Youkais VS Vampires

Capítulo 1: 500 años después

Kagome Higurashi había sido muy descuidada al dejar que un Daiyokai descubriera su secreto sobre el pozo que conectaba a las dos épocas. Había regresado de su época actual con nuevas provisiones para su grupo de amigos y continuar con la búsqueda de Naraku. Pero a lo lejos Sesshomaru la miraba con suma curiosidad.

Cuando ya se encontraba solo decidió investigar aquel extraño pozo, lanzándose adentro de él. Una extraña fuerza parecía envolverlo sin permitirle escapar...

-"Que es esto?... Se siente como si me sumergiera a lo más profundo del mar..."- pensaba cerrando levemente los ojos y frunciendo el ceño.

Dio una gran bocanada de aire al estar del otro lado del pozo, salió de un gran salto y observó todo a su alrededor. Las casas, los pocos árboles que quedaban, e incluso los humanos habían cambiado demasiado, sus prendas eran más complejas y ya no alían a putrefacción como él creía.

Exploró el templo y encontró a la familia de la joven, todos convivían en la sala, se alcanzaban a escuchar unas cuantas risas entre ellos. No se molestó ni siquiera en saludarlos, estar rodeado de tantos humanos le asfixiaba demasiado.

Caminó por todas las calles sin perder ningún detalle de todo, el suelo estaba cubierto de cemento en vez de tierra como en Sengoku, los humanos viajaban dentro de unos dragones de metal... pero no pudo oler a ningún Yokai cerca... ¿Acaso toda su especie se extinguirían con el paso de unos siglos?

Notaba que todas las miradas se posaban en él, debido a su vestimenta muy llamativa y las marcas en su rostro, por suerte en ese momento celebraran en las calles un festival Matsuri (Es la denominación que se le da a un día festivo, es decir, es como se le llaman a un determinado festival local, de ahí que no halla día fijo para este, sino que va cambiando de fecha de acuerdo al lugar), por lo tanto muchas personas vestían con kimonos tradicionales y mascaras.

Después de caminar y caminar enriqueciéndose de mucha información sobre el futuro percibió una extraña aura proveniente de una academia alejada de toda la ciudad y habitantes. Estaba rodeada por un bosque y cercada para que nadie pudiera entrar.

-Parece interesante....- susurró para si mismo. Mientras más se acercaba el aura se hacía más densa y poderosa, diferente a la de cualquier yokai que haya conocido .

El cielo se oscurecía por las nubes que lo cubrían, amenazando con truenos y una gran tormenta , pero no le importaba mojarse, primero tenía que averiguar que fue lo que pasó con toda su especie.

Por otro lado:

Zero hacia su ronda diaria por la academia, vigilando a los de la clase nocturna y alerta a cualquier chica humana que tratase de infiltrarse.

-Como detesto esto..- gruñó lanzando una piedra a los árboles y recargándose en la pared, mirando el solitario pasillo. Su odio inmenso a los vampiros (en especial a los purasangre) no se esfumaría en toda su vida, ellos habían matando a toda su familia, y a él lo habían marcado como un animal, convirtiéndose en Nivel E...

-Shizuka....- susurró apretando los puños fuertemente, clavándose las uñas hasta herirse. El olor de su propia sangre le hacía perder el control, sus ojos cambiaron a un tono carmesí. Odiaba aquellos ataques de sed, se hacían cada vez más frecuentes.. Pronto no tendría autocontrol y sedería ante ellos.

Sesshomaru ya había entrado a los territorios de la academia Cross, el olor a humanos se mezclaba con otro, parecido al de un yokai, pero era más débil. Escuchó a lo lejos como dos personas se acercaban velozmente hacia él. Poso su única mano en su espada Tokinji, listo para desenvainarla si se atrevían a atacar al gran Sesshomaru.

Pero lo que vio fue sorprendente, dos chicos con extraños uniformes blancos y desprendiendo esa misma aura se posaron frente a él, uno era Akatsuki Kain (alto, de cabello naranja y ojos rojos) y el segundo se trataba de Hanabusa Aidou (Es un chico alto, delgado, un joven bien construido; tiene el pelo rubio dorado y los ojos azul eléctrico). Lo miraron detenidamente, examinando su vestimenta y su rostro con aquellas marcas en las mejillas y una luna creciente en la frente. En cambio el Daiyokai seguía mostrándose indiferente ante aquellos seres inferiores.