0.15: Haechan...

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—¿Quien eras antes de todo esto?—Dudo un poco de su pregunta , Pero ya había roto el silencio.—¿Haechan?

El chico enfrente de él, dejo escapar una sonrisa leve, casi nostálgica, mientras se pasaba su mano por el cabello húmedo, apartando lo de su rostro.
Exhaló despacio, como si al hacerlo también soltara parte de un pasado que todavía dolía. Finalmente, habló con una voz profunda, sin rastros de esa energía que solía caracterizarlo.

—Es otro yo… alguien que ya no existe.

Mark frunció el ceño, intentando entender el significado de esas palabras, pero Hyuck notó la confusión en sus ojos y decidió explicarse.

—Haechan… —Sonrió con amargura al recordar—, él era un chico que soñaba con ser un artista. Le gustaba bailar, la música… divertirse con sus amigos. ese chico vivía en otro mundo. —Hizo una pausa, mirando hacia algún lugar distante, como si los recuerdos lo arrastraran—. El que ves aquí, el que soy ahora, es Lee Donghyuck. Un chico común que trabajaba los fines de semana en un supermercado para ayudar a su padre a pagar las cuentas.

Se pasó la mano por el cabello, soltando un suspiro que cargaba con años de frustración y resignación.

—Mi padre… él nunca apoyó mis sueños. Para él, todo eso de la música y el baile eran solo tonterías que no me llevarían a nada. Me decía que debía ser “realista”, que no había futuro en eso. Así que cada vez que salía de casa, yo era Haechan. Y cada vez que volvía… —su voz se quebró apenas, pero recobró la calma rápidamente—, era solo Lee Donghyuck, el chico que dejaba a un lado sus sueños por una realidad que nunca escogió.

Mark sintió un nudo en el estómago, una mezcla de compasión y respeto. Entendía que, en un mundo donde hasta los sueños parecían un lujo, Hyuck había encontrado su identidad en los pocos momentos en que podía ser libre, aunque esa libertad estuviera siempre a medias, limitada por las expectativas y el deber.

—Y ahora… —prosiguió Hyuck, con una mirada más dura, más decidida—, aquí estoy. Haechan ya no existe… porque no hay espacio para él en este mundo. Solo queda Donghyuck, y él va a pelear, va a hacer lo que sea necesario para seguir vivo.

Mark quedó en silencio, asimilando cada palabra, cada fragmento de una historia que parecía hecha de renuncias y sacrificios. Se dio cuenta de que frente a él había alguien que, pese a la dureza de esta realidad, había sobrevivido al peso de un pasado roto, al sacrificio de sí mismo. Y aunque ese pasado doliera, en Hyuck había una fuerza inquebrantable.

Hyuck se encogió sobre sí mismo, apoyando la cabeza en sus rodillas, intentando protegerse de un dolor invisible que parecía aplastarlo. La luz tenue hacía que su figura pareciera aún más frágil, como si cada palabra confesada lo hubiera vuelto más vulnerable.

Mark, observándolo en silencio, sintió una punzada extraña en el pecho. Era una mezcla de empatía, dolor compartido y una urgencia inexplicable por romper esa soledad en la que Hyuck parecía sumido. Antes de que su mente pudiera frenar el impulso, su mano salió del agua y, con suavidad, se posó sobre la de Hyuck, que descansaba en su rodilla.

El contacto fue breve, y la piel de ambos estaba fría por el agua. Hyuck levantó la vista lentamente, como si no pudiera creer que alguien estuviera realmente ahí, tan cerca de él, dispuesto a compartir ese peso.

Mark no encontró palabras. No sabía qué decir, no sabía cómo aliviar el dolor que Hyuck había cargado por tanto tiempo. Pero, en ese gesto, deseaba hacerle entender que ya no estaba solo, que alguien, en medio de toda esa tragedia, estaba dispuesto a estar con él. No como Lee Donghyuck ni como Haechan… sino simplemente él. En silencio, compartiendo una promesa muda.

INVASION -© [MARKHYUCK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora