Prólogo:

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Kal-El de la casa El.

Los El era una familia dominante y poderosa en Roma, llena de políticos y generales, se regocijaban en el manto del emperador, tenían riquezas bastas y estatus, además de la bendición del mismo emperador.

Kal El era el general de las vastas legiones de Roma, el comandante de todos aquellos hombres traídos a la infernal guerra, era amado y respetado por todos, era justo, recto, leal y firme todo lo que un buen gobernante debe ser.

Un alfa sin igual, con amplio intelecto en las estrategias de guerra y el amor sobre toda Roma imponía en su agerrido corazón.

Era amado por el emperador como un hijo y el amor fraternal era correspondido por el mismo.

— Kal — murmuró el emperador al verlo entrar en su tienda en medio de aquel campamento — Se que extrañas a tu familia, pero tengo que darte un inconveniente más en esta guerra — Kal inclinó su cabeza con respeto a su gobernante.

— Lo que usted me pida su majestad —toda esa decisión se vió reflejada en las tan devotas palabras, el viejo hombre tomó su hombro con amor fraternal y lo sacudió con vehemencia y rectitud.

—Quiero que seas el próximo emperador — Kal no pudo ocultar su asombro, sus ojos amplios y la boca entre abierta le daban una buena vista al hombre que lo miraba con orgullo.

— Su hijo de sangre...— el viejo hombre chasqueo la lengua alejándose del alfa para tomar la botella de vino.

— Es muy joven y es inexperto, nunca podría gobernar igual que tú, alguien que ha visto la vida antes y después de la guerra — el alfa viejo tomó de un solo empuje una copa de vino llena.

— Su majestad no sé qué decir, es un gran honor — El alfa río a carcajadas ante el rostro sorprendido y blanco de Kal - El ser emperador era una gran carga-.

— Solo di que sí, hijo mío — Kal tomó la copa que el viejo alfa le permitía, Kal solo asintió a la petición de quien consideraba su segundo padre.

(.....)

La tranquilidad de la noche lo abrumaba, casi toda su vida se la había vivido de guerra en guerra, sin poder disfrutar en sí de su omega, no ha conocido a su cachorro, pero pronto lo conocería, iría a casa pronto y después el emperador lo proclamaría el nuevo gobernante.

Esa noche era como muchas otras, no podía dormir por los momentos vividos en la guerra, desesperándolo y sudándolo en el transcurso de sus pesadillas.

Desenvaino su espada al escuchar un intruso en su tienda.

— Mi general— suspiró lleno de alivio al ver uno de sus pupilos.

—¿Qué es lo que pasa? — se puso firme al ver la preocupación en el rostro del chico.

— El emperador ha muerto — Kal sintió que un pedazo de su corazón se rompía, su otro padre, su mentor, su amigo; había muerto de forma misteriosa, nunca podría ser llenado con nada.

— Su hijo, su hijo ha tomado el mando en un segundo y piensa matarte Kal debes irte, toma a tu omega y a tu cachorro y huye lejos, tan lejos como puedas — Kal no era ajeno a los sentimientos oscuros hacia su persona de parte de primogénito de su emperador, pero llegar al punto de querer matarlo por celos era infantil.

El muchacho tomó unas cuantas cosas regadas en la tienda, para su general, las necesitaría, hacia frio afuera.

— Debes irte — volvió a repetir, tirando una bolsa en el pecho del alfa.

— No huyo de mis batallas — gruñó Kal, mirando el desespero del joven.

— De esta sí, mi general, nosotros somos leales a usted, pero también al emperador, no deseamos ver su sangre en nuestras espadas — como pudo, como beta no tenía la misma fuerza que un alfa, así que con todas sus fuerzas empujó el enorme cuerpo de Kal hacía un caballo.

Innvictus ⌠SuperIron⌡Where stories live. Discover now