cabaña, necesitaba un poco de naturaleza. Para mi suerte no hacía mal clima, por lo que me di la libertad de irme a un espacio abierto rodeada de árboles. Había caminado mucho para llegar hasta acá.

Fui pensando que hacer, entonces cerré mis ojos y comencé a recordar...

A veces era peligroso hacerlo, todos los recuerdos fueron como cuchillas a mi corazón...

Flashback

—¡Zaneri!—La voz de mi mamá me hizo aterrizar. —¡Ven, corre!

Comencé a reír, mientras me aproximaba a ella, bailaba con mis hermanos en forma de juego. Parecía ser una fiesta familiar. Entonces alguien me sostuvo en su agarre, elevándome en las alturas.

—¡Puedo volar! ¡puedo volar!—Grité mientras mi padre no se le borraba la sonrisa de su rostro.

Fin del flashback

Me arrodillé en aquel lugar para comenzar a llorar desconsoladamente.

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Hora del entrenamiento.
Narrador Omnisciente

El semblante de Zaneri lucía triste y era algo que Tomioka podía notar. Como siempre la dejo en el mismo lugar.

Las trampas eran cada vez más difíciles, y ella lograba superarlas cada día.

Hoy lucía débil y era muy evidente. Estar semanas en constante entrenamiento sin ningún descanso era dificil.

Zaneri comenzó a correr, ya eso que le faltara el aire comenzaba a ser costumbre en los entrenamientos, por lo que en esa parte estaba tranquila. Ella comenzó a llorar mientras intentaba concentrarse en su prueba.

<Se trepa en los árboles, hay menos rampas, que astuta.> Pensó Tomioka, siguiéndola a paso lento.

Entonces repentinamente  Zaneri cayó desde muy alto, haciendo que todo se volviera negro para ella.

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Narra Zaneri.

Mi cuerpo estaba un poco adolorido. La luz comenzaba a adentrarse a aquella habitación, no recordaba mucho de anoche.

Me posiciono frente al espejo. Miré mis ojeras, últimamente había llorado mucho... podía notar como recién comenzaba a amanecer por lo que aún hacía frío...

Así que me acerque a la chimenea. Para mi sorpresa Tomioka estaba delante de ella.

Me senté lo más alejada posible del chico y lo más cerca de la chimenea para recibir el calor acogedor de la misma.

—Tomioka-San...—Lo llamé de forma tierna. El me miró curioso buscando una respuesta. — ¿Piensas que algún día se extinguirán los humanos? ¿Qué los demonios nos ganarán completamente la batalla? Evolucionen y puedan caminar en el sol...

El bajó la mirada, lucía preocupado... tal vez lograba entender el porqué de mi humor.

—Si los humanos no existieran...¿entonces cómo se alimentarán?

—Es algo drástico...

No puede ser... le estoy dando conversación.

—Me gusta pensar que hay un balance de todo... y que lo que conocemos, como son malas intenciones no triunfará...

Hablaría tranquilamente con un toque de nostalgia en su voz.

—Tomioka-San...—Diría tiernamente. —Tengo miedo a perder más personas...

Me acerqué a él gateando un poco. Quedando a su lado, ambos mirábamos aquel fuego que emanaba de la chimenea.

—Todos le tememos a algo... en mi caso a revivir recuerdos...

Se tensó, podía notar que había hablado de más... y eso de que era de muy pocas palabras... sentía que si preguntaba al respecto no volvería a hablarme jamás...

—No estás obligado a contarme.

—Zaneri-San.—Repitió el mismo gesto. Eso me generó ternura con un leve cosquilleo en mi barriga.

—¿Uhm?

—Descansa.

—Igual, Sayonara Tomioka-San.

En el mismo mundo. (KNY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora