CAPÍTULO DIECISÉIS 📌

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«Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades».

Miguel de Cervantes

- No pensé que la noticia le afectaría tanto, Alice

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- No pensé que la noticia le afectaría tanto, Alice. – musita mi padre sujetando mis manos y yo abro los ojos con dificultad. ¿Qué hora es? ¿Por qué estoy en mi cama? ¿Por qué ambos me ven como si estuviera en mi lecho de muerte?

- Nada de esto es tu culpa, Robert... Elizabeth nunca estará preparada para perder su estilo de vida, aunque sea por unos meses. – le explica mi madre dejándome más mareada que antes. ¿A qué se refiere con perder mi estilo de vida? ¡Espero que no se esté refiriendo a repetir la misma ropa todos los días!

- ¿Qué quieres decir con eso? – inquiero con la voz débil. No tengo las fuerzas suficientes como para levantarme, y mucho menos, para hablar con claridad – ¿Por qué perdería mi estilo de vida por unos meses?

- Cariño, como bien hemos hablado antes, temporalmente no vamos a poder darnos ciertos lujos como siempre lo hemos hecho. – me responde mi padre intentando conservar la calma – Esto quiere decir que muchas cosas cambiarán a partir de este momento. Recuerda que no sólo lo hacemos por la empresa, sino también, por el bien de nuestra familia. Haremos unos cuantos recortes para conservar la casa y no tener que mudarnos a un vecindario de menor categoría.

- ¿Recortes? – titubeo mientras mi madre me impide levantarme de la cama. Al parecer, está muy preocupada por el repentino deterioro de mi salud.

- ¡Elizabeth, no te levantes! ¡Estás muy pálida y tienes que hacer reposo!

- ¿A qué se refiere con recortes? – le pregunto sin dejar de hacer contacto visual con mi querido padre, quien luce como si estuviera hablando con uno de sus accionistas – ¿Por qué despedir al personal de la casa? ¿Cómo viviremos sin ellos?

- Fue una decisión drástica, pero necesaria. Tenemos que bajar nuestra calidad de vida por unos meses y esperamos que puedas entenderlo. – sostiene ella – No creas que esto parece fácil para nosotros, Elizabeth. También sufriremos con los cambios que se avecinan.

- Sin embargo, nos adaptaremos lo más rápido posible. Después de todo, somos una familia invencible. Siempre hemos conseguido superar los obstáculos que se nos presentaban con éxito. – nos asegura mi padre forzando una sonrisa – Tómalo como una experiencia de vida... Ahora bien, no te desmayes con lo que diré a continuación...

- Robert, sé cuidadoso con tus palabras, por favor. – le pide mi madre y él asiente apenas con la cabeza para continuar.

- Para empezar, congelaremos tu tarjeta de crédito para que dejes de despilfarrar dinero por diversión.

Entonces, siento que todo se derrumba a mi alrededor. ¿Cómo podré vivir sin mi preciosa tarjeta de crédito con letras doradas que contienen mi nombre? ¿Cómo podré existir sin malgastar una fortuna en los centros comerciales de la ciudad? ¿Cómo soportaré el aburrimiento de los lunes por la tarde si no podré comprar un montón de cosas innecesarias por Internet? Me están dejando sin mi esencia principal. Están arrancando una parte de mi identidad. ¡Incluso pueden vender mis coches deportivos y no me sentiré tan mal, pero el amor de mi vida, quiero decir, mi tarjeta querida, tiene que quedarse conmigo y seguir funcionando!

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora