Tan real

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|Nagisa|
Me levanté de la cama, fui corriendo en busca de la mujer que en el cuarto de al lado dormía, ya se había levantado y un olor a huevo con tocino invadió mi olfato, seguí el aroma que me llevo a la cocina donde ya servido mi plato estaba, un vaso de jugo de naranja y una adormilada mujer viendo por la ventana con una taza caliente de chocolate, el café nunca a sido su favorito.

+Siempre me pregunte si alguien sabe la suerte que tiene al poder admirar está vista. Dijo arrastrando sus palabras con una especie de calor en ellas.
-Las personas ven las cosas diferentes, no todos aprecian el poder ver la luz del sol entrando por la ventana tratando de llegar a ellos-

Mi tía dirigió la mirada a mi, yo me encontraba comiendo, su cara fue de confusión pero acabo con una sonrisa.

+¿Quieres acercarte a ver? Pregunto extendiendo sus brazos en señal de un abrazo, y me sentó en sus piernas, lo que estaba ante mis ojos no era el parque de siempre, ni las nubes blancas en un cielo perfectamente azul con algunos destellos del sol colándose por entre los agujeros que las nubes hacían solo para que ellos entraran, no, no era la vista de siempre.

Mis ojos fueron guiados hacia una casa que ahí se encontraba, mayor fue mi sorpresa cuando ahí estaba yo hace algunos años, cuando aún era un niño, la imagen era tan real que podría jurar que si extendía mi mano un pequeño Nagisa se sonrojaría con el tacto de ella.

Me reí un poco cuando ví que caí al suelo haciéndome una herida pequeña en la rodilla, estoy seguro que esa no fue la reacción en ese entonces, llore sin cesar más que nada porque mi paleta cayó al suelo, de pronto detrás de mi apareció ella, se veía más joven, con una mirada radiante.

Pero los abrazos siguen siendo igual de cálidos, pasará el tiempo y solo pido que eso nunca cambie.

Se acerca hacia mi y en un abrazo carga al pequeño Shiota que no puede controlar sus palabras con el llanto, besa mi frente, y comienza a narrar un cuento que poco a poco va borrando mi cara triste para poder prestar atención con asombro, ¿Un caballero peleando con un dragón por el amor de una princesa? ¿Acaso no es lo más sorprendente que un niño puede escuchar? Para mí, lo era, porque jamás había escuchado algo así, porque era increíble... porque venía de ella.

Sonreí con un poco de lágrimas en mis ojos y me gire hacia ella separando mi mirada de aquel recuerdo que muy guardado en mi mente estaba, le doy un beso en la frente espero que ella pueda sentir lo mismo que sentía yo cuando lo hacía, transmitir que siempre estaré para ella.

La luz del sol comienza a darme en los ojos que incluso me hace cerrarlos, pero al abrirlos, ya no estaba en la cocina, solo puedo ver el techo de mi habitación, parpadeo un poco y me dirijo a cerrar las cortinas de la ventana pero algo me detiene, el sol se ve igual que como en mi sueño, si tan solo podría volver a el, no, es más, volver a cuando era un niño, volver a escuchar esas historias, se que me escucharé ambicioso, pero eso deseo y no estar aquí, estar ambos en un lugar donde no pueda haber dolor, ni tristeza, ni enfermedades.

Ya no soy ese niño, ya no puedo ignorar el dolor con una historia, y sobre todo no puedo fingir que el cáncer de ella es ficticio.

caricias adictivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora