La Primera Sakamaki.

§Capítulo 11: Seis coronas-parte 1§

Desde el día en que Seina se presentó oficialmente como la hermana mayor del Clan Sakamaki, su relación con sus hermanos no ha avanzado en nada, bueno, con la excepción de Subaru con quién ha logrado convivir de manera maravillosa.

El menor había tomado mucho cariño por esta hermana tan maternal y gentil, por lo que no tardo mucho tiempo en comenzar a pasar tiempo con ella después de clases. Algo que comenzó a sacar de quicio a Reiji, ya que no volvía a casa con ellos y se ausentaba de las comidas.

Yui, quien desconocía de la existencia de Seina, comenzó a notar la sospechosa actitud de Subaru pero no tenía a quien preguntarle que era lo que estaba pasando. Hasta el día antes de la fiesta qué anunciaba el regreso oficial de Ancestral, la nueva Diosa del Makai.

Karl y Seina habían llegado a la mansión con la misión de entregarles sus coronas de príncipes a los hermanos Sakamaki, algo que Karl jamás había hecho antes pero como al fin su hija estaba de regreso, la fiesta tendría que mostrarlos como una familia unida, aunque sólo fuera en apariencia y si ellos siendo príncipes del Reino llegaban sin una tiara que los acompañará, simbolizaría que no son reconocidos por su actual Rey.

Algo que es verdad, pero no es para mostrar al mundo, Seina sabiendo que su padre sería capaz de dejarlos fuera de todo, mando a confeccionar las tiaras para sus hermanos y aunque se hicieron lo más rápido posible, no era suficiente y solo se lograron terminar a un día de la afamada fiesta.

Cada tiara tenía una piedra preciosa mágica, para Shū era un Zafiro, para Reiji un Rubí, para Raito un Jade, para Kanato un Diamante, para Ayato una Esmeralda y para Subaru un Ópalo de Fuego, todas estas piedras con un amuleto de protección, por lo tanto mientras las usarán en la fiesta, nada ni nadie podría dañarlos, cosa ya difícil al ser Vampiros Pura Sangre pero era mejor evitar que lamentar.

Seina no era el tipo de persona que dejará de lado la seguridad de su familia, incluso cuando estos no fueran en ningún caso muy cercanos a ella. En el único momento en que actuaría en modo de ataqué sería si la otra parte cometía un acto de traición.

Lo cual se esperaba no sucediera con sus hermanos, ya que incluso si ella no hiciera nada, la maldición actuaría en contra de ellos y los destruiría. No deseaba ese destino para ninguno de ellos.

Pero había un pequeño secreto que sus hermanos desconocían de ella, ya que en apariencia la mayor de los Sakamaki era la mujer perfecta tanto en modales como en sentimientos, pero durante los trescientos años anteriores a entrar en su letargo, vivió siendo conocida como la Princesa Sangrienta, fue la Comandante de todas las guerras que llevó el Reino de Lunaris contra otras naciones, imperios y reinados, ganó popularidad como una mujer implacable y llena de sed de sangre, tanto que muchos asumían que estaba loca, dado que cada batalla se convertía en un mar de sangre.

Su locura no era real pero si lo eran sus sentimientos de despreció por los Demonios del Clan Víbora, más porque Lucifer le había dicho que quienes mataron a Caelum habían sido precisamente demonios serpiente, los cuales no podía derrotar solo con el poder que tenía en su momento, debía conquistar el mundo entero si era necesario, necesitaba tener legiones de guerreros para tomar al Clan Víbora y someterlo a su voluntad, para así, hacerlos pagar por quitarles a su mejor amigo y primer amor.

Su objetivo se hubiese cumplido si tan solo Claude no atacase precisamente aquella noche pero luego de mil años de letargo, solo debía esperar a que ellos llegasen a su puerta y los tendría a su merced, después de todo, la venganza es un plato que se sirve frío, y ella tenía mucha paciencia.

Ahora estaban en el salón de la mansión Sakamaki, Seina se había sentado en uno de los sillones de la sala de estar y su padre estaba a su lado, ambos podían sentir a los hermanos acercarse apenas sintieron la presencia del Rey.