Youkais VS Vampires

Capítulo 6: Ikarashi

Lamento la tardanza DX, pero escribiré más seguido, aunque los capítulos no sean tan largos n.nU

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Seshomaru no se molestó tan siquiera en buscar a Jaken y Rin, estaba demasiado concentrado en buscarlo a él, que su mente no razonaba como antes y su mirada era más aterradora que de costumbre.

Había dos personas a las cuales podía acudir si tenía que preguntar acerca de la historia de los Youkais, podía ser Totosai o el árbol Bokuseno, pero no necesitaba datos del pasado, si no del futuro, aquel terrible futuro que convertiría a la especie pura Youkai en aquellos patéticos vampiros.

Había escuchado hace tiempo sobre un tal ikarashi, un youkai que podía ver el futuro, pero era difícil de encontrar, ya que se escondía entre los humanos, ocultando su olor para que no lo reconocieran. Decían que vivía en un pueblo pequeño al oeste, así que emprendió su viaje convirtiéndose en una esfera de luz. Cada minuto era crucial para Sesshomaru.

En cambio Rin, que estaba junto con Jaken y Ah-un en el bosque durmiendo, se despertó de repente al sentir una punzada en el pecho. Tallándose los ojos miró hacia los árboles en busca de alguien, pero no había nadie.

-¿Qué ha sido eso?- se preguntaba bostezando. Cuando volteó hacia arriba pudo distinguir en el cielo como pasaba una estrella fugaz (que en realidad era el daiyokai), sonrió y cerrando los ojos mientras juntaba sus manos pidió un deseo: "deseo nunca separarme de Sesshomaru-sama".

Lo siguiente pasó tan rápido que ni siquiera pudo gritar o defenderse, una sombra detrás del árbol se deslizó por el pasto hasta atraparla y envolverla dejándola en la oscuridad, provocando que se desmayara.

Ni Jaken o Ah-un se despertaron ni sintieron la presencia del enemigo.

La noche era muy tranquila en el pueblo del Oeste, solo se podía escuchar los grillos y el agua correr por el rio. Todos los trabajadores del campo habían terminado sus labores y los niños que siempre jugaban y reían afuera se habían ido a dormir con sus familias.

Por ser tan pacifico, por nunca involucrarse en guerras o sufrir ataques de bandidos y demonios, se le llamaba (Pueblo fantasma). Se decía que nadie que no viviera ahí podía encontrarlo, no estaba en los mapas, no se hablaba de él en ningún libro, solo existían rumores. Rumores que habían llegado a los oídos del Daiyokai.

Conocía perfectamente los territorios del Oeste como la palma de su mano, todas las aldeas de humanos y demonios, así que se dirigió a los lugares más remotos y deshabitados.

Por dentro estaba preocupado por Rin, no la había visto en varios días, eso era normal cuando tenía que viajar a lugares peligrosos y la dejaba a cargo de Jaken, pero él se encontraba en otra época y cualquier cosa podía pasar en su ausencia. Por el momento era prioridad encontrar a Ikarashi y averiguar si lo que ese cazador de vampiros dijo era verdad, después regresaría con Rin y jaken.

La pequeña humana despertó en una cueva oscura y fría, estaba amarrada de ambas manos y pies además de amordazada, no podía moverse ni hablar.
Mientras su vista se aclaraba distinguía a un hombre de espaldas, que cargaba dos katanas y vestía de negro. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo distinguir dos cuernos de carnero sobresaliendo de su cabeza.

-Demonio...- susurró, su garganta se sentía áspera. Lamentablemente su voz bastó para que el demonio la escuchara y se volteara hacia ella. Cualquiera en su situación hubiera gritado, llorado he implorado por su vida, pero ya se había acostumbrado a estar entre yokais, y le temía más a los mismos humanos que durante tanto tiempo la maltrataron.
Este se acercó a ella lentamente, se inclinó en el suelo y la miró a los ojos, buscando intimidarla, pero no lo lograba. Rin solo se veía curiosa por aquel nuevo youkai que conocía.
-Humana, tienes la esencia de 3 demonios impregnada a ti- le quitó la mordaza -¿Cómo es posible que estuvieras con ellos sin que te comieran?- su voz no era tan grave ni aspera, parecía más suave y gentíl aunque lo estuviera ocultando.
-Sesshomaru-sama, jaken-sama y Ah-Un nunca me comerían- decía sonriente.