CAPÍTULO NUEVE 📌

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«Aquí no pasa nada, mejor dicho, pasan tantas cosas juntas al mismo tiempo que es mejor decir que no pasa nada».

Jaime Sabines

Narra Elizabeth:

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Narra Elizabeth:

Hoy es viernes por la noche y la cena de ensayo para la boda de la tía de Henry está por dar comienzo. A decir verdad, no quiero estar aquí, prefiero estar encerrada en la oscuridad de mi habitación, llorando por mi futuro incierto, mientras me mentalizo que todo va a estar bien y seguiré siendo perfecta, aunque me encuentre en bancarrota.

- Quiero irme de aquí. – soliloquio en voz casi inaudible, no pretendo que nadie de los presentes en esta aburrida cena me escuche.

- Cállate. – espeta Henry tratando de tomar mi mano, pero lo rechazo. Su contacto me da náuseas.

- ¿Cuándo terminará todo esto? – le pregunto bostezando. A veces pienso que Henry jamás va a poder superarme, es decir, ¡nadie podría tolerar ser dejado por la persona más perfecta de este mundo!

- ¡Lizzie, preciosa! – exclama la señora Markovich marcando su presencia con su chillona voz – ¡Tiempo sin verte! ¡Sigues igual que hace dos años!

- ¿Igual de perfecta? – intento bromear y ella hace una mueca.

- No, iba a decir que luces tan pálida como siempre. Deberías tomar más sol, cariño.

¿Cómo se atreve? ¡Ella debería cambiar de peluquero y tomar clases de modales porque al comer es peor que un cavernícola!

- Y usted debería... - comienzo a decir, pero mi novio falso me detiene.

- Mamá, con Elizabeth vamos a recorrer el salón. – le avisa no muy convencido y ella asiente.

- ¡Bien, pero no tarden! En menos de una hora llegarán todos los invitados y comenzará el ensayo.

- Creí que ya había empezado. – suspiro con pesar – ¿En serio debemos quedarnos una hora más? – le cuestiono a Henry, pero me ignora, tomando mi mano y arrastrándome por todo el salón.

- ¿Podrías dejar de ser inmadura aunque sea por una noche? – me reprocha cuando estamos lejos, a su vez, se sirve un poco de ponche – ¿Quieres? – señala la fuente y niego con la cabeza.

- ¿Yo? ¿Inmadura? ¡Tú eres el inmaduro que no acepta que he terminado contigo! – suelto ofendida.

- Sólo trato de protegerte. ¿Ya lo sabes, verdad? No puedes negarlo, Lizzie... Tu padre está muy preocupado. Estás a punto de perderlo todo, me necesitas.

- No, estás mintiendo. – trato de convencerme – Mi padre es un hombre de negocios, él sabe lo que hace. Mi familia jamás perderá nada, ellos nacieron para ser exitosos.

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora