14. El cuarteto de oro.

83 11 4
                                    

La anciana nos purificó. Inosuke estaba confundido con aquello. Eso me daba risa.

—Vivan orgullosos de sí mismos en todo momento. Les deseo buena fortuna.—Finalizó la anciana.

Nosotros bajamos nuestra cabeza en forma de reverencia.

Corrimos en fila hacia nuestro destino. Estaba concentrada en mantener la respiración. Mientras que los chicos charlaban sobre las palabras de la anciana que el jabalí no comprendía. Elevé mi mano, alistando mejor la coleta que caía hasta mi espalda.

Tanjiro aceleró por las palabras de Inosuke... o eso parecía, porque no había escuchado nada.

—¡No pienso perder!—Exclamó Inosuke.

—Esperenmeee.—Gritó el rubio.

••———————<•♥•>———————••

Nos encontramos en la parte baja del monte. El lugar parecía ser muy siniestro. Eso súmale a que era de noche.

—Esperen.

—Zenitsu ¿Qué ocurre?

—Nos acercamos al destino y tengo miedo.—Me senté al lado de él. También tenía miedo.

—No se sienten ahí. Son repulsivos. —Acotó Inosuke.

—¡Habló el que tiene cabeza de jabalí! ¿No perciben nada de esa montaña?

—Está llena de demonios.—Defendí a Zenitsu.

—Que se sienten ahí, no sirve de nada.—Comentó Tanjiro.

Inosuke y Zenitsu discutieron. Yo me concentré en el ruido que provenía de aquel monte. Al parecer Tanjiro igual.

Corrí curiosa tras de Inosuke y Tanjiro. Zenitsu nos gritaba que no lo dejáramos.

Estábamos rodeados de árboles y los caminos eran confusos.

Nos encontramos a un chico tirado en el suelo suplicando por ayuda.

—¡Lleva nuestro uniforme! ¡Aquí pasa algo!

—Si bueno, no me había dado cuenta.—Respondí sarcástica.

Cuando Tanjiro se acercó a ayudarlo. Algo hizo que se elevara aquel chico, siendo jalado a otra parte.

—Iré.

—Iré yo primero y tú me sigues.—Le respondió Inosuke a Tanjiro.

—Si no sobrevivo... bueno no importa. Igual no tengo últimas palabras.—Susurré.

Nos adentramos al bosque. Todo era oscuro y solo se escuchaba el ruido de la naturaleza. La única luz que alumbraba era la luna. El ambiente era demasiado pesado, contenido con suspenso. Podía ocurrir de todo lo imaginable.

—¿Qué es esto?—Inosuke se detuvo al ver las telarañas de sus manos.

Miramos bien el bosque. Estaba lleno de ellas.

—Quiero decirles a ambos que gracias. Me alegra ver que vinieran conmigo. Me había estremecido el olor siniestro que salía de esta montaña. Así que gracias.

Tanjiro, que sentimental eres.

Algo nos llamó la atención y nos aproximamos. Era alguien caminando en medio del bosque a unos metros más arriba de nosotros.

Tanjiro le tocó el hombro.

—Venimos a apoyarlos. Soy Tanjiro, Mizunoto.

—Mizunoto...¡Mizunoto! ¿Porque no enviaron a un pilar? Enviar mil mizunotos no servirá de nada.

En el mismo mundo. (KNY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora