«Cuando pierdas, no te fijes en lo que has perdido, sino en lo que te queda por ganar».
Anónimo
Narra Elizabeth:
Creí que la noche empeoraría, pero ha sucedido todo lo contrario. Me he divertido mucho bailando con Thomas y ahora me está acompañando a casa. ¡Agh! De no ser por la gran diferencia abismal que separa mi sobresaliente popularidad de su imperceptible existencia, estoy muy segura de que seríamos buenos amigos. Por desgracia, nuestras posiciones sociales se encuentran lejos de coincidir entre sí, por tal motivo, el lunes tendré que fingir indiferencia cuando nos encontremos en los pasillos del instituto.
- Gracias por traerme. Terminaste mejorando mi noche. – confieso con una sonrisa y me mira como si estuviera contemplando una obra de arte. Si bien, es obvio que valgo muchísimo más que el famoso Salvator Mundi, me irrita que se quede viéndome de esa forma. ¡Agh! ¡Es tan obvio que se muere de ganas por confesarme su amor y lo oculta porque teme lidiar con mi evidente rechazo!
- De nada, que duermas bien. Nos vemos en el instituto. – se despide desde lejos con su mano, pero yo corro hacia él y beso su mejilla dejándolo más desconcertado que antes – ¿Qué fue eso?
- Pues, tu recompensa por comportarte como un caballero y sacarme un par de sonrisas en la pista de baile. ¡Ha! Y el idiota de Henry creyó que podría arruinar mi estado de ánimo...
- Me alegra haberte hecho sonreír. – suelta atontado, ignorando el hecho de que estoy insultando a mi patético ex novio – Ya debo irme...
- ¡Thomas, espera! – pronuncio su nombre y él se voltea para verme fijamente – ¿Puedo pedirte un favor?
- Claro, lo que sea.
- Cuando nos reencontremos el lunes, ¿puedes fingir que nada de esto pasó?
- ¿A qué te refieres? – pregunta desconcertado y trago saliva para explicarle mis razones.
- ¿No es obvio? Me refiero a que no te me acerques en el instituto. No trates de saludarme... Y mucho menos, intentes llegar a mi lado para decirme lo bien que la pasamos esta noche, pues si lo haces, no tendré problema en fingir indiferencia contigo. Lo siento si sueno cruel, pero debo volver a ser la diva de siempre y cuidar mi imagen para el baile de graduación.
- ¿Bromeas, verdad? – escupe molesto para agregar – Creí que esta noche había conocido a la verdadera Elizabeth Reece, aquella chica que me hizo reír con sus ocurrencias y terminó siendo mejor persona de lo que pensé. Hasta me sentí culpable por considerarte la persona más presumida e irritante. No obstante, ahora me doy cuenta de que sólo estabas fingiendo. ¿Por qué mejor no me dices que no te hable y ya? Lo que me has pedido está de más.
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Al borde del abismo
Ficção Adolescente"Elizabeth Reece se considera a sí misma como la perfección, pues lo tiene todo y nada le puede faltar. Siendo multimillonaria y popular, es la joven más envidiada de su instituto. Todos quieren parecerse a ella. En cambio, Thomas Stevenson es todo...