Capítulo 20

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Emmett me agarra de la cintura con fuerza, y se sienta en la cama, juntando nuestras frentes, pudiendo ver de primera mano como sus ojos se oscurecen rápidamente. Me tumba sobre el colchón y deja un beso en mi mejilla, quedándose así.

—¿Estás segura? —Pregunta suavemente —No quiero obligarte a nada, si no estás lista, puedo esperar a que lo estés.

—Puede que tu tengas la voluntad de esperarme, pero yo no, te necesito dentro de mí —Susurro acariciando su mejilla —Y no tengas miedo a romperme, soy igual de resistente que tú.

Emmett sonríe y comienza a desvestirme lentamente, con reverencia. Deja besos en cada trozo de piel que descubre, borrando cada mal recuerdo que puedo ir recuperando, sabiendo que este grandullón siempre estará a mi lado.

Observo que mi chico tiene demasiada ropa, así que tironeo de su camiseta hasta que esta desaparece, dejándome con la boca abierta, ¿cómo alguien puede ser tan sexy, atractivo y guapo? Se queda sonriendo con orgullo, evidentemente complacido por mi reacción.

—¿Ves algo que te guste? —Pregunta flexionando su estómago para que sus abdominales se vean mucho más apetecibles, luego levanta ambos brazos para que vea sus músculos, evidentemente, haría lo que cualquiera en mi lugar.

Paso mi lengua por su duro estómago, y acabo en la pretina de sus vaqueros, los bajo desesperada y me sorprende ver su tamaño, pero claro, Emmett es enorme, lo normal es que su erección vaya a juego con su cuerpo.

Empuño su erección con la mano, y con un arranque de valentía, paso mi lengua por su punta, generando que Emmett tensé el cuello y eleve la mirada al cielo, como si la sensación fuera demasiada para él.

Comienzo a hacerle una felación, siendo la primera que hago, pero por los ruidos que hace Emmett, creo que no se me da nada mal, además de que también me está gustando esta situación.

—Ah, cariño, me voy a... —Gime Emmett bajando la mirada para verme con todo lo que puedo abarcar, dentro de mi boca. Comienzo a bombear mucho más rápido hasta que se viene en mi boca —Dios... La mejor, eres la mejor.

Sonrío y dejo que Emmett vuelva a colocarse sobre mí, asombrándome de ver que ya vuelve a estar duro y erecto, gimo cuando su punta roza mi clítoris antes de introducirse dentro de mí, y contrario a lo que pensaba, Emmett se mueve con suavidad, dejando que me acople a su tamaño, pese a que mi cuerpo demande que me lo haga duro.

Poco a poco, el ritmo que marca Emmett se vuelve rápido y desesperado, generando orgasmo tras orgasmo, sin necesidad de parar para que su erección recobre la dureza, ni que yo tome aire.

Al despertar [Emmett Cullen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora