Cap 4. Más sabe el diablo por viejo, que por diablo.

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La gente murmura siempre sobre usted, supongo que ya lo sabe, no creo que esto sea una sorpresa. Dicen que no tiene corazón, que en algún momento éste se convirtió en piedra. No lo creo, creo que eso que ven todos es sólo una coraza, una careta que se ha impuesto, no sé por qué, pero creo que bajo todas esas capas oscuras, se esconde un buen corazón.

Cap 4. Más sabe el diablo por viejo, que por diablo.

Hermione Granger escuchó a su espalda el sonido característico que hacía un mago cuándo se aparecía en un lugar un tanto complicado. Estaba segura que la casa de su profesor estaba protegida por toda clase de encantamientos y hechizos, pero había alguien que lo había conseguido burlar, en el momento más inoportuno.

Entonces vio su rostro.

Las facciones relajadas del profesor, su rostro de ardiente deseo, cambió en segundos, por una cara de pánico, de miedo contenido.

Giró medio cuerpo para poder contemplar quién había invadido la casa del profesor, sintiendo cómo el profesor se alejaba de ella a toda prisa.

Entonces pudo verlo, a él, al que muchos no se atrevían nombrar.

Los contemplaba con aquellos ojos rojos, cargados de furia, de odio en más estado puro.

Sólo se permitió un segundo de duda. Los había pillado en una situación más que vulnerables, indefensos, pero al menos no iba a dejarse atrapar.

Hermione sacó su varita del bolsillo interior de su vestido, su madre le había confeccionado bolsillos secretos en su ropa dónde poder llevarla siempre consigo.

Giró por completo el cuerpo, mientras intentaba deslizarse con agilidad por el tablero de la mesa, a la vez que apuntaba aquel engendro.

Voldemort siquiera alzó la mano que sujetaba su varita para intentar defenderse de su ataque.

El cristal de una ventana estalló en mil pedazos y un malefició impactó contra ella, que la lanzó contra el suelo e hizo que perdiera la varita.

La inundó un tremendo dolor, como si alguien la estuviera abriendo en canal con una espada al rojo vivo.

No pudo evitar gritar por ello.

-¡MALDITO HIJO DE PUTA! ¡MALDITO TRAIDOR!- gritó a pleno pulmón una desquiciada Bellatrix Lestrange, que se colaba al interior de la casa por una ventana rota.

Aquel engendro sólo alzó una mano hacia la bruja en señal de silencio y eso bastó para que la mujer lo hiciera, como un obediente perro guardián, pero dispuesta a entrar a matar en cualquier momento.

Una enorme serpiente se movía por los pies descalzos de aquella siniestra criatura, expectante, inquieta. Voldemort giró levemente la cabeza.

-Mi señor...- saludó el profesor de pociones, inclinando su cabeza, sumiso, humillándose.

Eso repugnó mucho a la muchacha.

Lord Voldemort se dirigió al profesor de pociones, ignorándola, como si no le diera importancia a su existencia.

-Vaya Severus, no conocía tu gusto por tus estudiantes...

Severus Snape alzó la cabeza, ahora llevaba esa expresión que tan bien conocía Hermione. La de indiferencia, la de odio, la de hastío. Ese rostro que mostraba siempre al mundo.

-Siempre me han excitado y las jóvenes de ahora son tan volubles, que son muy fáciles de embaucar y seducir, mi señor...

Hermione percibió una mueca en aquel rostro sibilino y sus ojos recorrieron el suelo buscando su varita. No quería escuchar más, no quería estar más indefensa. Tenía que irse de allí.

Te esperaré en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora