0. 14: Vulnerabilidad

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En ese silencio, marcado solo por la respiración entrecortada de Mark, algo tácito, algo profundo, quedó sin decir entre ellos, pero presente, más fuerte que nunca.

Hyuck finalmente le quitó la camisa, dejando expuesto el torso herido de Mark. Durante un instante, el espacio entre ellos se llenó de algo intenso, como si un lazo invisible los hubiera atado en el momento en que sus miradas se encontraron. Sin decir una sola palabra, ambos supieron lo que el otro estaba sintiendo: la vulnerabilidad, el cansancio, pero también algo más, una conexión que ni siquiera el dolor o el miedo parecían poder romper.

Mark sintió un calor extraño en sus mejillas al darse cuenta de lo que venía después. Sabía que necesitaría ayuda para quitarse los pantalones, y eso lo avergonzaba. Miró a Hyuck, intentando mantener la calma, pero había algo en los ojos de su amigo, en la manera en que lo observaba sin juicio, que lo hacía sentir expuesto y, a la vez, comprendido.

El contrario notando la incomodidad de Mark, sonrió suavemente, en un intento por tranquilizarlo. Se agachó a su lado y, sin decir nada, comenzó a ayudarlo con un cuidado inmenso, como si cada gesto fuera una promesa silenciosa de que todo estaría bien.

Mark quedó finalmente con sólo la última prenda cubriendo su intimidad. Su respiración se hizo más pesada, tanto por el dolor como por la mezcla de emociones que lo atravesaban. Con extremo cuidado, Hyuck lo sostuvo del brazo, evitando cualquier contacto brusco en las zonas heridas, sus manos firmes pero suaves mientras lo ayudaba a acercarse a la tina de agua tibia.

Hyuck, consciente de la incomodidad de su compañero, mantuvo su mirada fija en su tarea, concentrándose en brindarle apoyo sin hacerle sentir vulnerable. Sin embargo, en el silencio del momento, la cercanía entre ellos se sentía más palpable que nunca, y el aire parecía cargarse con algo indescriptible. Para ambos, era mucho más que el acto de una simple ayuda; era una muestra de confianza en un mundo que se desmoronaba.

—Respira profundo, te sostengo —murmuró Hyuck suavemente, su voz baja y tranquilizadora, como una promesa en medio de la oscuridad.

Mark, sin decir una palabra, dejó que su cuerpo cediera, confiando completamente en su amigo, sintiendo en la cercanía y en cada gesto que, en ese instante, no estaba solo.

Mark metió primero un pie en el agua, y un escalofrío le recorrió el cuerpo al sentir el frío inesperado. Sus labios temblaron ligeramente, y casi retiró el pie por reflejo, pero Hyuck le apretó el brazo suavemente, dándole ánimos.

—Sé que está fría, pero te hará bien —con una pequeña sonrisa tranquilizadora—. Aguanta un poco, yo estaré aquí.

Mark asintió, respirando hondo, y se decidió a meter el otro pie, su cuerpo temblando ligeramente mientras el agua fría parecía adormecerle las heridas. Se quedó allí en silencio, cerrando los ojos por un momento, dejando que el frío aliviara el ardor de los golpes y cortes, mientras sentía la presencia de Hyuck a su lado, como un pilar inamovible.

Era extraño sentir tanta cercanía, una mezcla de incomodidad y alivio, pero se dio cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, podía permitirse bajar la guardia.

Mark mantuvo los pies dentro por unos segundos, aún dudando, como si la frialdad del agua lo mantuviera a raya. Respiró hondo y, tras armarse de valor, fue bajando poco a poco hasta que el agua lo cubrió un poco por encima de la cintura. No pudo evitar soltar un largo suspiro, entre dolor y alivio, ya que el agua, aunque fría, hacía reaccionar sus heridas. Un escozor punzante le recorrió la piel, y apretó los puños por instinto.

—Tómate tu tiempo —murmuró Hyuck, manteniendo su mirada fija en él, como si con solo su presencia intentara calmar el dolor de Mark.

