10.

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Había algo en la familia de Veronica que la pelinegra amaba con pasión, y ese algo era la forma en que sus padres cocinaban. Y no era por menos pues ambos eran chefs reconocidos mundialmente con más de un restaurante alrededor del mundo.

Así que cuando se reunió con su amiga y esta le dio la noticia de que sus padres estaban de vacaciones y se encontraban en su casa de veraneo, diciendo que le habían invitado ambas mujeres a almorzar con ellos, la boxeadora no dudo ni un solo segundo en aceptar aquella invitación.

Tenía bastante tiempo sin ver aquellas personas pues se habían mudado de país cuando su amiga latina casi acababa la carrera en la universidad, aunque aquello no les impidió de volver para su graduación.

Así que aquel día que tendría libre y que había acordado pasar la mañana con su mejor amiga, ya que su esposa estaría con Dinah poniéndose al día, también pasaría parte de la tarde con Veronica.

Cuando la mano de la castaña a su lado fue aquel timbre y la puerta fue abierta por una mujer muy parecida a Veronica, con la excepción de algunas canas demás vio la otra razón por la cual le encantaba visitar a los padres de su mejor amiga.

Eran personas totalmente diferentes dentro y fuera del trabajo, cuando había ido a uno de sus restaurantes a comer, principalmente aquel que casi siempre estaban, eran personas serias con un vocabulario fuerte y un tono de voz autoritario, sin miedo a gritarle a sus empleados cuando estaban en la cocina mientras que fuera de el eran increíblemente diferentes, que aveces ni ella misma los reconocía.

Los padres de Veronica eran muy parecidos a ella, claro esta que más calmados y con un aire más despreocupados, les gustaba usar ropa holgada, muchos collares, sobre todo andar descalzos. Los padres de su amiga eran algo hippies por así decirlo, tenían una mente bastante abierta y se te era muy fácil poder conversar con ellos.

Pero sobre todo, la madre de la castaña hacia los mejores brownies cargados que se pueda imaginar.

¡Laur, hija! — Saludo con emoción la madre de su amiga al verla — Pasen, pasen. Tu padre esta en la cocina. Pónganse cómodas, están en casa — Le dio un beso en cada mejilla con un fuerte abrazo a la pelinegra mientras que a su hija la lleno de besos mientras abrazaba al mismo tiempo que acariciaba su espalda.

Lauren sonrío cuando el olor a comida llego a su nariz, sea lo que sea que estaban haciendo olía de maravilla.

Tanto tiempo sin ver a mis niñas. ¿Quieren algún dulce o algo? — Veronica negó.

Gracias pero no, la última vez que decidí comerme un dulce de tu nevera llegue a clases en la quinta nube — La madre de Veronica rio con gracia mientras Lauren ahogaba su carcajada.

Recuerda aquella vez, Veronica había llegado bastante drogada a la escuela, estaban casi terminando y luego del efecto la castaña murmuraba que jamas probaría otro dulce o chocolate que prepara su madre.

Cariño, es que metes tu nariz, en donde no debes, además pensé que eso estaba olvidado no sabia que te habías vuelto tan sentida pero tu padre y yo hemos hecho estos huevos rellenos deliciosos, les traeré un poco y tranquilas no tienen ningún ingrediente de más — Acaricio la cabeza de ambas mientras volvía con una bandeja y aquellos huevos rellenos mientras en su otra mano traía tres copas de vino.

Dejo todo en la pequeña mesa para ir y volver con la botella de vino y servirle a sus invitadas.

Tengo tiempo sin verte, Laur, solo por televisión y de vez en cuando en las revistas. ¿Cómo te esta yendo?, ¿Qué tal sigue el boxeo?, ¿Cómo esta Camila y los niños? — Lauren sonrío dandole un sorbo a su copa.

K.O (II)| CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora