Youkais VS Vampires

Capítulo 4: La guerra de Sengoku

-Esta vez no es para que elimines a un nivel E, quieren que asistas a una fiesta en la mansión Fiorell, protegiendo y vigilando a los pura-sangre que tendrán su reunión anual...- no podía evitar que se le formara un nudo en la garganta cuando lo decía. Aquello dejó muy sorprendido a Zero, sin palabras y temblando ligeramente.-Imposible, ¿Cómo quieren que proteja a todas esas vestías?- preguntaba apretando los dientes. Él pensaba diferente al director, le repugnaba la idea de que ambas especies pudieran convivir en paz y armonía, el tan solo pensarlo era imposible.Los vampiros siempre han creído que son los primeros de la cadena alimenticia, debido a su fuerza y poderes sobrenaturales, pero en cierta manera dependen de los humanos, ya que el beber sangre entre ellos no es muy común.

-No es normal que te manden un trabajo así, lo se... La asociación debe tramar algo- susurró lo último, no estaba seguro de sus pensamientos, pero la idea lo inquietaba.

-Eres libre de negarte y no ir-

-IRE- lo interrumpió Zero, volteándose hacia él, para mirarlo de frente.-Yo mismo quiero averiguar que traen entre manos, además puedo tener pistas de donde se encuentra Shizuka Hio- sonrió maléficamente.

Cada minuto que pasaba dentro del dormitorio de la clase nocturna era un completo fastidio para Sesshomaru, no tenía ni una pista sobre que había sido de los youkais, no creía que los humanos los hubieran exterminado por completo, después de todo era muy débiles.-"y si llegaron a evolucionar en esos vampiros?... patético"- pensaba sentado en la ventana, lo único que al parecer seguía igual era el cielo sobre él.

-Las clases comienzan en 20 minutos, le dejo este uniforme para que se cambie- era Takuma Ichijō. El Daiyokai miró de reojo el uniforme con desagrado, esa ropa no se comparaba con su fino kimono y se parecía mucho a la de los humanos.

-Lo estaremos esperando- decía dejando el uniforme en la cama y saliendo del cuarto.

-Tsk... No soporto estar aquí más tiempo- tomó sus espadas y salió por la ventana. Prefería regresar a su época que estar un segundo más con los dichosos vampiros.

Mientras caminaba por el bosque notó que la luna estaba completamente roja, pero no le dio mucha importancia. De repente esquivó una bala que iba directo hacia su frente, había olido a ese humano anteriormente pero no lo llegó a considerar una amenaza.
-La clase ha comenzado, no se puede estar fuera del salón ja- expresó un hombre con gabardina burlándose de él. Sesshomaru no tenía humor para lidiar con más humanos, así que con su látigo de veneno partió el rifle con el que le disparó.
-Cuida tus palabras humano- su voz era más grave y áspera.

Toga Yagari abrió los ojos de par en par al ver como su arma era destrozada en pocos segundos. Había llegado a la Academia Cross como maestro suplente de la clase nocturna, algo muy contradictorio para un cazador de vampiros tan famoso como él. Sintió la presencia inusual de un pura-sangre, por lo que se adentró al bosque encontrándose con un vampiro de cabellos blancos, vistiendo un kimono masculino y una armadura bastante antigua, junto con dos katanas. Y ahora que lo veía más de cerca no cabía duda de que era diferente a todos los demás.

-No eres un vampiro... o si?- dio un par de pasos al frente, así el Daiyokai pudo distinguir su rostro marcado en el ojo derecho con un parche. -No es de tu incumbencia- sentenció siguiendo su camino. Aquel humano no era tan idiota como los demás, había podido distinguir su particular poder.

-Oye... tú, demonio!- gritó llamando su atención. Al escuchar que le decía demonio no pudo evitar voltear hacia él, algo sorprendido.-Tienes las mismas marcas que ellos, pero se extinguieron hace 300 años...¿Cómo es que está uno en esta época?- se creó un silencio sepulcral. Por fin un dato que le importaba a Sesshomaru, su especie dejó de existir hace mucho tiempo.

-¿Qué acabas de decir?!- sus ojos se tornaban rojos por la ira.

-Lo que escuchaste- se cruzó de brazos.

Para los cazadores de vampiros es muy importante el entrenamiento físico y mental, pero también conocer sobre su enemigo. Cuando era joven y se unió a la Asociación de cazadores de vampiros aprendió mucho de ellos, toda su historia que iniciaba con La Guerra de Sengoku, donde los humanos (hartos de que los youkais se aprovecharan de ellos) decidieron levantarse en armas contra los demonios. El ejercito Tentai Miko, que estaba conformado por las sacerdotisas más poderosas, fueron quienes acabaron con la mayoría de ellos.

Sesshomaru lo tomó del cuelo estrellándolo contra dos árboles, partiéndolos a la mitad.-Habla humano!, ¿Cómo pasó? ¿Y cómo surgieron esos vampiros?- dijo lanzándolo al suelo.

El cazador de vampiros escupió sangre en el suelo, era la primera vez que se encontraba en un estado tan lamentable.
-En la Guerra de Sengoku un ejercito de sacerdotisas logró acabar con todos los Daiyokais, querían eliminarlos completamente y que el hombre se gobernara por si solo, siendo la única especie dominante en el mundo- estaba muy herido, por lo que hablaba algo pausado, no tenía las fuerzas suficientes.

-Muy pocos lograron sobrevivir a tal masacre y con el tiempo lograron evolucionar para tomar por completo la apariencia humana. Su poder y fuerza no eran tan grandes por lo que podían mezclarse con ellos- miró al demonio de pelos blancos, que fruncía su ceño y las marcas de sus mejillas se extendían.

-Ya no podían comer humanos, ya no podían asaltar a un pueblo entero y saquearlo, porque eran minoría, así que comenzaron a alimentarse de sangre... Esos son los vampiros que conoces ahora- terminó tosiendo fuertemente, escupiendo un poco más de sangre.

Taisho no podía creerlo, era imposible, los youkais siempre habían sido fuertes y superiores (aunque había algunos que eran inútiles), inclusive híbridos como Inuyasha. ¿Acaso él perdió también esa guerra? ¿Aún seguiría vivo para ese entonces?

Nuevas preguntas lo torturaban, se sentía inútil por no poder hacer nada en aquella época, así que le dio la espalda a Toga, que seguía en el suelo, y una luz lo envolvió, transportándolo al pozo por el que había venido... Necesitaba regresar a su época lo más pronto posible.