Mark, todavía incómodo, asintió en silencio, centrándose en soportar el frío y el dolor. La cercanía de Hyuck le daba una extraña tranquilidad, una conexión que aún le costaba entender, pero en esos momentos de vulnerabilidad, le resultaba más fácil aceptar. Sabía que no podía seguir solo, que esa compañía era, en el fondo, lo que le ayudaba a mantener la esperanza.

Mark continuó echándose agua con delicadeza, concentrado en sus propios movimientos, intentando ignorar la incomodidad de saberse observado tan de cerca. Podía sentir la mirada de Hyuck sobre él, fija, atenta, lo cual lo hacía sentirse aún más vulnerable de lo que ya estaba. Cada roce de sus manos sobre sus heridas era un recordatorio de la fragilidad de su cuerpo en ese momento, pero también de la fortaleza que necesitaba para soportar el dolor.

De repente, en el reflejo del agua, Mark vio a Donghyuck levantarse lentamente y, para su sorpresa, comenzar a quitarse la camisa negra que llevaba puesta. La prenda, sucia y gastada por los días de huida, cayó al suelo con un ligero golpe sordo. Después, Hyuck se inclinó para deshacerse de sus pantalones, igual de deteriorados. Mark lo observó de reojo, sin atreverse a preguntar ni a reaccionar del todo, mientras un torbellino de emociones y pensamientos confusos se agitaban en su interior.

El otro chico notando la mirada sorprendida de su compañero, esbozó una media sonrisa y se acercó un poco más a la tina.

Hyuck se aclaró la garganta y, como si fuera algo sin importancia, comentó en voz baja:

—Yo también necesito lavarme… Ya no queda mucha agua.

Mark asintió con un leve movimiento de cabeza, haciendo un esfuerzo consciente por apartar la mirada y no invadir la privacidad de su compañero. Pero, mientras el silencio se acomodaba entre ellos, su vista regresó inevitablemente a Hyuck. Lo observó de reojo mientras este intentaba meterse a la tina, con el torso al descubierto. La piel de Hyuck tenía un tono bronceado, casi desgastado, marcado por la exposición al sol y las inclemencias de la situación que ambos enfrentaban. Sus costillas se dibujaban con claridad debajo de la piel, dejando en evidencia su delgadez extrema, fruto de días sin descanso y sin alimento suficiente.

Hyuck tenía el cuerpo magullado, y en su abdomen, justo bajo las costillas, Mark notó una herida, apenas cicatrizando, con rastros de sangre seca. Parecía que no había tenido tiempo de atenderse, como si hubiese ignorado sus propias heridas en su afán por cuidar de los demás. A pesar de su delgadez, había algo resistente y fuerte en su postura. Cada pequeño movimiento suyo mostraba una determinación que resonaba profundamente en Mark. Hyuck trataba de contener cualquier expresión de dolor, incluso cuando el agua helada se deslizaba por su piel herida, como si cualquier muestra de debilidad fuera inadmisible para él.

Mientras el de piel morena
se inclinaba para enjuagarse los brazos y el torso, Mark, con una mezcla de curiosidad y respeto, lo observó en silencio. Aquella persona que estaba frente a él no solo era un sobreviviente en el sentido literal; era alguien que, a pesar de todo, seguía en pie, aguantando el peso de cada herida, cada golpe y cada pérdida. El contraste entre la fragilidad de su cuerpo y la firmeza en su mirada despertaba en Mark un respeto profundo. Sin embargo, esa fragilidad también le recordaba que Hyuck era, como él, solo un joven enfrentando un mundo demasiado cruel.

Hyuck pareció percibir la mirada de Mark y levantó la vista. Por un instante, ambos se quedaron en silencio, sin palabras, sumidos en una atmósfera extraña, donde la vulnerabilidad de ambos los unía en una conexión silenciosa.

 Por un instante, ambos se quedaron en silencio, sin palabras, sumidos en una atmósfera extraña, donde la vulnerabilidad de ambos los unía en una conexión silenciosa

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¡Desde aquí empezará lo bueno!

¿Cómo es que se enamorarán nuestros protagonistas? Aaaah

INVASION -© [MARKHYUCK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora