Un bello día de invierno, mientras amanecía, me encontraba yo sentado en la orilla de mi cama, mirando por la ventana, pensando en si realmente Ivone merecía tanto la pena por mis desvelos, por las atenciones que yo le daba y por todo lo que hacía por ella, más sin embargo, recordé que lo que uno hiciera, jamás debería hacerlo buscando algo a cambio; que siempre se debe de actuar con nobleza y de manera desinteresada, pero aun así, yo tenía aquella sensación de que estaba dando demasiado por ella; de que todas aquellas cosas que me encontraba haciendo, las podía hacer quizá por otra persona que notará todos aquellos esfuerzos por ser tomado en cuneta algún día, por ser amado como yo amaba, por recibir aquello que daba...
Me decidí, deje de lado todo, empecé a evitar poco a poco a Ivone, a dejar de hacer todo aquello que hasta el momento me encontraba haciendo sin dificultad; decidí renovarme, ser alguien diferente, buscar alguien que realmente mereciera todo el amor que yo tenía para brindar, y no solamente alguien que me buscaba cada vez que tenía problemas con su relación y de la cual yo sabía, jamás iba a salir de ahí y jamás me vería como una opción viable de ser su pareja...
Por algunas situaciones familiares, mi madre decidió mudarse a un vecindario nuevo un poco alejado de donde estábamos viviendo en ese momento y sentí que realmente podía ser una nueva oportunidad para empezar de cero y conocer a alguien que realmente llamará mi atención, y yo la suya, claro esta; empecé a hablar con más chicas de mi edad, unas un poco mayores, otras un tanto menores, pero realmente seguía sin haber una que me llamase realmente la atención, que logrará realmente cautivar mi mente con su inteligencia y mi corazón con su nobleza; no había nadie que realmente me satisficiera y que llenara todos los estándares de aquello que yo buscaba en una mujer, mismos que habían sido puestos ahí por Ivone...
"Lo mejor de la vida, llega sin esperarlo", solía decir mi abuelo, y ¡Oh sorpresa!, conocí una chica mas pequeña que yo (Un año para ser exactos), la cual si bien no estaba del todo cuerda, complementaba perfectamente mi locura; era una chica linda, tez clara, cabello chino, unos ojos pequeños pero que cautivarían a cualquiera, una sonrisa inocente y un alma bondadosa y pura; si bien no tenia un gusto especial por cualquier clase de característica o rasgo físico, todo lo que denotaba aquella chica llego a fascinarme desde el primer momento en que la vi, desde su forma de ser, de vestir, de actuar, para una chica de su edad en nuestra época, aquella mujer que yo tenia enfrente era oro puro...
-¡Hola! -Me presenté con entusiasmo aunque un poco temeroso- Mi nombre es Richard, ¿Podría saber cuál es tu nombre?
-Aitana - Dijo con una simpática sonrisa en su rostro- Un gusto conocerte Richard... No te había visto antes por aquí, ¿Eres nuevo en el vecindario?
-Si, la verdad es que mi madre se acaba de mudar y no conozco mucha gente de este vecindario, ¿Te molestaría darme un recorrido por aquí?, digo claro, si no es que tienes algo mejor que hacer o piensas que soy un psicópata y quiero secuestrarte jajaja
-Jaja, eres muy bromista, me caes bien; por supuesto que te acompaño a hacer un recorrido por el vecindario, no tengo nada mejor que hacer y te ves como un chico interesante
Y ahí comenzaría todo, por un cambio de aires, por un cambio de actitud...
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El Árbol Del Amor
RomantikRichard, un pequeño chico de apenas 12 años descubre aquello de lo que todo mundo le había hablado; "El amor", pero no sin antes toparse ante todas las adversidades que sufren las personas al enamorarse.