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El chirrido de la puerta hace que los prisioneros levanten la cabeza.

- ¡Oh ____! Bienvenida de vuelta - saluda feliz el gigante.

- Buenas tardes Jinbei - responde la chica con una sonrisa-. ¿Qué tal habéis pasado la mañana? ¿Estaba bien la comida?

- Todo tan aburrido como siempre - asegura negando con la cabeza-. Y la comida todo lo bien que puede estar si no la traes tú.

- Lo siento por eso, estamos muy ocupados últimamente - comenta rascándose la nuca.

- Oh, ¿y eso?

- Han arrestado a una nueva tripulación pirata - dice comenzando a barrer-. Son de poca monta, la gran mayoría no tienen ni recompensa. Pero un vicealmirante ha decidido hacer una visita y los altos mandos nos están exigiendo un trabajo impecable a todos.

- Eh... Debe ser duro.

- No es la gran cosa - asegura con una leve y triste sonrisa-. Al fin y al cabo soy una mindundi.

La expresión de Jinbei se entristece ante las oscuras palabras de la chica. El pesado silencio que se instaura en la celda dura unos largos instantes, en los que solo se escucha la fricción de la escoba contra la piedra.

- _____ - al escuchar su nombre, la joven alza la cabeza, encontrando una brillante sonrisa en el rostro del gyojin-. Que sepas que eres mi mindundi favorita.

_____ no puede evitar sonreír, contagiada por el entusiasmo y cariño de las palabras que aquel gigante le había dedicado.

- Woaah... - bosteza el hombre-. Creo que voy a echar una cabezadita. Los gritos de anoche no me dejaron dormir.

- Te vendría bien. Tienes una ojeras enormes - comenta ella.

- Luego nos vemos - dice agachando la cabeza y cerrando los ojos.

- Que descanses - susurra sonriente.

De esta manera, la joven vuelve a su trabajo, barriendo en absoluto silencio para no molestar a su amigo. Los minutos pasan y pronto resuenan ronquidos en la celda. Pero eso no cambia nada: _____ sigue limpiando con una sonrisa y Ace no despega la vista de ella. Está dudoso, alerta. Preguntándose cuáles son sus verdaderas intenciones. No es normal que una marine actúe así con los prisioneros. ¡Son piratas por dios! ¡Asesinos y delincuentes! Está claro que tiene algún motivo ulterior para hacer todo esto.

- ¿Necesitas algo? - pregunta suavemente, sin dejar su tarea.

- ...

- ¿Vas a seguir mirándome así mucho tiempo? No conseguirás que me estalle la cabeza ni nada por el estilo - comenta tranquilamente, dándose la vuelta y haciendo contacto visual con el joven.

- ...

La intensidad de sus miradas deja claro que ni uno ni otro piensa cambiar de parecer. Y, en un instante, se enzarzan en una guerra por ver quien aparta antes la vista. Lo cierto es que si las miradas matasen, ____ ya estaría varios metros bajo tierra. Aunque la carcelera tampoco se queda atrás en ese sentido: si es por cabezonería, no va a ganarle nadie. No obstante, tras un par de minutos, la chica desiste y suspira. No tiene tiempo para tonterías.

- Ah... En fin...

Susurra y continúa barriendo. Así pasa un cuarto de hora y otro, mientras el comandante no deja de mirarla, tanto de pie como de rodillas, limpiando su sangre del suelo. No siente lástima por ella, ni se conmueve al ver su esfuerzo. Tampoco levanta las piernas para facilitarle el trabajo, incluso cuando sabe que la gran mayoría les tira un cubo de agua y dan por terminada la limpieza. Ace está decidido: no va a caer en sus sucios trucos.

Tras las rejas (Ace y tú)Where stories live. Discover now